Blogia
Identidad y Comunidad

Historia y Cultura

La religión de Europa

Alain de Benoist

[Traducción de C. G.]



Para algunos que como yo, consideran que la cristianización de Europa, la integración del cristianismo en el sistema mental europeo, fue el acontecimiento más desastroso de toda la historia ocurrida hasta ahora - la catástrofe en sentido propio del término - ¿Que puede significar hoy el término de "paganismo"? Cuestión tanto más fundamental que esta al orden del día, así como dan prueba de las recientes polémicas, en una fecha en la que, aunque algunos puedan pretender, no es el politeísmo el que es un "pasadismo", sino el monoteísmo que es puesto en cuestión, cuyo dominio se agrieta en todas partes, mientras que bajo formas a menudo torpes, a veces aberrantes, generalmente inconscientes, el paganismo manifiesta de nuevo su presencia (1) .

Discutir la actualidad del paganismo es innecesario. El neopaganismo no es un fenómeno de secta - como se lo imaginan, no sólo sus adversarios, sino también los grupos y capillas paganas, a veces bien intencionadas, a veces torpes, a menudo involuntariamente cómicas y perfectamente marginales. No es tampoco un "cristianismo invertido", que reanudaría con distintas formas cristianas - del sistema ritos hasta el sistema de objetos - su equivalente o su contraparte. Lo que debe temerse hoy, no es tanto la desaparición del paganismo como su resurgimiento bajo formas primitivas o pueriles, emparentadas con esa "segunda religiosidad" que Spengler hacía una de las características mas notorias de las culturas en decadencia. Lo que exige una serie de aclaraciones.

En primer lugar, el paganismo no es un "retorno al pasado ". No consiste en apelar "a un pasado contra otro pasado", así como ha escrito de manera incoherente Alain-Gérard Slama (Lire, abril de 1980). No manifiesta el deseo de regresar a un "paraíso perdido" (tema más bien judeocristiano) y menos, contrariamente a lo que afirma gratuitamente Catherine Chalier (Les Nouveaux Cahiers, 1979) a un "origen puro".

En una fecha en la que no se deja de hablar de "arraigo" y de "memoria colectiva", el reproche de "pasadismo" no tiene sentido. Todo hombre nace en primer lugar como heredero; no hay identidad individual o colectiva sin consideración de lo que se ha producido antes. Así como había ayer que ver el espectáculo grotesco de la denuncia contra los "ídolos paganos" por misioneros cristianos adoradores de sus propios tótems, hoy es mucho mas cómico ver denunciar el "pasado" (indoeuropeo) por los que no dejan de elogiar la continuidad histórica judeocristiana y de devolvernos al ejemplo de Abraham, Jacob, Isaac y otros Beduinos protohistóricos.

Es necesario saber por otra parte lo que significa la palabra "pasado". Rechazamos inmediatamente la doctrina judeocristiana que hace del pasado definitivamente una etapa pasada de una línea progresiva que llevaría necesariamente a la humanidad desde el jardín del Eden al tiempo mesiánico. No creemos que haya un sentido inherente de la historia. El pasado es para nosotros una dimensión, una perspectiva presente en toda actualidad. Solo hay acontecimientos "pasados" siempre que se inscriban como tales en el presente. El "pasado" participa, pues, necesariamente de esta característica de la conciencia humana que es la temporalidad, la cual no es ni la "cantidad de tiempo" mensurable de la que habla la lengua corriente (la temporalidad es al contrario cualitativa), ni la duración evocada por Bergson, que pertenece a la naturaleza no humana - la temporalidad pertenece al hombre. La vida como "preocupación" (Sorge) es extensiva de sí misma; no llena pues ningún marco temporal preestablecido. El hombre solo es proyecto. Su conciencia misma es proyecto. Existir, es exsis, proyectarse. Es esta movilidad específica de la extensividad que Heidegger llama el "historial" (Geschehen) de la existencia humana - un historial que señala la "estructura absolutamente propia de la existencia humana que, como realidad trascendente y realidad revelada, hace posible la historicidad de un mundo". La historicidad del hombre se debe a que el "pasado", el "presente" y el "futuro" están asociados en toda actualidad. En este sentido, el reproche - típicamente judeocristiano - de "pasadismo" esta enteramente desprovisto de sentido.

No puede haber "pasadismo" sino en la visión monolineal de la historia, en una historia donde, precisamente, lo que "pasó" no puede volver a suceder de nuevo. Mas bien, creemos en el Eterno Retorno. En 1797, Hölderlin escribe a Hegel: "no hay destrucción, por lo tanto la juventud del mundo debe reaparecer desde nuestra descomposición". Dice también: "si lo divino existió, entonces regresara de nuevo, ya que es eterno". En realidad, no se trata de volver al pasado sino de estar vinculado a él - y también, por el hecho mismo, en una concepción esférica de la historia, de conectarse con lo eterno, deshacerse de la tiranía del Logos, de la monstruosa tiranía del Libro y de la Ley, para entregarse a la escuela del Mythos y de la Vida. En la Grecia antigua, observa Jean-Pierre Vernant, "el esfuerzo de recordar todo tiene por primera función, no la de construir el pasado individual de un hombre -que-recuerda, de construir su tiempo individual, sino al contrario de permitirle escapar del tiempo " (declaración aparecida en el Nouveau Observateur, 5 de mayo de 1980). Se trata hasta de referirse a la "memoria" del paganismo, no de una manera cronológica, para regresar de nuevo al "pasado", sino de una manera mitológica, para buscar lo que, a través del tiempo, nos supera en el tiempo y nos habla aún hoy. Se trata de conectarse a lo insuperable, y no al "pasado".

Los términos de "principio" y de "final" no tienen ya entonces el sentido que les da la doctrina judeocristiana. En la perspectiva pagana, el pasado es siempre futuro (futuro). "Herkunft aber bleibt stets Zukunft", ha escrito Heidegger: "lo que es el origen sigue siendo un futuro, permanece constantemente bajo la influencia de lo que debe venir".

En su Introducción a la metafísica, Heidegger examina precisamente la cuestión del "pasado". Un pueblo no puede triunfar sobre el "oscurecimiento del mundo" y la decadencia sino por medio de la condición de querer permanentemente un destino. Ahora bien, "solo habrá un destino sí en primer lugar él crea en sí mismo una resonancia, una posibilidad de resonancia para este destino, y si incluye su tradición de manera creativa." Todo eso implica que este pueblo, como pueblo, se expone él mismo en el ámbito originario donde reina el ser, y así haya el origen de Occidente, a partir del centro de su proceder futuro"."Es necesario, en otros términos, encontrar el origen de nuestro de ser-alli' espiritual como providencial, para transformarlo en otro principio". Y Heidegger añade: "para que un principio se repita, no se trata de colocarse detrás de él como algo pasado, que es conocido ahora y que no hay que imitar, sino que es necesario que el principio sea refundado más originariamente, y con todo lo que un verdadero principio implica de desconcertante, de indeterminado e inseguro ". En efecto, "el principio está allí." No está detrás nosotros como lo que fue hace mucho tiempo, sino que está ante nosotros. El principio hizo irrupción en nuestro futuro. Nos da su grandeza a la que debemos incorporarnos".

No hay pues retorno, sino un recurso al paganismo. O, si se prefiere, no hay retorno al paganismo, sino retorno del paganismo a lo que Heidegger llama "otro principio". Proyecto que manifiesta el poder creador del hombre y que, como tal, no puede resultar sino "blasfemo" a los sectarios del Logos. En hebreo, la palabra "principio" tiene por otra parte también el sentido de "profanación": comenzar, es competir con Dios. Es tan verdadero que el episodio del Génesis, "entonces se interpreta se comenzó a alegar el nombre de Yahvé" (4, 26) en la teología del judaísmo se interpreta, no como el principio del monoteísmo, sino como el principio del paganismo ("Entonces él comenzó"). Este verbo significa profanar. Se comenzó a dar a los hombres y a las estatuas el nombre de Santos y a llamar Dioses los ídolos (comentario de Rachi sobre Gen. 4,26). Por otra parte, desde Siméon Bar Yoar hasta nuestros días, la cultura pagana antigua no ha dejado de ser objeto de críticas y acusaciones (véase François Fontaine, "la conspiración contra Roma", en Le Figaro Magazine, 12 de abril de 1980). Este solo hecho, bastaría para mostrar cuánto del "pasado" sigue estando presente a los ojos de los mismos que lo denuncian. "No es una casualidad", ha escrito Gabriel Matzneff, "que nuestro vigésimo siglo, fanático, rencoroso, doctrinario, no pierda la ocasión de dar una imagen difamatoria y ridícula de los antiguos Romanos : "por instinto, odia lo que le es superior "(Le Monde, 26 de abril de 1980)."

Entre los siglos XV y XVI, el Renacimiento fue completamente un renacimiento. Nació, a partir de Florencia, de una reanudación del contacto con el espíritu del paganismo antiguo. "Se trataba, dirá Renan, de ver la Antigüedad frente a frente." No fue un retroceso, un simple resurgimiento del "pasado", sino al contrario el inicio de una nueva aventura del espíritu, de una nueva aventura del alma faustica que en adelante triunfó. Así mismo hoy, el neopaganismo no es una regresión de ningún modo, sino al contrario la elección deliberada de un futuro más auténtico, más armonioso - una elección que proyecta en lo sucesivo, para una nueva creación, lo eterno de donde procedemos.

Si se admite que algo es grande, ha dicho Heidegger, "entonces en el origen de eso permanece lo que hay de superior". El paganismo hoy es, pues, obviamente, en primer lugar una determinada familiaridad con las religiones indoeuropeas antiguas, con su historia, su teología, su cosmogonía, su simbolismo, sus mitos y sus mitemas, etc. Una familiaridad de conocimientos, y también una familiaridad espiritual. No se trata solamente de acumular conocimientos sobre las creencias de las distintas religiones de la Europa pre-cristiana (ni por otra parte de ignorar lo que puede distinguirlas, a veces profundamente, a una de las otras) sino sobre todo de definir en estas creencias la transposición de una serie de valores que nos pertenecen directamente y nos conciernen. (Lo que, por consiguiente, conduce a reinterpretar la historia de los dos últimos milenios como el relato de una lucha espiritual fundamental).

Ya es una tarea considerable. No sólo las religiones de la Europa antigua no ceden de nada al monoteísmo en cuanto a su riqueza o a su complejidad espiritual o teológica, sino que hasta se puede considerar que ellas triunfan a menudo en este terreno. Que triunfan o no, no es por otra parte lo más importante. Lo que es importante, es que hablan para nosotros - y por mi parte, extraigo más enseñanzas de la oposición simbólica entre Janus y Vesta, de la moral del Orestiade o el relato de la desmembración de Ymir que de las aventuras de José y sus hermanos o de la historia del asesinato abortado de Isaac. Más allá de los mitos, conviene, pues, buscar una determinada concepción de la divinidad y de lo sagrado, un determinado sistema de interpretación del mundo, una determinada filosofía en ellos. Bernard-Henri Lévy se adhiere al monoteísmo, mientras que no cree en Dios. Nuestro tiempo es profundamente judeocristiano, aunque las iglesias y las sinagogas estén vacías. Lo es por su forma de concebir la historia, por los valores esenciales a los cuales se refiere. Al contrario, no hay "que creer" en Júpiter o en Wotan (lo que no es, sin embargo, más ridículo que de creer en Yahvé) para ser pagano. El paganismo de hoy no consiste en elaborar altares a Apolo o en resucitar el culto de Odin. Implica por el contrario re buscar, detrás de la religión, la " herramienta mental " de la que ella es el producto, qué universo interior devuelve, qué forma de comprensión del mundo ella traduce. Resumidamente, implica considerar a los dioses como "centros de valores" (H. Richard Niebuhr), y las creencias de las que son objeto como sistemas: los dioses y las creencias pasan, pero los valores permanecen.

Es decir que el paganismo, lejos caracterizarse por una negación de la espiritualidad o de lo sagrado, consiste al contrario en la elección (y la re-apropiación) de otra espiritualidad, de otra forma de lo sagrado. Lejos confundirse con el ateísmo o el agnosticismo, coloca, entre el hombre y el universo, una relación básicamente religiosa - de una espiritualidad mucho más intensa, más poderosa, mas fuerte que la del monoteísmo judeocristiano. Lejos de desacralizar el mundo, lo sacraliza en el sentido literal, lo considera como sagrado - y es precisamente eso, veremos, lo que es pagano.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que en la antigüedad pre-cristiana, la palabra "ateísmo" esta prácticamente desprovista de sentido. Los propios juicios por " incredulidad" o "impiedad" cubren, en general, cualquier otra cosa. Cuando Ammien Marcellin dice que "hay gente para quien el cielo esta vacío de dioses" (XXVIII, 4, 6), él precisa que creen, a pesar de todo, en los astros y la magia. En Grecia, el propio pensamiento racional se reorientó a la teogonía y la cosmología místicos. Esta es la razón que obliga a Claude Tresmontant, después de haber asimilado gratuitamente el panteísmo al ateísmo, a escribir que el "ateísmo" es "eminentemente religioso", que es demasiado religioso puesto que él diviniza indebidamente el universo (Problemas del cristianismo, Seuil, 1980, p55). Es que, en la Europa antigua, lo sagrado no se concibe como contrario a lo profano, sino lo que engloba lo profano para darle sentido. No hay iglesia para hacer la mediación entre el hombre y Dios; es la ciudad entera la que hace esta mediación, y las instituciones religiosas solo constituyen un aspecto de ella (2). El concepto opuesto al latín religio debería buscarse en el verbo negli. Ser religioso, es ser responsable, no descuidado. Ser responsable, es ser libre - darse los medios concretos de ejercer su responsabilidad. Ser libre, es también, al mismo tiempo, estar vinculado.

Cuando Bernard-Henri Levy afirma que "el monoteísmo no es una forma de sacralidad, ni una forma de espiritualidad", sino al contrario "el odio de lo sagrado como tal" (Le Express, 21 de abril de 1979), su observación no puede sino parecer paradójica. Lo sagrado, es el respeto incondicional de algo; ahora bien, el monoteísmo lo pone fuera de la ley. En Heidegger, lo sagrado, Das Heilige, es bien distinto de la metafísica clásica y la idea misma de Dios. Diremos, para reanudar una antinomia tan cara a Levinas, que lo sagrado compromete este mundo, en comparación con la santidad, que está vinculada al transcendencia de lo Otro absoluto. El paganismo sacraliza, y así exalta este mundo, allí donde el monoteísmo judeocristiano santifica, y así nos separa del mundo. El paganismo se basa en la idea de lo sagrado.

Cuando se trata de especificar los valores propios del paganismo, se enumeran generalmente características como: un concepto eminentemente aristocrático de la persona humana, una ética basada en el honor (en la "vergüenza" más que en el "pecado"), una actitud heroica ante los retos de la existencia, la exaltación y la sacralización del mundo, de la belleza, del cuerpo, de la fuerza y de la salud, la negación de lo extramundano, la inseparabilidad de la estética y la moral, etc todo eso nos parece exacto, pero hasta cierto punto secundario. La característica fundamental, a nuestros ojos, es el rechazo del dualismo.

Ampliando lo que Martin Buber dijo del judaísmo, nos parece, en efecto, que el judeocristianismo es caracterizado menos por la creencia en único Dios que por la naturaleza de la división que postula entre el hombre y Dios. Hace mucho tiempo, por otra parte, que se entiende que el conflicto del monoteísmo y el paganismo no es una simple pelea sobre el número de dioses. "El politeísmo es un concepto cualitativo, y no cuantitativo", ha escrito Paul Tillich (Théologie systématique, Planète, 1969). "La diferencia entre el panteísmo y el monoteísmo, reconoce Tresmontant, no es una cuestión espacial, sino una cuestión ontológica" (Les problèmes du christianisme, op. cit., p. 218).

Spengler puso de manifiesto que el monoteísmo es el producto de una psique particular que, a partir del -300 a.C, penso una concepción específicamente "mágica" (en el sentido spengleriano del término) de un universo "duplicado" por otro mundo - el de la Divinidad -, que también es controlado por un antagonismo del Bien y el Mal absolutos (al cual corresponde, a nivel simbólico, antagonismo de la Luz y la Oscuridad). En esta concepción, el mundo real es una cúpula o una caverna - un teatro donde se producen acontecimientos cuyo sentido y lo que está en juego fundamentalmente están en otra parte. La conciencia "mágica" no es una conciencia activa; es una escena donde se enfrentan las fuerzas indeterminadas del Mal y las fuerzas luminosas del Bien. Está vinculada una concepción necesariamente lineal de la historia, cuyo inicio es la "creación", y su final, el "fin de los tiempos" mesiánico. Toda la teología judeocristiana se basa en la distinción de lo creado (el mundo) y lo no-creado (Dios). El Absoluto no es el mundo. La fuente de la vida es radicalmente diferente de la naturaleza. El mundo no es el "cuerpo" de Dios. No es eterno, ni no-creado, ni ontológicamente suficiente. No es una emanación directa, ni una forma de la sustancia divina. No tiene ni naturaleza, ni esencia divina. Es radicalmente otro que el Absoluto. Solo hay un Absoluto, y es Dios, que es no-creado, sin génesis ni devenir y ontológicamente suficiente.

En las fuentes del pensamiento pagano, se encuentra, al contrario, la idea de que el universo esta animado y que el alma del mundo es divina. La vida procede de la naturaleza y del mundo. Si hay una creación, solo señala el principio de un ciclo. El universo es el único ser y no es un Otro. El mundo no fue creado y no tuvo principio; es eterno e imperecedero. Dios no se realiza mas que por y en el mundo. La "téogonia" es idéntica a la "cosmogonía". El mundo representa el despliegue de Dios en el espacio y en el tiempo. La "criatura" es consubstancial al "creador". El alma es una parte de la sustancia divina. La sustancia o la esencia de Dios es la misma que la del mundo. Estas ideas se desarrollan constantemente en la primera filosofía griega; se encuentra aún su eco en Aristoteles y en Platón, luego en los estoicos. Xénofanes de Colofón (siglo VI antes de nuestra era) define a Dios como el alma del mundo. "Este mundo no fue creado por ningún dios y ni por ningún hombre," ha escrito Héraclito. "Siempre ha existido, existe siempre y existirá, como fuego eternamente incandescente, encendiéndose con medida y apagándose con medida" (Fragmentos)." Para Parménides, que ve en el mundo un ser inmóvil y perfecto, el universo no fue engendrado, es imperecedero y no-creado. Se encuentra la misma opinión en Empédocles, Meliso, Anaximandro, etc.

De lo que precede, se puede deducir que lo que caracteriza el monoteísmo judeocristiano, no es solamente la creencia en único dios, sino también y sobre todo la adhesión a un concepto dualista del mundo. El ejemplo de la filosofía griega muestra en efecto que puede existir un "monoteísmo" no dualista - que define la convergencia entre el absoluto y el mundo -, el cual, como lo veremos, no es básicamente antagónico del politéismo, los distintos dioses pueden corresponder a las distintas formas por las cuales se manifiesta la Divinidad. Diremos por lo tanto, que lo que vincula intrínsecamente el monoteísmo judeocristiano con la intolerancia, no es el hecho de que Yahvé sea el único dios, sino que el único dios se conciba como distinto del mundo, superior del mundo y así, que se quiera o no, opuesto a él. En el caso de un monoteísmo no dualista, la afirmación de la unicidad de dios no es más que una manera de afirmar y sacralizar la unicidad del mundo. Tal Dios, al igual que la divinidad que personifican los distintos dioses del paganismo, es tolerante, ya que se manifiesta en todas las diversidades. Representa incluso, podríamos decir, la única diversidad de un ser que no tiene que excluir ninguna alteridad, ninguna diferencia, porque las engloba y las reconcilia a todas. Básicamente, el Dios del paganismo es no un otro. Al contrario, el Dios del monoteísmo judeocristiano es la alteridad por excelencia, es un absolutamente Otro - y es en este estado de alteridad radical que pretende darse donde reside su peligro. Como es uno, no en el sentido de "solitario", sino en el sentido no comparable, de "único en su clase", en efecto, Yahvé no puede sino reducir las diferencias, excluir a cualquier otro dios que le haga sombra, afirmar la falsedad de lo que otros veneran. En Le stade du respir (Minuit, 1979), Jean-Louis Tristani mostró mejor que otros, la influencia del monoteísmo judéocristiano sobre el despotismo. El paganismo, es tolerante, no sólo porque ha sido (eventualmente) politeísta, sino también porque frente a la discontinuidad entre Dios y el mundo, opone la continuidad de todo lo que - hombres, dioses y "naturaleza" - constituye y personifica el único ser absoluto que es el mundo finalmente, porque cree que un Dios que no es de este mundo no podría, precisamente, ser un Dios. Ya que es uno o es el otro: o Dios es Único, o el Mundo es Único. A la afirmación anti-dios por excelencia, "Mi reino no es de este mundo" (Juan 18, 36), se opone la afirmación divina por excelencia: "el lugar de los hombres es también el lugar de lo divino" (Héraclito).

En la perspectiva del monoteísmo dualista, la relación entre el mundo y el absoluto no es pues una relación de identidad, ni una relación de emanación directa, sino una (pseudo-) relación de "libertad" aclarada por la teología de la creación. Esta creación se hizo ex nihilo. Dios no creó el mundo desde una materia informe, de un caos que le habría preexistido y en el que él habría trabajado (en tal caso habrían dos absolutos no-creados: Dios y la materia). Tampoco no generó el mundo, ya que éste le sería entonces consubstancial (solamente el Logos de Dios, generado y no creado, es consubstancial a Dios). Lo creó. La relación que lo liga al hombre es a la vez causal (Dios es la causa principal de todas las criaturas) y moral (el hombre debe obedecer a Dios). Para el paganismo, al contrario, Dios no puede disociarse del mundo; no se le vincula como causa, y los hombres no son criaturas contingentes que habrían sido extraídos de la nada. El paganismo desafía la idea de creación, central en el monoteísmo judeocristiano (3), así como desafía toda epistemología mecanicista, así como desafía toda idea de una finalidad global de la historia - así como tiende, con Spengler, a substituir con la "idea de destino" (Schichsalsidee) al "principio de causalidad" (Kauzalitätprincip). La idea de creación, dijo Fichte, es el "error fundamental absoluto de toda falsa metafísica". Heidegger, desde hace tiempo, puso de manifiesto que la idea de creación no está incluida en la filosofía. La afirmación de la unicidad de Dios y del mundo contiene, según la inteligencia humana, el postulado de su eternidad: el ser que no podía surgir de la nada absoluta, el mundo no comenzó y no terminará. El ser absoluto que es el mundo no-creado radical, causa de sí mismo, causa sui (4) .

El paganismo implica pues el rechazo de esa discontinuidad, de esa ruptura fundamental que es la "ficción dualista", incluyendo a Nietzsche quien desvirtuó a Dios como enemigo de la vida, en lugar de ser la exaltación y la afirmación de la vida" (El Anticristo). Curar el mundo de la ruptura monoteísta, es restaurar lo divino en su despliegue unitario, suprimir el pozo sin fondo ontológico que separa a Dios de sus "criaturas", volver a dar a la vida la diversidad contradictoria de sus significados. Dios no creó el mundo, se manifiesta en él y por él. No está "presente por todas partes" en el mundo, como lo sostiene el panteísmo simple; constituye más bien la dimensión del mundo que, globalmente así como localmente, le da su sentido en función de lo que hay.

De la afirmación de que la esencia de Dios que es idéntica a la del hombre, deriva que no hay lugar en el paganismo para una teología del exilio, basada en el desarraigo, la separación del mundo, la distancia absoluta o la negatividad crítica hacia él. El paganismo opone lo ilimitado del mundo frente a la limitación que constituiría la noción de un infinito situado fuera del mundo; se opone al "alma excedida de otra alma", para hablar como Lévinas, un alma que se illimita, puede por si misma illiminitarse. Se opone la autonomía, una autarquía, un arraigo en un lugar frente a una dependencia abstracta y a un desarraigo absoluto. El hombre pagano acepta el lugar donde nació como una relación de filiación. Tiene su "madre-patria , mientras que en el monoteísmo bíblico, la tierra que se tiene no es una tierra original, un tierra natal, sino una tierra final, una tierra de destino, que no está incluida en el mito fundador sino como una finalidad ; esta tierra "se promete" en los dos sentidos del término, es decir no es una madre, sino una novia o una esposa (de ahí la teología del exilio y el retorno) - una tierra que solo se hace nuestra por la realización de una promesa divina, un "terruño que no debe nada al nacimiento" (Emmanuel Lévinas, Noms propres, Fata Morgana, 1976, p. 64).

Esta idea, fundamental en el paganismo, de una continuidad entre el hombre y el mundo no puede, no obstante, plenamente entenderse sino con la condición de no interpretarse desde el punto de vista del naturalismo.

La teología del paganismo no es una teología de la naturaleza, sino una teología del mundo. La naturaleza manifiesta el rostro del ser, pero no constituye de ninguna manera su determinación última. Y así como la continuidad entre los todos entes, todas las "criaturas", no implica que estos entes se confundan o que sean iguales, así mismo la protesta que el espíritu europeo no dejó de expresar contra el divorcio del cielo y la tierra, del hombre y Dios, del alma y el cuerpo, no implica que todos estos términos estén colocados en el mismo nivel. El alma y el cuerpo están en la prolongación uno del otro, son ambos consubstanciales del mundo, pero es, sin embargo, el alma quien domina. Esta es la razón por la que el paganismo postula la primacía de la idea; esta es la razón por la que negamos también toda interpretación principalmente naturalista de las religiones indoeuropeas, buscando al contrario el "núcleo" en un sistema ideológico, en un vuedum particular que da inmediatamente un sentido a todos sus componentes. En este sentido, podemos decir que el hombre "crea" el mundo por que mira hacia él, que el alma "se construye" un cuerpo, que un punto de vista colectivo del mundo "forma" una sociedad relacionándola, etc. Somos aquí totalmente contrarios al naturalismo.

"Creador" de la naturaleza, el hombre es también creador de dioses. Se convierte en Dios cada vez que se supera a si mismo, cada vez que rompe los límites dando lo mejor de sí. El héroe, en la Antigüedad, es en el sentido literal un semidiós. Esta idea será retomada por Nietzsche con el tema del Superhombre. Encontrará en la antropología filosófica moderna sus justificaciones epistemológicas con el tema del hombre creador, constructor de sí mismo. Finalmente será desarrollada por Heidegger - y es con razón que Lévinas verá en esta "piedad dedicada a los dioses míticos" lo que le es mas ajeno: una "retorno ofensivo [de las] normas de la elevación humana" (Difficile liberté, Albin Michel, 1963, p. 2).

El paganismo tiene en cuenta los determinismos naturales, pero no estos no limitan al hombre; a esto siempre se oponen inevitablemente la libertad humana y la voluntad heroica. En la antigüedad pre-cristiana, tanto en las sagas germánicas, en la representación romana del fatum como en la tragedia griega, se encuentra constantemente esta idea de que lo imposible debe intentarse, hasta y sobre todo cuando es realmente imposible. El concepto de destino no es una predestinación en sentido estricto, sino que se encuentra asociado al devenir. En la antigüedad germánica, este concepto de destino es representado por el vocablo del nórdico antiguo orlög, que por medio del sufijo or - (ur - en alemán) que remite a leyes originarias, o por el inglés antiguo wyrd, nombre femenino otorgado a partir del pasado del verbo weordhan, "pasar a ser" (véase el alemán werden). "Parece", explica Jean Varenne, "que los Indoeuropeos hayan profesado que el destino es en realidad la expresión de la secuencia necesaria de nuestros actos (ley de causalidad); "por lo tanto, mi libre voluntad (o la de dios que se produce en el curso de las cosas) aparece como una "materialización" de mi destino; puedo ser un héroe si quiero serlo: y si llego a serlo (si mi voluntad fue bastante fuerte, si los dioses no estaban contra mi, etc.) se podrá decir con mucha razón que ese era mi destino" ("Les Indo-Européens ", en Dictionnaire des Mythologies, Flammarion, 1980, p. 45).

El concepto de fatum no implica pues la "obediencia, sumisión o renuncia." Al contrario, estimula el deseo de acción y mantiene el sentido trágico de la vida. Como lo destaca Schopenhauer, lo trágico está vinculado a la clara conciencia que el hombre tiene de su debilidad, del carácter transitorio de su existencia - y, al mismo tiempo, del deseo sin cesar de compensar esta debilidad con una intensidad creadora. En otros términos, lo trágico implica una voluntad medida en el tiempo, sabiendo que éste será finalmente vencedor, sin nunca encontrar en la certeza de la derrota final, en la muerte, el menor pretexto para renunciar. El heroísmo es entonces luchar contra lo que, por naturaleza, terminará por triunfar. La intensidad, como siempre, compensa la ausencia de duración. Es porque hay un destino que el hombre, al intentar a pesar de todo oponérsele, puede ser heroico, sobrepasarse y adquirir un estatuto divino. Amor fati: el único medio de sufrir sin sufrir. Exaltación llevada a lo sublime de un temperamento agonal, que hace de la lucha - y en primer lugar de la lucha contra sí - la esencia de la vida.

En los estoicos, se encuentra de nuevo la idea de que el libre arbitrio, condición del mérito individual, no esta excluida de la predestinación. Chrysippo desarrolla detenidamente esta opinión. Cicéron, en De fato, Alexandre de Aphrodise, en su Tratado sobre el destino, distinguen "causas previas", sobre las cuales no podemos hacer nada, y "causas immanentes" que solo dependen de nosotros. El destino controla el mundo, dice Seneca, pero la libertad interior del hombre no es limitada nunca por la adversidad: el hombre puede siempre determinar libremente el sentido de sus actos.

Más tarde, incluso dentro del cristianismo, toda una corriente de pensamiento "herética" luchará contra el determinismo del pecado hereditario, mientras que los teólogos se enfrentarán sobre la predestinación y la gracia para conseguir la conclusión de que el hombre es libre de sus actos dentro de lo que "se le da" por adelantado. Hölderlin, admirador apasionado de la Grecia antigua, afirmará que es realizándose en lo que es lo más distante de su "naturaleza" - es decir, en lo que lo obliga a esforzarse con lo mas fuerte - que un pueblo puede dar lo mejor de síí mismo. Esta concepción de la libertad humana está estrechamente vinculada a un concepto particular de la historia: la "naturaleza", lo innato, el pasado condicionan el futuro del hombre, pero no lo determinan. Es en este espacio semántico entre "condicionar" y " determinar " donde esta la libertad.

Notamos, para terminar con este punto, que no podemos reducir el paganismo a supervivencias específicas como las creencias y las tradiciones populares o rurales. Ciertamente, no se trata allí de un ámbito desdeñable. Se sabe que a partir del 370, la palabra paganus tiene significativamente el doble sentido de "campesino" y de "pagano". ¡Para los cristianos, seguir siendo fiel a la fe ancestral, tal como lo hicieran los campesinos, era servir al diablo (5)! El problema de las supervivencias paganas en las fiestas de los calendarios o el ciclo "de la cuna a la tumba" constituye, pues, un tema de reflexión central. Hay también de reactivar una serie de estas tradiciones, que son útiles para la cohesión de las familias, de las razas y los clanes, en el marco de un trabajo más general de re-arraigo comunitario. Sin embargo, es necesario entender que estas fiestas y estos hábitos no nos proporcionan ya, probablemente, mas que un eco relativamente deformado de lo que fue el paganismo original - y, sobre todo, que no reflejan, en lo mejor de los casos, mas que las formas inferiores de la creencia y el culto. Este paganismo popular es, en efecto, podríamos decir, un paganismo de la "tercera función (y es lo que explica también su carácter casi exclusivamente rural). El paganismo de la "primera función", el paganismo soberano, apenas fue conservado, puesto que en cuanto a conversión al cristianismo, fueron, como siempre, las "elites" las que mas rápida y profundamente lo traicionaron. Sabemos con todo, por el estudio de los documentos existentes, que las religiones indoeuropeas estaban lejos ser sinónimas de una "rítmica campesina". En un momento en que la vida rural parece una forma de vida de poblaciones cada vez menos numerosas, se puede ver una razón más para discrepar de las trivialidades de los naturalistas.



*

Ya, bajo el cristianismo, el pensamiento pagano, mas que morir, había comenzado a evolucionar. En el transcurso del siglo IV, el paganismo tiene tres puntos de apoyo; la antigua aristocracia, pagana por tradición (Mos majorum, la costumbre de los antepasados) y por patriotismo ("Roma vivirá mientras lo hagan sus dioses"); los altos funcionarios, que protestan contra la orientalización del Imperio y el despotismo del régimen imperial (ver el conflicto sobre el altar de la Victoria, Simaco pide su restablecimiento bajo Valentino II); y finalmente, las escuelas, como dan prueba la educación de Juliano, la importancia de Libenius en Nicomédia, luego en Antioquía, etc. Este paganismo es a veces devoto, a veces, al contrario, filosófico y muy intelectualizado. Los otros elementos constitutivos de la "nueva religiosidad" son la ascensión del culto imperial, la progresión del cristianismo y la afluencia de los cultos orientales. Ahora bien, lo que es interesante, es que, ante la nueva fe, los partidarios del paganismo parecen "reconsiderar" su sistema y proponer una formulación inédita.

Contrariamente a lo que se escribe demasiado a menudo, el "único dios" en el que se reclama generalmente el "último paganismo no es de ninguna manera comparable al del monoteísmo judeocristiano. Lejos ser radicalmente distinto de los dioses del panteón tradicional, representa más bien el principio que les es común. Lejos constituir un absoluto enteramente separado del mundo, se define con el ser de este último. El estoicismo, cuyos fundamentos religiosos son esenciales (6) , constituye a este respecto un caso significativo. El Dios de lo estoicos es el "alma del mundo". El cosmos es "un ser vivo lleno de sabiduría". El Logos que le proporciona su vida le es enteramente consubstancial. No existe ningún Hinterwell: el universo no depende de otro ser, es en este mundo donde el hombre debe realizar su ideal. La sabiduría y la virtud consisten en vivir según el "orden" del universo. Mejor aún, el cosmos, como incluye la totalidad de los entes, es absolutamente perfecto; nada puede pues existir fuera él.

Este "último" paganismo sigue siendo fiel al principio de tolerancia. Para los paganos cultivados, es precisamente porque representan las distintas caras de una misma divinidad que todos los dioses son respetables - mientras que los cristianos nunca han dejado de observar a los dioses paganos como "ídolos", "demonios", o incluso, como ha escrito Martín de Braga, de antiguos personajes deificados, de "hombres muy malos". Los estoicos, cuando apoyan la idea de único dios, admiten la existencia de dioses menores, aceptan la representación antropomorfa y se limitan a dar interpretaciones alegóricas o simbólicas. Explican, por ejemplo, que Zeus es una representación del principio eterno por el cual todas las cosas existen y devienen, y ven a los otros dioses como los atributos particulares de este principio. Diogènes Laërcio escribe: "Dios, la Inteligencia, el Destino, Zeus son un único ser, y es llamado con varios otros nombres" (VII, 134).

En el momento en que el mundo antiguo hacía naufragio, el paganismo evolucionaba considerablemente. Si se refería a solo Dios, no lo hacia en el sentido del judeocristianismo. Más que un monoteísmo, en realidad era un panteísmo unitarista, que profesaba que la Divinidad es el alma del mundo (en el sentido en que Platón habla de "dios sensible"), o, si se quiere, un sincretismo panteísta henoteísta, haciendo de un principio supremo un Dios, del cual los otros son hipóstasis. Este paganismo se caracterizaba, a nivel "ideológico", por la interpenetración de elementos propiamente religiosos y de elementos filosóficos. No tuvo tiempo de establecerse y, poco a poco, desapareció. Preservado de la infección cristiana, el paganismo europeo, en su conjunto, habría evolucionado quizá en la misma dirección.

*

Después de la cristianización de Europa, ya lo dijimos, el paganismo sobrevivió bajo varias formas: en primer lugar en el inconsciente colectivo, que se liberara, en particular, en la música, a continuación en las creencias y las tradiciones populares, finalmente, dentro o al margen de la religión oficial, por medio de corrientes "heréticas", que han encontrado sus prolongaciones hasta hoy. A pesar del interés que presenta, este último sector es el que quizá fue menos estudiado. Es sobretodo en la obra de estos grandes "herejes" que es necesario buscar algunos de los principios fundamentales de un neopaganismo faustico, o incluso los rudimentos de lo que habría podido ser una teología pagana en tiempos modernos.

Sigrid Hunke, uno de los raros autores que han abordado este tema en la óptica que nos interesa (7), puso de manifiesto que existen amplias convergencias entre las "grandes protestas" que se elevaron durante los siglos contra la religión oficial. En estas convergencias, ve una continuidad espiritual que expresa las líneas de fuerza de la "otra religión de Europa" - la verdadera religión de Europa -, una religión que aparece a partir del final del siglo IV con Pelagio, que reaparece en el siglo IX con Juan Escoto Eriúgena, que continúa a partir del siglo XII con Joachim de Fiore, luego con Meister Eckart y sus discípulos (Henri Suso, Johannes Tauler, Sebastian Franck von Donauwörth), Jakob Böhme, Paracelso, Giordano Bruno, Jérôme Cardan, Campanella, Pico della Mirandola, Lucilio Vanini, Amalric de Bène, David de Dinat, etc, e incluidos sus herederos románticos e idealistas alemanes, Goethe, Kant, Fichte, Schelling, Schleiermacher y Herder, los rusos Théophane y Berdiaev, los franceses Teilhard de Chardin y Saint-Exupéry, etc.

En la mayoría de estos autores, se encuentra en efecto, llevados al más alto nivel, los grandes temas del pensamiento pagano tal como lo definimos más arriba. En primer lugar, la unidad transcendental del Cosmos, la continuidad entre Dios y el mundo - un mundo que es "perfecto", pero no inmóvil, que es el lugar del devenir permanente en todas las direcciones; un Dios que retorna terminado él mismo en infinito, que conduce a pensar el espacio y el tiempo como infinitos.

Juan Escoto Eriúgena, excomunicado por la Iglesia después de su muerte, en el siglo XI, escribió: "todo está en Dios y Dios está en todo, y nada puede venir por otra parte que de él, ya que todo nace a través de él y en él". "Observar las cosas, añade, es contemplar el Verbo". No entiende por allí que las cosas retornan al Logos de Dios que las creó, pero deja entender que hay identidad, o al menos consubstancialidad entre las cosas y el Verbo de Dios. Nicolas de Cusa (Nikolaus Krebs), que no fue un "hereje", entre cuyos puntos de vistas de los extraemos algunas ideas interesantes, tendrá esta fórmula: ¿Que es lo que es Dios, si no la invisibilidad de lo visible? que corresponde exactamente a la misma idea. Giordano Bruno, enseñará "el infinito del universo y la acción del poder divino en su infinito".

Para toda una tradición romántica, Dios y el universo no son más que distintos aspectos y distintos nombres de una sola y misma cosa. "Tratar separadamente a Dios y a la naturaleza", escribio Goethe en 1770, "es difícil y peligroso; es exactamente como si pensáramos separadamente el alma y el cuerpo: ya que solo conocemos el alma a través del cuerpo y Dios a través de la naturaleza." ¿"Cómo es posible la existencia de una naturaleza fuera de nosotros?" pregunta a Schelling (Sobre la naturaleza de la ciencia alemana)." Según Herder, "la Divinidad se manifiesta orgánicamente, es decir, por medio de fuerzas activas". Hegel afirma: "Amar a Dios, es sentir que se está en el infinito cuando uno se sumerge completamente en la vida". El paganismo sella así una alianza, no con un ser absoluto distinto del mundo, sino con el propio mundo. Concluye un pacto con la tierra: "llegar a pensar Dios y la tierra en una única idea" (Rainer, María Rilke).

Así pues, es por medio del mundo que Dios alcanza su más alto estado de existencia. Dios no se separa del mundo, y con todo no se confunde con él. Dios es la profundidad del mundo; está sobre todo pero no está más allá de nada. Importantes consecuencias resultan de esto. Mientras que en el monoteísmo judeocristiano, el alma es "ontológicamente distinta del ser absoluto, porque ella es creada por él;" en tanto que no es una parte de la esencia divina "(Claude Tresmontant, Les idées maîtresses de la métaphysique chrétienne, Seuil, 1962, p. 83), en la" religión de Europa", el alma es de esencia divina." Además el hombre y Dios mantienen relaciones de reciprocidad. La unión del hombre con Dios, la encarnación de Dios por el hombre, la elevación del hombre al nivel de Dios son posibles en este mundo. Spengler describe la religión "faustica" como una religión donde la voluntad humana es tratada de igual a igual con la voluntad divina. Heidegger, retomando las palabras de Héraclito, "la esencia de los hombres es la esencia de lo divino", es decir que la Divinidad esta unida a los mortales, que palpita en la cosa que es el lugar de la reunión. En la medida en que están vinculados al ininterrumpido devenir del mundo, los propios dioses se generan en cada una de las "criaturas". La existencia de los dioses depende de los hombres como la de los hombres depende de los dioses. A la pregunta "¿Dios es o no?", la respuesta es que Dios puede ser." Idea que será desarrollada por Heidegger con el concepto de "posibilización" - en comparación con el de "actualización" consustancial a la metafísica clásica -, pero que ya aparece en Jakob Böhme con el concepto de "potencialidad", e incluso en Nicolas de Cusa, con el de possest.

Meister Eckart, también, reacciona contra la idea bíblica de un dios distante, inaccesible al hombre. Deseoso de contemplar más allá del alma, más allá de las potencias superiores del alma, hasta el fondo mismo del alma, hasta su ser que se confunde con la Divinidad, considera que Dios debe ser acercado al hombre. Llega hasta a escribir: que el alma y Dios pueden llevar una vida en común; el alma puede generarse como Dios." Es decir, Dios nace en el alma del hombre; se genera en y por medio del alma humana. Dios viene al hombre para nacer, "para devenir" en su alma. En paralelo, Eckart protesta contra la búsqueda de una "santidad" fuera del mundo. Denuncia una "actitud evasiva", y predica "el aprendizaje de una soledad interior" que permita "penetrar en el fondo de las cosas, de consultar a su Dios y su poder, por un esfuerzo vigoroso de la conciencia, darle forma en sí mismo según un método consubstancial" (Entretiens spirituels, 6).

Lutero conceptualiza un Dios inaccesible al hombre. Además niega absolutamente el libre-arbitrio (véase su Tratado de servo arbitrio, redactado en 1525 como respuesta a Erasmo). Sin embargo, coloca la problemática de la unidad del hombre en Dios, lo que le lleva a introducir el concepto de Deus absconditus y a distinguir una doble verdad divina: la voluntad del Dios "revelado, ofrecido, adorado", y la del Dios "no ofrecido, no adorado ". Esta alusión a un Dios no revelado, desconocido e incognoscible, Deus absconditus en majes, es interesante, ya que opone indirectamente dos concepciones antagónicas de Dios: un Dios que está en el Verbo, en el Logos, y un Dios que está en el mundo. Esta teoría luterana se acercó por otra parte a la doctrina nominalista, con su distinción de los "dos órdenes de verdad" (8) .

Mientras que Goethe define al hombre como el "diálogo de Dios con sí mismo", Hölderlin afirma que es la parte divina del hombre quien siente la presencia de lo divino en la naturaleza. Novalis propone afianzarnos "en lo inmutable y en lo divino que está en nosotros". Schleiermacher dice que es impiedad "buscar lo infinito fuera de lo finito". Como sus amigos de juventud, Schelling y Hölderlin, Hegel declara la guerra al dualismo y ve en la oposición radical del hombre y Dios el error básico de la metafísica tradicional. "El ser del alma es divino", escribe Schelling, que añade : "Para aquel cuya alma esta tomada por Dios, Dios no es algo que está fuera de él, ni un ser alejado en el infinito; Dios esta en él, y él esta en Dios." Más tarde, en su Libro de horas, Rilke planteará la eterna pregunta: "¿Que harías tu, Dios, si yo muero? Con mi muerte, perderías todo tu sentido."

Esta doctrina del carácter parcialmente divino de la naturaleza humana funde todo el significado existencial del hombre. En el paganismo, el hombre eleva la divinidad mientras se eleva a si mismo; la devalúa solo cuando la considera como un déspota oriental cuyas "órdenes" debería, so pena de sanción, seguir . Meister Eckart habla de la "chispa del alma" (scintilla in anima) por medio de la que el hombre puede alcanzar lo divino. Shaftesbury desarrollará la misma concepción. Johann Heinrich Pestalozzi afirmará: "La voluntad de Dios y lo que yo pueda alcanzar son una y la misma cosa." Así se encuentra reafirmada la idea que el hombre se convierte en divino cuando da lo mejor de sí mismo, cuando se supera. Hay allí una lógica profunda - y propiamente pagana. El hombre no debe solo ser, ajustarse a su "naturaleza"; debe todavia pretender darse una "sobre naturaleza", adquirir una suprahumanidad - esta suprahumanidad que el monoteísmo judeocristiano quiere impedir adquirir. El paganismo propone al hombre superarse, y así, de participar de lo divino.

*

El pensamiento pagano no ignora ninguna antinomia, pero las supera desde una concepción "unitaria" del mundo y de la Divinidad: el nacimiento de los contrarios en la unidad divina viene al fin del dualismo. Tal planteamiento, que consigue, a nivel epistemológico, el antireduccionismo (9), se desarrolla en torno a tres ejes fundamentales: el principio de la Unión de los contrarios y la definición de Dios como esa Unión; el despliegue de Dios en el mundo y, por lo tanto, el despliegue de la contradicción de los contrarios cuya confrontación, necesaria, se reconoce como una de las manifestaciones de la Divinidad; por último, la estructuración del espíritu humano sobre el mismo modelo. "Dios como unidad de los contrarios", escribe Sigrid Hunke, "determina también la estructura del espíritu humano, formado sobre el modelo divino, éste es estructurado por la coincidentia oppositorum (coincidencia de los opuestos), método de conocimiento de un pensamiento de la totalidad [? ] del que la razón, al partir y al combinar, al analizar el pensamiento globalizante del intelecto, como el mundo lo hace para el infinito de Dios, no escapa si es preciso encontrar la unidad de una visión global. "(Europas andere Religion, op. cit.)."

El gran "teórico" moderno de la coincidencia de los contrarios es Nicolas de Cusa (1401-1464), que anticipó algunos trabajos de Copérnico y en el que se reclamó, en particular, Giordano Bruno. La coincidencia de los contrarios es la definición menos imperfecta que se pueda dar de Dios. Dios es el "no otro" (no Aliud). Está "por encima de todos los contrarios", que reúne en él. Él es armonía, concordantia. Para Juan Escoto Eriúgena también, "Dios engloba incluso lo que, a nuestros ojos, parece opuesto, reúne lo similar y lo diferente, el antagonismo de los elementos antagónicos y la oposición de los contrarios". Se encuentra allí la armonía elogiada por los Griegos, a base de alternancias, rebasamientos y complementariedades antagónicas. (No es una casualidad si Dionisos reina sobre el oráculo de Delfos cuando Apolo, cada año, parte visitar los hiperbóreos). Y también uno de los principios de la filosofía shivaíta incorporada al hinduismo ario: "es que los contrarios coexisten en lo divino."

*

¿"Uno de los encantos más escandalosos de la Roma pagana, tiene en cuenta Gabriel Matzneff, no es esa tolerancia, ese respeto del otro?" (Le Monde, 26 de abril de 1980). Ya mencionamos este problema de la tolerancia pagana, poniendo de manifiesto que nace tanto del reconocimiento de la diversidad humana como de un rechazo del dualismo, en tanto que implica el reconocimiento de la diversidad de las formas de Dios dentro de una afirmación unitaria de lo divino. Pero la tolerancia nace también de la clara conciencia de la coincidencia de los contrarios en Dios. Si no hay alteridad irreducible entre los conceptos, no hay una reconciliación imposible, entonces nada ni nadie podría personificar el mal absoluto, y por eso la tolerancia se impone. Se conocen las palabras de Simaco: "¿Que importa por qué medios cada uno hace su búsqueda de la verdad? No se llega siempre por un único camino a la solución de ese gran misterio". Eso significa que una misma cumbre puede alcanzarse de distintas maneras, que la Divinidad habla a cada pueblo según la "lengua" que este comprende - la lengua de ese ser que es el mundo se habla en una multitud de universos interiores diferentes, suscitando siempre nuevas formas de realización y superación de sí.

Es muy notable, qué en la mitología indoeuropea comparada que evidencia multitud de semejanzas funcionales e "ideológicas", los nombres de los dioses para una misma función no son casi nunca los mismos, ni están vinculados a la misma raíz. En Grecia, con excepción de Zeus - que no es el nombre de un dios sino el nombre de Dios: °dyêus o °deiwos (Zeus Padrenuestro: dios-padre) -, los nombres de los dioses Olímpicos no parecen griegos (los casos de Poséidon, Héra y Dionysos permanecen siendo discutidos). A priori, la probabilidad de "olvidar" el nombre de dios principal parece con todo bastante escasa. Todo pasa como si, sobre una estructura básica heredada, podían darse los nombres más distintos. Héraclito, en el fragmento 32, dice: " Uno la Cosa Sabia y Sola :"quiere y no quiere que le llamen con el nombre de Zeus". Lo importante no es tanto el propio nombre como el hecho de que el hombre pueda hacer que dios exista al invocarle.

"Dios solo aparece donde las criaturas lo llaman", afirma Meister Eckart (sermón nolite timere eos qui corpus occidunt). Dice también: "cuando toma conciencia de sí mismo, Dios se reconoce a si mismo" - y por eso menciona al viejo Odín "que se colgó a si mismo". Hölderlin, le apoya en la idea de que dioses siguen siendo hasta cierto punto imperfectos mientras los hombres no les representen. Sólo en el hombre es que dioses toman plenamente conciencia de sí mismos y se realizan. El papel - inocente y terrible - del poeta consiste entonces en experimentar la aspiración de los dioses aún desprovistos de conciencia, en llamarlos a la existencia nombrándolos e iniciando con ellos un diálogo fundador a partir del cual se crearán todos los diálogos futuros.

"Lo que silencia el oráculo de Delfos, observa Jean-Luc Marion, esto no es cualquier superchería descubierta (Fontenelle), sino la desaparición de los Griegos " ("La double idolâtrie. Remarques sur la différence ontologique et la pensée de Dieu ", en Richar Kerney y Joseph Stephen O'Leary ed., Heidegger et la question de Dieu, Grasset, 1980, p. 49). Para encontrar el espíritu de Delfos, es necesario retornar incluso a las fuentes del pensamiento griego, al origen de ese pueblo griego que Hölderlin, en su élégia del Archipelago, llamo el inniges Volk. Es necesario que los Griegos "reaparezcan" para que nuevos dioses aparezcan - estos dioses que representan un "otro principio". Ya que se trata efectivamente de hacer reaparecer a los dioses. Entrevistado en 1977 por Spiegel, Heidegger declaraba: "Solamente un dios puede salvarnos (Nur noch ein Gott kann uns retten)." Nos queda la sola posibilidad de preparar en el pensamiento y la poesía una disponibilidad para la aparición de dios o para la ausencia de dios en nuestra decadencia ". Esta idea de que "los dioses están cerca" es mencionada también por Jünger, cuyos vínculos con el pensamiento heideggeriano son conocidos: "la soledad del hombre aumenta, el desierto se extiende en torno a nosotros, pero es quizá en este desierto en el que los dioses vendrán" (entrevista con Gilles Lapouge, La quinzaine littéraire, 16 de febrero de 1980).

En La voluntad de poder, Nietzsche escribe: ¿"Es que con la moral también resultó imposible la afirmación panteísta de un sí a todas las cosas?" En el fundamento y en la realidad, el Dios moral ha sido refutado. ¿No tendría sentido pensar a Dios más allá del bien y del mal? "La respuesta a esta pregunta es inequívoca." La muerte del "Dios moral" deja en adelante - al término "del nihilismo europeo" - el lugar libre para la llegada de "nuevos dioses" cuya "función afirmativa sostiene este mundo, que es el único" (Jean-Luc Marion, art cit.)."El Dios muerto del que habla Nietzsche no es más que un cadáver entre otros, y este cadáver nunca tuvo nada de divino: este "dios" se había transformado demasiado deprisa en el dios de los filósofos. Cuando se dice que el paganismo ya había muerto cuando el cristianismo se impuso, se dice una medioverdad: queda claro que sin la relativa decadencia de la fe ancestral, ninguna fe nueva habría podido triunfar. Pero se olvida decir que, al mismo tiempo, el cristianismo intentó desposeer a Occidente de la verdad del pozo sin fondo abierto por la ausencia de los antiguos dioses - intento desposeer a Occidente de la posibilidad de hacerlos volver de nuevo. Tal es la interrogante a la cual nos enfrentamos: saber si los dioses vincularán de nuevo su destino con el nuestro - como ya lo hicieron antes.

El ser (Sein), en Heidegger, es inseparable del hombre como ser-alli (Dasein). Este ser, que "se encuentra en la historia" al punto de ser "temporal en el fondo de su ser", que no se confunde con la suma o la sucesión de los otros entes, solo siendo en sí proporcionable de sentido, posee un carácter determinado que se delimita en cuatro términos: es la permanencia con relación al devenir, lo siempre- idéntico con relación a la apariencia, lo subsistente con relación al pensar, lo aún no (o ya) realizado con relación al proyecto. "Permanencia, identidad, subsistencia, pro jacence, todas las palabras dicen básicamente lo mismo: "adestance contestante". Pero el ser heideggeriano no es Dios - que sería entonces lo que es supremo - no es la simple suma de los entes. Este ser no puede prescindir del hombre, al igual que el hombre no puede prescindir de él. En efecto, sólo el hombre puede preguntarse sobre el ser; sólo es el tema de la experiencia vivida que accede a su verdad por comprensión de la verdad del ser. Esta es la razón por la que la cuestión del ser es realmente la cuestión fundamental, cuya solución es necesaria para "el despertar del espíritu" - un espíritu sin cesar amenazado por la "irritación" y la "mécomprehensión". El pensamiento del ser nace de su cuestionamiento - de la cuestión de ¿"si hay algo diferente a la nada?" - mientras que para la fe, tal cuestión es increíble ya que Dios constituye precisamente la respuesta a priori, la "respuesta" que impide que la cuestión se plantee." Preguntarse que es el ser, es lo mismo que preguntarse que es nuestro de 'estar-alli' en la historia. Es pues preguntarse también sobre la naturaleza y la identidad del hombre. Ontología, metafísica y antropología están vinculadas. De ahí viene esta observación de Heidegger: "Sólo a partir de la verdad del ser se puede pensar la esencia de lo sagrado." Sólo a partir de la esencia de lo sagrado es que se puede pensar la esencia de la divinidad. Sólo en la luz de la esencia de la divinidad es que puede pensarse y decirse lo que debe significar la palabra Dios "("Cartas sobre el humanismo", en Cuestiones III, Gallimard, 1966, p. 133).



*

Con la implantación del cristianismo en Occidente comenzó un lento proceso de disociación y estallido de todos los órdenes de la socialidad. Este proceso tuvo por esencial la coexistencia en el universo mental europeo de dos espiritualidades antagónicas. La muerte del "Dios moral" pone de manifiesto que tal coexistencia se quebró. Se trata ahora de llevar tal proceso a su término, de llegar a su inversión dialéctica y a su superación. Se trata de abandonar una metafísica donde Dios creó el mundo ex nihilo, dónde Dios es causa prima de dónde proceden la tierra y el cielo, luego el hombre, por una metafísica donde el hombre puede en todo momento acceder a la existencia de Dios que espera su llamado para llegar a la plena conciencia de sí mismo - una metafísica que supedita a Dios al ser en el seno de una quadritud (das Geviert, la Quadritud heideggériana) que incluye a la tierra, el cielo, al hombre y a Dios, sin que ninguno de estos cuatro elementos constituyan el centro, sino, al contrario, de forma que sea solamente a partir de este conjunto que sea posible a cada cual ser lo que es. Se trata, no de buscar una "verdad" objetiva fuera del mundo, sino de crearla voluntariamente a partir de un nuevo sistema de valores. Se trata de fundar un neopaganismo que permita la realización de un "modo de la existencia autentica", es decir, el compromiso responsable de la "decisión resuelta que anticipa", y que crea en el hombre, "ser hecho para la muerte", las condiciones de un "régimen de poder" espiritual que favorezca permanentemente la elevación y la superación de sí. Se trata, finalmente, de volver a dar nacimiento a una metafísica que excluya todo planteamiento crítico que en primer lugar no haya realizado una aprobación jubilosa del mundo, que excluya cualquier planteamiento mental basado en el exilio o en la negatividad hacia el mundo, que excluya el eterno no del monoteísmo dualista - es decir, una metafísica donde el arraigo, el estar, el vivir y el pensar van juntos y se perciben como iguales.

El hombre es por excelencia un dador de sentido. "No descubre" lo que habría estado allí antes de él. Él fundamenta y crea el mundo por el sentido que da a las cosas, por el significado, siempre plural, que asigna al conjunto de los entes. Y como esta fundación resulta de actos y elecciones siempre renovadas, el mundo no es, pasa a ser - no se crea de una vez por todas, constantemente es fundado por nuevas prestaciones de sentido (Sinverleihungen). En la actualidad, la mayor prestación de sentido que sea posible imaginar es la que anuncia y prevé el renacimiento de los dioses. Queremos, en pos de un nuevo comienzo, realizar la "apropiación" (Ereignis) que es la implicación recíproca del ser y del tiempo, realizar la síntesis triunfal anunciada por Joachim de Fiore. Y para eso, proyectar en el universo el cuestionamiento esencial. No son, desgraciadamente, los intelectuales quienes lo harán: "lo que es permanente, dijo Hölderlin, los poetas lo fundan".



Notas

1 - En un artículo titulado "Los malentendidos del neopaganismo" (recogido en La Torre, marzo de 1979; trad. Francia.: Centro Studi Evolani, Bruselas, 1979), Julius Evola cuestiona la validez del uso de la palabra "pagano", que él mismo empleó en 1928 en su libro Imperialismo pagano (Atanor, Todi- Roma). Toma como pretexto que la palabra paganus fue en sus orígenes "un término peyorativo, a veces incluso abusivo, empleado en las polémicas de la primera apologética cristiana". Esta opinión nos parece poco válida, no sólo porque el término fue consagrado por el uso y tomó con el tiempo otras resonancias, sino también porque no es raro el caso de movimientos que transforman en títulos de gloria los calificativos de desprecio que les han otorgado (véase el ejemplo de lo mendigos holandeses). Por otro lado, estamos de acuerdo con mucho otros aspectos de este texto.

2 - Sin embargo, no es una teocracia. Por una parte, la función soberana, política, conserva su autonomía. Por otra parte, no es la ciudad de los hombres quien es controlada según los principios que supuestamente regulan la ciudad de Dios, sino más bien, es el universo de dioses que se concibe como la proyección ideal del universo de los hombres.

3 - El calendario en uso desde la Edad media en el judaísmo fue hecho para hacer corresponder el "primer año" con la Creación. La cifra así obtenida (5740 = 1980), a partir de un estudio de la cronología bíblica, se toma generalmente hoy como convención. Este método de datación manifiesta una clara intención de no hacer coincidir el comienzo del tiempo con ningún acontecimiento humano.

4 - La tesis de la exégesis católica, desarrollada, en particular, por Tresmontant (cf. Problèmes du christianisme, op. cit., pp. 47-73), de considerar como prueba que el mundo comenzó, y que se creó racionalmente. La primera de estas propuestas, que está incluida en la ciencia experimental, se alimenta con las especulaciones sobre la explosión o big bang que habría dado nacimiento al universo hace aproximadamente quince mil millones de años. Esta propuesta nos parece totalmente discutible, al igual que cualquier teoría que hace depender la fe de la razón o que se propone "probar" creencias eternas mediante hechos científicos por definición revisables y contingentes. La teoría del big bang experimentara lo mismo que las otras: un día u otro será sustituida por otra - y es precisamente eso lo que es científico. Suponiendo que tal "comienzo" se haya producido efectivamente, nada permite afirmar que se trató de un comienzo absoluto, y no simplemente del inicio de un nuevo ciclo. La opinión de Tresmontant, según la cual "el múltiplo como tal no puede darse a sí mismo la información que no poseía", es a nuestros ojos un sofisma basado en un conocimiento necesariamente incompleto. La ciencia, en nuestra opinión, seguirá siendo muda ante la cuestión de las causas últimas.

5 - "Rendir culto a las piedras, a los árboles, a las fuentes, encender cirios a las cruces, no es pues, si no la religión del diablo [? ] Que las mujeres, al tejer, invoquen a Minerva, que elijan casarse en el día consagrado a Venus, que se tenga demasiado cuidado con el día cuando se embarca, que se le consagre, por sortilegios, con las hierbas para lanzar suertes, que se mencione por la magia el nombre de los demonios, y otras muchas otras cosas que sería necesario enumerar, todo eso es la religión del diablo" (Sobre la conversión de los campesinos, pp.15-16).

6 - Louis Gernet y André Boulanger observan: "Ningún sistema filosófico ha dado tanta importancia al problema religioso." Se puede decir que toda la concepción estoica del universo, la naturaleza y los destinos del hombre depende de su teología, que su ideal de sabiduría, que su moral práctica, tanto individual como social, tienen un fundamento teológico" (Le génie grec dans la religion, Albin Michel, 1970).

7 - Cf. notablemente Sigrid Hunke, Europeas andere Religion. Die ueber-windung der religiösen Krise, Econ, Düsseldorf, 1969 ; y Glauben und wissen. Die Einheit europaïscher Religion und Naturwissenschaft, Econ, Düsseldorf, 1979.

8 - Además de la de Agustin de Hipona, Lutero sufrió mucho la influencia de Guillermo de Occam y sus discípulos (Jean Buridan, Pierre de Ailly, Jean Gerson). Por momentos, parece a adherir a esa vía moderna que demuestra la inconsistencia de los "universales", es decir, conceptos generales que representan, bajo una forma abstracta, el elemento común "absoluto" de todos los elementos de una misma categoría. La teoría nominalista de los "dos órdenes de verdad" influyó por otra parte a numerosos teólogos alemanes, entre ellos, Gabriel Biel, fallecido en 1495.

9 - Uno de los principios del antirreduccionismo es que un conjunto no se resume solamente a la suma de sus constituyentes. Este principio se aplicó en la sociología política por Gustave Le Bon (Psicología de masas, 1895), en la musicología por von Ehrenfels (Ueber Gestaltqualitäten, 1890), en la psicología por la Gestalttheorie, en la biología por Ludwig von Bertalanffy, en la física por Ernst Mach, en la historia por Wilhem Dilthey, etc



[Eléments N° 36, Otoño de 1980]

Los Indoeuropeos. La memoria de Europa

José Javier Esparza



Todos los pueblos tienen mitos. Los mitos construyen pueblos. Los mitos estructuran mentalidades: dan a los pueblos cohesión cultural y les disponen para la conquista de su futuro. Cuando los mitos desaparecen, los pueblos mueren espiritualmente; ya nada les une, no se ve una procedencia común -luego deja de verse un futuro común. Los mitos no desaparecen con las "Luces"; sencillamente, unos mitos (los de las "Luces") suplantan a otros mitos (los originarios, los fundadores). Hoy Europa ha perdido sus mitos. ¿Encontrará su futuro? Sólo podrá encontrarlo si contempla su más antiguo pasado. Ese pasado es indoeuropeo. Los indoeuropeos no son un mito: existieron. Pero en sus mitos cabe encontrar el sustrato común que estructura las mentalidades europeas. Aún hoy. ¿Mañana?



El Mito y la Memoria

El profesor Dumézil escribe: "El país que ya no tenga leyendas -dice el poeta- está condenado a morir de frío. Es harto posible. Pero el pueblo que no tuviera mitos, ese pueblo estaría ya muerto" (1). Y es célebre el aforismo de Nietzsche: el hombre de más larga memoria es el de mayor futuro. La memoria de los pueblos es el mito. Cuando se pierde el mito, la memoria se disuelve y la actitud ante el futuro se reduce a un mero esperar. Esperar, ¿qué?: una muerte dulce. ¿Y no es éste el caso de Europa? Europa ha olvidado sus mitos. Revitalizarlos exige poner en perspectiva el pasado. Ese pasado, para los pueblos de Europa, sólo puede encontrarse en el origen fundador de su cultura: la gran matriz indoeuropea. Pero desvelar esa matriz implica eliminar buen número de prejuicios de nuestros contemporáneos. Prejuicios contra el mito y prejuicios contra lo indoeuropeo.

¿El mito? La modernidad ha denostado siempre los mitos, considerándolos simples supercherías para almas primitivas. Sin embargo, hace ya algunos años que se revaloriza el mito; hoy se ha "descubierto" que el mito tiene una función social definitoria. Esa función, según Dumézil, consiste en "expresar dramáticamente la ideología de que vive la sociedad, mantener ante su conciencia no solamente los valores que reconoce y los ideales que persigue de generación en generación, sino ante todo su ser y su estructura mismos, los vínculos, los equilibrios, las tensiones que la constituyen; justificar, en fin, las reglas prácticas tradicionales sin las cuales todo lo suyo se dispersaría" (2). Es decir, que el mito no es el "cuento", no es la superchería; es la magia (en el sentido en que la entiende Sánchez Dragó), es el conjunto de valores que pueden estructurar a perpetuidad la cultura de un pueblo y que, aunque se olviden de vez en cuando, pueden siempre volver. Europa debe reencontrar (re-crear) sus mitos.

Y los indoeuropeos. Gran prejuicio de la sociedad occidental. Y prejuicio antiguo. En primer lugar, porque lo indoeuropeo se opone a la vieja tesis de la procedencia semito-camítica de toda civilización. En segundo término, porque, a raíz de que el pangermanismo monopolizara lo indoeuropeo (produciendo consecuencias que todos conocemos y de las que resulta ocioso hablar), el término "indoeuropeo" despierta infaliblemente numerosos fantasmas políticos e ideológicos. Hoy es ridícula cualquiera de las dos posturas. La primera, porque las más recientes investigaciones en historia y en arqueología confirman la existencia de poblaciones europeas con cultura autóctona evolucionada previas a los primeros contactos con el Oriente Medio; ejemplifican este punto las investigaciones del arqueólogo británico Colin Renfrew (3). En cuanto al prejuicio político, es ridículo porque nadie puede atribuirse exclusivamente el patrimonio indoeuropeo; todos los europeos somos, al menos parcialmente, de origen indeoeuropeo; la cultura europea pertenece a portugueses y alemanes, a latinos, a hindúes e irlandeses... Nada tan miserable como culpabilizar la memoria de un pueblo por estrechas motivaciones políticas. Y sería un buen ejercicio intelectual averiguar quién es el interesado en culpabilizar la memoria de Europa.

Decía Castelar en una famosa frase: "Los pueblos que olvidan la historia de sus antepasados, decaen miserablemente; porque pierden, con la gratitud, la memoria, y, con la memoria, la ciencia". Los mitos fundadores, la memoria de Europa, están en los indoeuropeos. Sumergirse en ellos, estudiarlos, interpretarlos, significa abrir los oídos a la llamada de nuestros más antiguos antepasados.



Los indoeuropeos

Como se sabe, "Indoeuropeo" es en origen un término lingüístico que nació cuando se publicaron, en el siglo XIX, los trabajos de Franz Bopp, Alexander von Humboldt y Jakob Grimm sobre el estudio comparado de los sistemas lingüísticos de las principales hablas europeas (salvo el húngaro, el finés, el vasco y el lapón). A partir de una correlación de forma, este método comparativo, por medio de una operación de equivalencia análoga a los cálculos de proporción aritméticos, deduce un parentesco que plantea la necesidad lógica de un origen común; es decir, la existencia de una "lengua madre" para las "lenguas hijas" europeas. Sucesivamente, se estableció la gramática, la sintaxis y el léxico del indoeuropeo común. Y si había un lenguaje indoeuropeo, habría un pueblo indoeuropeo -o varios pueblos, como parecen indicar todos los datos. Como escribe Pedro Bosch Gimperá, "se considera a partir de entonces la existencia de un pueblo primitivo (el Urvolk de la escuela alemana), cuyo territorio (Urheimat) se sitúa con frecuencia en Asia, que hablaba una lengua originaria (Ursprache), fuente de los dialectos de los cuales derivarán las lenguas indoeuropeas históricas" (4).

¿Cuál es ese Urheimat, el territorio original? A partir del vocabulario se puede saber que los pueblos indoeuropeos vivían en "zonas templadas, más húmedas que secas y más frías que calientes" (5), o en "una región templada, boscosa y continental" (6). Esa región ha sido situada en diversos lugares, pero hay tres tesis fundamentales sobre el origen de los indoeuropeos. La primera es la del origen asiático, formulada por Max Müller en 1888 y seguida por H. d’Arbois de Jubainville, Keary y Ripley; hoy no es defendida por nadie. La segunda tesis propone un origen nórdico o germánico, basándose en las características físicas que los textos antiguos atribuyen a los indoeuropeos; el territorio original estaría entre los mares Báltico y del Norte, ya fuera en Lituania (7), en el norte de Alemania y Escandinavia meridional (8) o en Alemania Central (9). La tercera propuesta, defendida entre otros por Gordon Childe y Bosch Gimperá, cree encontrar el territorio indoeuropeo original en Europa central o Rusia meridional (10). Otros autores tratan de conciliar las dos últimas tesis (11). En definitiva, como resume Alain de Benoist, "el hogar primitivo podría situarse en una zona circunscrita entre el Elba y el Vístula, que se extiende hasta Jutland por el norte y hasta los Cárpatos por el sur" (12).

En ese núcleo originario vivieron los pueblos indoeuropeos, que según Bosch Gimperá aparecen étnicamente en el mesolítico y arqueológicamente a inicios del neolítico. En el segundo neolítico -siempre según Bosch Gimperá- son ya semisedentarios y se produce una explosión demográfica que transformaría la vida social. Vendrá entonces la dispersión, que tendrá lugar en dos olas migratorias: la primera hacia -2.200 y la segunda hacia -1.250. Los indoeuropeos se expanden por los cuatro puntos cardinales. Hacia el este, crearán las sociedades iraní y védica, el imperio Hitita y el reino de los llanos de Anatolia; el sur lo ocuparán los griegos y los latinos; el centro, los celtas y los germanos; hacia el norte ocuparán Escandinavia. A España llegaron en la ola migratoria del Oeste, la misma que cruzó Francia y alcanzó las islas Británicas; J. Carlos Alonso ha sostenido la influencia indoeuropea en Tartessos (13); Sánchez Dragó nos recuerda la insistencia, en la arqueología española, de elementos como la escritura ógmica, las svásticas o los dólmenes -de no ser que éstos tuvieran ascendencia "atlante", lo que nos abre un tema que podremos tocar en otra ocasión (14); el mismo Sánchez Dragó refiere la teoría de Roso de Luna (indemostrable, pero también irrefutable) acerca de la invasión del Bierzo por indoescitas y parsis nada menos que "en época pre-diluvial" (15); y la herencia indoeuropea no se olvidó durante cierto tiempo, a juzgar por los motivos ornamentales que adornan nuestros códices medievales -y en particular un "Beato" del siglo XI en el que las alas de cuatro ángeles sirven al artista para formar una de esas espirales crucíferas y laberínticas que con tanta frecuencia aparecen en los jeroglifos, runas o dibujos de inspiración céltica o nórdica (16). Por otra parte (y ya fuera de España), Hans Jansen ha avanzado la tesis de que pueblos indoeuropeos han influido en los "reinos bárbaros" del norte de China, lo que coincide con la sugerencia de Dumézil de que pudieron haber contactos entre indoeuropeos del este y japoneses en Siberia Oriental. Pero aún hay más. A principios de este siglo, el hindú Bal Gangadhar Tilak formuló un "origen ártico" de los indoeuropeos basándose en los libros sagrados védicos; de este origen ártico provendría la mítica hiperbórea, la leyenda del "país de las largas noches" y la Blanca Isla de Thule (17).

Esta tesis es, si no corroborada, al menos parcialmente confirmada por un trabajo de los investigadores soviéticos G. M. Bongard-Levin y E.A. Grantovskij, que fundamentándose en argumentos astronómicos y geográficos, y en estudios sobre el modo de vida y la etnología de los "pueblos de la Taiga", defienden una estancia prolongada de un grupo indoeuropeo hacia -3000, grupo del cual saldrían los Shaka de la India y los Escitas (18).Como se ve, es imposible hacer una sucesión cronológica coherente ante la cantidad de datos contradictorios (y sin embargo, ciertos) que se nos ofrece.

¿Cómo pensaban y cómo vivían los indoeuropeos? Todo lo que de ellos sabemos se debe a los estudios comparativos sobre los textos hindúes, griegos, latinos, irlandeses y escandinavos. Basándose en Jean Haudry y Mircea Eliade, Eugenio Gil ha definido la religión indoeuropea con siete notas características: politeísta, pluralista, no-proselitista, no-dogmática, abierta y dinámica, comunitaria, y mítica en cuanto saber y estilo de explicación del mundo. A partir de los estudios actuales sabemos que la religión prefiguraba la estructura social y política, generalmente patriarcal, donde el rey era elegido por sus iguales de entre los jefes de familia (o de "genos") y controlado por la asamblea de jefes familiares; un sistema que podría definirse como "aristo-democracia". Todo ello conduce hoy a la certeza de que los pueblos indoeuropeos no eran un conjunto de tribus dispares a las que sólo unía una cierta similitud lingüística, sino que se trataba de pueblos con una estructura mental específica, con una concepción particular del hecho religioso, de la sociedad, de la soberanía, de las relaciones entre los hombres y los dioses, y con una teología, una liturgia, una poesía y una literatura épica comunes. En definitiva, una "ideología" común que ha sido redescubierta en este siglo por Georges Dumézil. Dumézil no emplea el término "ideología" en el sentido "ilustrado" de la palabra (construcción mental abstracta de un orden utópico), sino que con él trata de designar la "visión-del-mundo" de un conjunto humano determinado. A esta acepción nos remitimos. Así, la ideología indoeuropea será la concepción según la cual el mundo y la sociedad no pueden vivir si no es por la colaboración armoniosa de las tres funciones superpuestas de soberanía, fuerza y fecundidad.



Dumézil y los estudios indoeuropeos

Fue en la primavera de 1938 -cuenta Dumézil- cuando, después de tres lustros de tanteos penosos, reconocí las grandes correspondencias que impelen a atribuir a los indoeuropeos, antes de su dispersión, una teología compleja, constituida en torno a la estructura de las tres funciones de soberanía, fuerza y fecundidad" (20). En otros términos: la primera función es la administración de lo sagrado, del poder y del derecho; la segunda función es la administración de la fuerza física, y muy frecuentemente la guerra; la tercera función es la fecundidad, la producción y la abundancia material.

Georges Dumézil, a quien Claude Levi-Strauss atribuye "una organización mental de capacidades fabulosas, cuyo secreto no se esperaría hallar más que en sus genes, faena que la ciencia biológica desalentaría en el acto" (21), nació en 1898 y desde muy joven se consagró al estudio de los indoeuropeos. Sus méritos tardaron mucho en ser reconocidos; sus investigaciones sólo llegaban a un reducido círculo de especialistas hasta que en el invierno 1972-1973 la prestigiosa revista NOUVELLE ECOLE le dedicó un número especial elaborado bajo la responsabilidad del profesor Jean-Claude Riviere (22). Esto aumentó el campo de interés sobre Dumézil, que finalmente ingresó en la Academia Francesa en 1979. Hoy se reconoce a Dumézil como el principal exponente de la Escuela denominada "Nueva Mitología Comparada". Pero su obra trasciende la mitología para entrar en la lingüística, la sociología, la historia de las religiones y la historia en general. Sus primeros seguidores, aparte del citado Riviere, fueron Chr. Guyonvarc’h, F. Le Roux, L. Gerschel, A. Yoshida; además destacan Puhvel (que le dió a conocer en los Estados Unidos), Grisward (que introdujo la epopeya medieval en el campo de los estudios indoeuropeos) y Batany (cuyo artículo en ANNALES, en 1963, inspiró el libro de Duby De las tres funciones a los tres estados).

Entre las principales aportaciones de Dumézil, y al margen de las que afectan a la metodología de las Ciencias Sociales (de las que nos ocupamos en un anexo en este artículo), el profesor Riviere cita dos que nos parecen particularmente importantes. En primer lugar, la constatación de que los indoeuropeos no son tribus primitivas, como defendía el etnosociólogo norteamericano F. Boas, sino "representantes de una civilización evolucionada, con una ideología que implica una visión original del mundo humano y divino, poseedores de una organización estructurada de la sociedad, de una literatura épica, de concepciones económicas y jurídicas propias, etc" (23). Por otra parte, la constatación de la pervivencia de la estructura trifuncional, si no como organización real de la sociedad, sí como organización ideal, hasta muy adentrada la época histórica, en celtas, hindúes y escandinavos; constatación a la que se suma el hecho de que todos los pueblos no indoeuropeos que asimilaron textos fundadores indoeuropeos los perdieron o los modificaron hasta el punto de ser casi irreconocibles, como ocurrió con los textos osetas (indoeuropeos) deformados por los abjazes, atars o inguches (no indoeuropeos), ejemplo que plantea el propio Dumézil en la introducción al primer volumen de su Mito y Epopeya (24). Muchas sociedades han visto el modelo social trifuncional como modelo ideal de organización. El esquema tripartito ha sido vivido por japoneses, indios americanos y algunas tribus africanas -que no habían tenido ningún contacto con los indoeuropeos. Pero la peculiaridad indoeuropea consiste en la perfecta adaptación de ese modelo social con el panteón divino, es decir, en la perfecta correspondencia entre la comunidad de los hombres y la comunidad de los dioses. Ambas responden a una misma concepción del universo. El mundo divino prefigura el humano -lo divino está en lo humano, y viceversa. Ningún otro pueblo ha "sistematizado" de tal forma y en tal dirección su idea de la organización del mundo.

Este último punto conduce a Riviere a preguntarse: "¿no será que esa estructura religiosa y social corresponde a una exigencia fundamental de la más profunda mentalidad europea?" (25). Esto significa plantear que la ideología trifuncional constituye una característica inherente a la mentalidad del europeo, una de esas "estructuras latentes" (Batany) que son indisociables del espíritu (de la cultura) de un pueblo, y que se mantienen a través de las generaciones. Lo que nos lleva a pensar en qué medida la ideología trifuncional esclarecida por Dumézil no sería un buen camino para recomenzar a concebir el mundo "en europeo".



¿Actualizar las tres funciones?

Georges Dumézil escribió en una carta a Jean-Claude Riviere: "toda actualización de los indoeuropeos me es ajena". Pero Riviere se pregunta: "¿Está prohibido alimentar una reflexión política a partir de una obra como la de Georges Dumézil? ¿O deberíamos creer que la cultura se limita a glosar ininterrumpidamente textos sagrados revelados de una vez para siempre?" (26). Porque una cosa es tratar de reimplantar hoy las costumbres, organización social y modo de vida indoeuropeos -lo que sería desde luego descabellado- y otra cosa es interrogar el pasado de un pueblo en crisis de identidad (el europeo) para encontrar allí los valores, la cosmovisión que late aún en nuestras mentalidades. En este último sentido, una interpretación de la ideología indoeuropea podría invertir en buena medida la decadencia cultural (la tan traída y llevada "crisis de valores") europea. No se trata de una aplicación política superficial ni a ras de tierra. Cabría hablar de "Gran Política", de acción del pensamiento que abarca, en un sólo movimiento, filosofía, política, historia y religión. Porque de lo que se trata es, en definitiva, de formular a nuestro origen una pregunta capaz de suscitar una respuesta que nos proporcione nuevos útiles de explicación del mundo.

A favor de esta tesis hay diversos argumentos. En primer lugar, está la constatación de que la ideología trifuncional ha estructurado en buena medida la mentalidad europea hasta fechas relativamente recientes. Sirvan de ejemplo los dos fundamentales resurgimientos de la ideología tripartita como propuesta de organización social: el primero, el formulado en la República de Platón, en el siglo -IV (en esa misma Grecia que según algunos había rechazado la herencia indoeuropea: tesis inexacta, como se ve); el segundo, el enunciado en el siglo X por los teóricos de la monarquía de los Capetos, al estructurar la sociedad en "oratores", "bellatores" y "laboratores", estructura que pervivió con más o menos fortuna en toda Europa hasta el siglo XVIII. Estos resurgimientos evidencian la continuidad del modelo ideal tripartito en la conciencia europea. ¿Por qué no podría servir este modelo hoy, adaptándose a la complejidad de las sociedades industriales? He aquí un campo de investigación que puede resultar prometedor. En segundo lugar, en el campo de las hipótesis sociológicas, la idelogía trifuncional podría explicar bastantes patologías sociales. ¿No podrían interpretarse, al menos en parte, las enfermedades sociales modernas en términos de nostalgia de la armonía trifuncional? Otro terreno para roturar. Un tercer grupo de argumentos afecta a las posibilidades de una interpretación histórica retrospectiva. Esta tesis, que ha avanzado Benoist, consistiría en explicar el devenir histórico de los pueblos nacidos de la comunidad indoeuropea primitiva como tendente a la realización de un cierto equilibrio entre las tres funciones, en particular mediante la subordinación de las funciones militar y productora a la función soberana. Las revoluciones burguesas y proletarias serían un avatar de la rebelión de la tercera función.

Esta última tesis de lugar a una nueva interpretación, histórica y política (es a lo que se refería Riviere) de la trifuncionalidad. Las alteraciones históricas estarían directamente relacionadas con la alteración del equilibrio político trifuncional. Estas alteraciones, lejos de ser un producto de la "dialéctica histórica", serían ciertamente nocivas. Tan nociva como la esclerotización de la función soberana sería la subversión de la segunda función, la guerrera, que se ha manifestado tradicionalmente en regímenes militaristas y de la cual los "fascismos" serían un avatar intelectualizado (transposición del poder militar real a la uniformización de la sociedad mediante valores militares). La subversión de la tercera función, la productiva, reuniría las dos características, es decir, el poder efectivo de los criterios económicos (común al liberalismo y al marxismo) y la penetración de los valores mercantiles y productores en todas las capas de la sociedad. Vemos así que de la revolución burguesa a la revolución proletaria no hay más que un paso, y que la segunda ha sido directamente inducida por la primera.

Las alteraciones del equilibrio funcional se manifiestan netamente negativas. Una sociedad regida exclusivamente por valores militares se expone a desangrarse por la herida abierta de la falta de elevación estética y espiritual, y, nacida de la guerra, perecerá en la guerra (como Esparta y como los "fascismos"). Por su parte, una sociedad regida exclusivamente por los factores económicos ("Whatever is good for General Motors is also good for the USA") se expone a caer en su opulencia bajo los golpes de los bárbaros y bajo el auto-suicidio de la mercantilización de toda acción humana. Sólo un equilibrio de las funciones, dirigido por una función soberana, parece socialmente sano. Es decir, sólo la primacía de lo político en tanto que destino de la comunidad (y no en tanto que mera administración) puede armonizar una sociedad por medio del equilibrio jerárquico pero armonioso entre las diversas funciones sociales. En este pensamiento (de nuevo la "Gran Política") se inscriben las actitudes de personajes tan diversos como Carlos I, Lenin, Maurras, Mao y De Gaulle.

Un último argumento a favor de la trifuncionalidad como método de interpretación es propiamente cultural y liga con lo dicho al principio de este trabajo. Si queremos re-pensar el mundo "en europeo", hemos de partir de lo que constituye la herencia intelectual europea: la comprensión tripartita de la sociedad. Volver al origen, interrogar nuestros fundamentos culturales, a nuestra más primitiva conciencia histórica y espiritual, es indispensable si queremos encontrar una solución europea para los siglos venideros. Más allá de las simples relaciones comerciales (tercera función) o de los problemas de defensa conjunta (segunda función). Ese proyecto sólo puede alimentarse en una fuente: la redinamización de nuestro pasado y nuestra historia. Tengamos la memoria larga: la historia es del que se la merece.



Notas:

(1) Dumézil, G. El destino del guerrero, e d. Siglo XXI, México, 1971.

(2) op. cit., pág. 15.

(3) Renfrew, Colin, The Emergence of Civilization. The Cyclades and the Aegean in the Third Millenium B.C., Methuen and Co., Londres, 1972; Problems in European Prehistory, Edinburgh University Press, Edimburgo, 1979; Before Civilization, 1983 (edición francesa: Les Origines de l’Europe, Flammarion, Paris, 1983). Hasta el momento no hay edición en castellano de ninguna de estas obras.

(4) Bosch Gimperá, Pedro. Les Indoeuropéens, Payot, París, 1961 (no hay edición española).

(5) Lahovary, N. Les Peuples Européens, La Baconniére, Neuchâtel, 1946.

(6) Geipel, John. L’Antrhopologie de l’Europe, Laffont, París, 1971.

(7) Tesis defendida por Theodor Poesche en 1878.

(8) Tesis defendida por Karl Penka (Die Herkunft der Arier, 1886), Issac Taylor (1888) y Herman Hirt (Die Urheimat der indogermanen, 1892).

(9) Según el fundador de la revista MANNUS, Gustaf Kossina (1902), N. Lahovary (1946, op. cit.), Paul Thieme (Die Heimt der Indogermanischen Gemeinsprache, 1953) y Ram Chandra Jain (The Most Ancient Arya Society, 1964).

(10) Bosch Gimperá (op. cit., 1961) y Gordon Childe (The Aryans, 1926) siguen la línea trazada en 1890 por Otto Schrader. Otros autores que defienden esta tesis son Georges Poisson (Les Aryens, 1934), Walter Schulz (1935), R.A. Crossland (1957), Giaccomo Devoto (Origini Indoeuropee, 1962) y Marija Gimbutas (1956).

(11) Son sobre todo Ward Goodenough ("Evolution of Pastoralism and Indo-European Origins", en G. Cardona, H.H. Hoenigswald y A. Senn, ed., Indo-European and Indo-Europeans, University of Pensylvania Press, Filadelfia, 1970), Hans Krahe y James P. Mallory ("A Short History of the Indo-European Problem", en JOURNAL OF INDO-EUROPEAN STUDIES, vol. I, 1973, nº 1, Hattiesburg, Mississippi).

(12) Benoist, Alain de. Vu de Droite, Copernic, París, 1979.

(13) Alonso, J.C., Tartessos, ocaso de un día y una noche, Ed. Asociación Independiente, Madrird 1980.

(14) Sánchez Dragó, F. Gárgoris y Habidis, I. Planeta, Barcelona, 1978 (2ª edición, 1985).

(15) op. cit., p. 102.

(16) "Beato de Facundo", fechado en León, 1047. Se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, vitrina
14.2.

(17) Bal Ganghadar Tilak, The Artic Home in the Vedas, cit. Por Jean Varenne, "Indo-Européens", en rev. NOUVELLE ECOLE, nº 40, Otoño 1983, pp. 115 y ss.

(18) De Escitia a India. Enigmas de la historia de los antiguos arios, Klinscksieck, 1976 (traducido al francés por la Sorbona en 1981).

(19) "Los Indoeuropeos", en rev. FUNDAMENTOS, nº 5, 1985.

(20) Los Dioses de los Germanos, Ed. Siglo XXI, México, 1973.

(21) Levi-Strauss, en respuesta al discurso de ingreso de Dumézil en la Academia Francesa. Los dos textos (el de Dumézil y el de Levi-Strauss) están traducidos y reproducidos en la revista mejicana VUELTA, que dirige Octavio Paz (nº 49, vol. 5, Diciembre 1980).

(22) "Georges Dumézil et les etudes indoeuropéens", NOUVELLE ECOLE, nº 21-22, Invierno 1972-1973.

(23) Riviere, Jean-Claude. "Actualité de Georges Dumézil", en rev. ELEMENTS, nº 32, Noviembre-Diciembre 1979.

(24) Dumézil, G. Mito y Epopeya, I. Seix Barral, Barcelona, 1977.

(25) Riviere, art. cit.

(26) ibid.



[Extraido de la revista Punto y Coma, noviembre-enero, 1987]

Cronología de las Civilizaciones, Estados y culturas del Mundo

5300-3600ac Periodo Ubaid (Medio Oriente) Sur de Mesopotamia.
Dividido en Ubaid 1, 2, 3 y 4.

4500+-500 Badariense, le sigue la cultura Amratiense y luego la Gerzense (Las tres en el Alto Egipto o sur, y la Gerzense en el Alto Egipto y en el Bajo Egipto o norte).

6500-6300BP Complejos Bandkeramik (Europa Central).

3600-3100ac Periodo Uruk (Medio Oriente) Sur de Mesopotamia. Dividido en Uruk antiguo y reciente.

3500-300ac Tracia Europa Oriental. Conquistados por Filipo II de Macedonia.

5000BP Megalitos europeos(Islas Británicas, Irlanda, Francia, España, Dinamarca)

3200-1800ac Cultura de Valdivia Actual Ecuador.

3100-2900ac Periodo Jemdet Nasr (Medio Oriente) Sur de Mesopotamia.

3100-30ac Egipto (África del norte)
3100-2700ac Periodo Dinastico Temprano. Dinastías I y II.
2700-2200ac Reino Antiguo. Dinastías III, IV, V y VI.
2575ac Se termina de construir la pirámide de Keops, en Gizeh.
2200-2050ac Primer periodo intermedio. Dinastías VII a X.
2050-1700ac Reino Medio, reunificación. Dinastías XI y XII.
1700-1550ac Segundo periodo intermedio. Dinastías XIII a XVII, las XV y XVI son de los hicsos.
1650-1542ac Dominados por los Hicsos, que son expulsados por Amasis I.
1465-1165ac Imperio. Dinastías XVIII a XX.
1150-663ac Periodo post-Imperio. Dinastías XXI a XXVI.
715-662ac Dinastía de los faraones negros, venidos de Kush (Nubia).
663-525ac Periodo Saita. Dinastía XXVI.
525-404ac y 343-332ac Dominados por los persas.
332ac Conquistado por Alejandro Magno de Macedonia.
323ac Ptolomeo hijo de Lago, general de Alejandro Magno se hace con el poder en Egipto, y se transforma en el primer faraón de la dinastía de los Ptolomeos.
30ac Muerte de Cleopatra. Egipto se convierte en provincia romana.

3000-1570ac Stonehenge Actual Inglaterra

3000-s.IVac Fenicia Costas de Siria y Líbano (Cartago en Túnez).
sXIIac Llegan los "Pueblos del Mar".
1209ac Fundación mítica de Cartago por Carquedon.
800ac Fundación de la colonia de Cartago por fenicios de Tiro.
662ac Invasión Asiria.
332ac Destrucción de Tiro (ciudad principal fenicia) por parte de Alejandro Magno de Macedonia.

3000-1761ac Sumer Acad (Cercano Oriente) Sur de Mesopotamia.
6000ac Llegada de los sumerios a la mesopotamia.
3000ac Llegan los akadios a la mesopotamia instalándose al norte de Sumer.
2340ac El rey akadio Sargón de Agadé, invadió y conquisto Sumer.
2180ac Desintegración del imperio akadio. Las ciudades sumerias recuperan su
libertad y control de su destino.
s.XIXac Varios reinos: Larsa, Uruk, Isin y otros menores.
1761ac Conquistados por Hammurabi de Babilonia.

2800-1400ac Minoica (Creta, Mar Egeo) Se funde con la cultura Micenica de Grecia.

2500-1450ac Antiguo reino Asirio (Cercano Oriente) Alto Tigris. 1530 ac Conquistados por los casitas.

2500-645ac Elam Norte del Golfo Pérsico.
3500ac Comenzó a extenderse el Elam y a absorber la civilización sumeria.
2350ac Conquista de Susa, capital de Elam, por parte de Sargon el grande de Akad.
1000ac Sitio de Susa por los babilonios.
645ac El rey asirio Asurbanipal quema Susa y destruye a los elamitas.

2500-1800ac Cultura del Indo (Oriente, India) Río Indo.

2500-2300ac Ebla Medio Oriente.

2500-197ac Grecia Con su periodo de expansión bajo Alejandro Magno de Macedonia(336-323ac) Se distinguen cinco regiones en Grecia: Jonia, que es el Atica o región ateniense, también hay jonios en Asia Menor e islas del Egeo; Peloponeso, la región de los dorios o espartanos; Eolia, costa de Asia Menor e islas de esta; y por ultimo la Magna Grecia, que es el sur de Italia, y Sicilia.
6000-3000ac Neolitico en Grecia, llamados tradicionalmente "Pelasgos".
3000ac Los Carios y Lelegos traen el cobre a Grecia.
2500-2100ac Llegada de los indoeuropeos, primeros "griegos". Provienen de Ucrania, y traían con sigo su dialecto heleno y subdialectos como aqueo, dorio, jonio y eolio. Los aqueos se instalan en el Peloponeso, los eolios en Tesalia (norte de Grecia), los Jonios en el Atica (región ateniense) y los dorios al norte de Grecia.
2500-1600ac Época Mesoheladica.
1600-1100ac Época Postheladica o Micenica.
1200ac Inmigración de los dorios (grupo lingüístico) a Grecia, se fusionan con la
cultura micenica, ocuparon el Peloponeso, Creta y las islas del Egeo. Fundación de Esparta.
1200ac Los jonios (primitivos pobladores de Grecia junto con los aqueos) son
expulsados por los dorios del continente y se establecen en las islas del Egeo.
197ac Los Romanos vencen en la batalla de Cinocefalos a Filipo V de Macedonia y
anexionan a Grecia a la República Romana.

2000ac Primera oleada de Indoeuropeos Hititas: se asentaron en Anatolia y llegaron desde el oeste a través del Bósforo; Jonios, Aqueos y Eolios: se asentaron en Grecia; Indoarios: desde el noreste del mar Caspio hacia mesopotamia, siria palestina y Egipto (hicsos) los Arios y hacia la india los indos.

2000-1200ac Hititas Hatti heteos(Asia menor) Centrado en Anatolia central se expandió hacia el Egeo y hacia el norte de Siria. Destruidos por los "Pueblos del Mar".
2500ac Un grupo de pueblos indoeuropeo, que hoy conocemos como Hititas, irrumpió en Asia Menor.
1650-1552ac Antiguo reino.
1550-1370ac Periodo medio.
1370-1190ac Imperio Hitita.

2000ac o antes Templos de piedra de Malta (Isla de Malta, Mar Mediterráneo)

2000-1200ac Ugarit Medio Oriente norte de Siria-Palestin sobre la costa. Ciudad estado destruida por el "Pueblo del Mar".

2000ac-Actualidad China Asia
1766 o 1500ac Comienzo de la primera dinastía, la Shang.
1000ac La nueva dinastía Chou instala el feudalismo.
221 al 207 El emperador Shi-huan-ti unifico el imperio.
1911 Ultimo emperador chino.
1949 Comienzo de la República popular China.

1850-1759ac Mari (ciudad estado) Siria Palestina Destruida por Hammurabi de Babilonia.

1800-500ac Lirios (Europa oriental) Mar Egeo.

1900-725ac Antigua Babilonia (Cercano Oriente)

1900ac Una tribu conocida como amorritas se hizo con una pequeña ciudad acadia llamada Bab-ilum, y la izo su capital.
1792-1750ac Gobierno de Hammurabi.
1530-1150ac Conquistados por los casitas o coseo.
725ac Conquistados por los Asirios.

1800-1600ac Yamkhad Medio Oriente. Siria-Palestina.

1750-1550ac Reino de Khana Medio Oriente. Norte del Eufrates. Antiguo territorio de Mari.

1735-1500ac País del Mar Norte del Golfo Pérsico. Conquistados por los Casitas.

1700-1200ac Micenas Actual Grecia

1600-1150ac Casitas Baja Mesopotamia. Medio Oriente

1500-1300ac Estado hurrita de Mitanni (NO del actual Irak) Oeste de Asiria. Conquistados por los hititas

1400-200ac Chiripa (América del sur) Bolivia, lago Titicaca.

1300-600ac Asiria Media y Nuevo reino(Cercano Oriente). Cae en manos de los caldeos o babilonios.

1300-400ac Chavín de Huántar (América del sur) Actual Perú, provincia de Huari.

s.XIIIyXIIac Pueblos del Mar Origen desconocido. Procedentes del norte del Mediterráneo y del Mesoriente. Entre estos siglos asolaron a Egipto, y las costas del Mediterráneo oriental, destruyendo el reino de los Hititas y Ugarit. Se unificaron con los pueblos costeros de Siria y el Líbano que mas tarde serian los Fenicios.

1250-100ac Olmecas (América Central) Actual México.
1290-900ac Predomina el sitio San Lorenzo Tenochtitlan.
900-400ac " La Venta.400-100ac " Tres Zapotes, franca decadencia de la cultura Olmeca.

1200-722ac Israelitas Actual Israel y Medio oriente.1200ac Éxodo: los israelitas escapan de la esclavitud de Egipto.
1012-1004ac Alianza de los hebreos con los cananeos en contra de los filisteos.
926ac Se divide en Israel al norte y Juda al sur.
722ac Israel cae en poder de los asirios.

1200ac Segunda oleada de Indoeuropeos Iranios: Los Medos al norte de Irán por el Cáucaso, y los Persas al sur de Irán por el noreste del mar Caspio. Dorios a Grecia.

1200-200ac Wankarani (América del sur) Bolivia, noroeste y norte del lago Poopó.

1200-600ac Hallstatt Europa central.
1200-800ac Periodos A y B, pertenecientes al Bronce. Austria.
700-600ac Periodos C y D, pertenecientes al hierro. Austria, Alemania y Suiza.

1200ac-43dc Celtas Europa del este, España, islas Británicas, Irlanda, Francia, Asia menor y Suiza. 43dc El ejercito romano conquista Britaña ultimo bastión de los celtas desalojados por los germanos, romanos y cartagineses.

s.XII Dorios (Tres tribus, los hileos, los dimanes y los pánfilos) A partir de este siglo se establecieron en la península helénica y poco a poco fueron dominando toda Grecia siendo ellos los representantes griegos. Originarios del Danubio, conquistaron Tesalia y de ahí migraron a Grecia.

1000-200ac Etruscos Actual Italia. Absorbidos y aniquilados por celtas, griegos y romanos

1000-s.IIac Cultura de Adena (munds en forma de animales) Ohio, EE.UU. s.IIac-500dc Tras la cultura de Adena esta la de Hopwell.

1000ac-500dc Sarmatas Rusia actual.

1000-500ac Cultura Lacial Actual Italia. Región del Tiber o Lacio

900-600ac Villanovanos Italia central. Norte de Roma, Bolonia. 850ac Son desplazados del sur por los etruscos pero siguen en el norte hasta el 600ac.

835-600ac Urartu o Ararat Reino fundado al pie del Cáucaso

714ac Derrota por parte de los Asirios, los cuales los borraron del planeta.

814-146ac Cartago o Karjedon (fenicios) Túnez, máxima expansión: España, Cerdeña, Córcega las Baleares y Sicilia.
814ac Fundación de Cartago por habitantes de la ciudad fenicia de Tiro.

800ac-1100dc Germanos (Europa Central) Alemania, Austria y Dinamarca actuales.

750-650ac Frigia (Asia Menor) Actual Turquía.

753ac-476dc Roma Todo el Mediterráneo, en su máximo esplendor.Primitivamente formaban tres tribus que eran Tities o Titienses, Ramnes o Ramnenses y Luceres.
2000ac Llegada de los indoeuropeos o italiotas al norte de Italia.
1000ac Los Etruscos se instalan en la península itálica.
753ac Mítica fundación de Roma, según cuenta la leyenda por Romulo y Remo.
509ac Se depuso al séptimo y ultimo rey (cuatro latino-sabinos y 3 etruscos) y se instauro la República.
27ac Octavio se convierte en Augusto, primer emperador.
117dc El imperio romano llega a su máxima expansión bajo Trajano, llegando al mar Caspio y al Golfo Pérsico.
395dc División del imperio en Oriente y Occidente.
476dc Es depuesto el ultimo emperador de Occidente. La Roma de Oriente sigue como Bizancio.

750-650ac Cimerios Irrumpen en la península de Crimea y mas tarde la ocupan. A partir del 650ac fueron siendo aniquilados por escitas y lidios, un reino tributario de Asiria.

s.VIII-s.IIIac Escitas Actual Rusia. Área de residencia propia: oeste del Volga y norte del MarMuerto. Llegaron a extenderse hasta los Balcanes, y Asia Central. Son asimilados y conquistados por mongoles y chinos en el oeste, por los godos en el este y por los sarmatas en el sur.

660ac-Actualidad Japón Asia.
660ac Según la leyenda, el primer emperador comenzó a gobernar en esta época.
1274 a 1281 Invasión de los mongoles.
1590 Hideyoshi efectúa la unificación militar del Japón.

650-550ac Imperio Meda (Irán) Conquistados por los persas.

635-539ac Nuevo reino Babilonio o Caldea (Cercano Oriente)
539ac Conquista de Babilonia por Ciro II de Persia.
331ac Conquista de Babilonia por Alejandro Magno de Macedonia.

650-539ac Lidia Asia Menor, llego a dominar las ciudades estado griegas de la costa egea. 600ac A partir de este año Lidia se convirtió en un reino poderoso e independiente de Asiria. 550ac En estos años Ciro de Persia conquisto a Lidia.

600ac-350dc Cusitas Sudan, Junto al Nilo.

600ac-850dc (América del sur) Noroeste Argentino. Periodo formativo inferior 600ac:Tafí, Saujil, Alamito, Condorhuasi y Ciénaga. P.F.Medio 600dc: La Aguada. P. F. Superior 850dc: Alfarcito, Isla y coexistiendo Hualfin y San José.Desarrollos Regionales 1000-1480dc: Humahuaca, Belén, Santa María e Inca. 550-331ac

Imperio Persa (Cercano oriente) Egipto, Medio Oriente completo, y parte de Grecia. Se derrumbo en el 331 luego de la batalla de Gaugamela en la que venció Alejandro Magno de Macedonia y conquisto toda Persia.

500-52ac Cultura de La Tene Celtas. Continuación de Hallstatt. Suiza, Francia, Alemania, Austria, Bohemia, Britaña e Irlanda. Fueron conquistados por los romanos en el 52ac.

500-100ac Cultura de Nok África Occidental, Benué.

400ac-400dc Cultura de Paraca Actual Perú.

330ac-actualidad Aksum o Axum. Actual reino de Etiopía.

330ac Destrucción del reino de Kush, en Sudan, por parte de Aksum.

312-64ac Imperio Seléucida Asia y Medio oriente. 64ac Sus últimos despojos, en Siria, son conquistados por el general romano Pompeyo.

300ac-106dc Nabateos (Petra) Actual Jordania. 106dc Se anexo a la provincia romana de Arabia.

250ac-224dc Partia Actual Irán.
250ac Conquista su independencia del imperio Seleucida, heredero del imperio de Alejandro Magno en Asia.
224dc Una rebelión en la provincia de persis hace colapsar a la monarquía parta y se instaura el nuevo Imperio Persa o Imperio Sasánida con los mismos limites y cultura que Partia.

250ac-700dc Monte Alban Culturas Zapoteca y Mixteca. Actual México.

200ac-1300dc Mogollón Norte América, Nuevo México EE.UU.

100ac-1000dc Mochica o Moche. (América del Sur) Costa norte del Perú.

100ac-800dc Cultura de Nazca Actual Perú.

100ac-750dc Teotihuacan Actual México. Ciudad destruida por los zapotecas.

100ac-1300dc Anasazi Actual EE.UU. estados Colorado, Nevada, Utah y Nuevo México.100ac-800dc Los llaman Cultura de los Cesteros (basketmakers). 800-1300dc Son llamados la Cultura de los Pueblos.

100ac-110dc cultura de los Hohokam Al sur de Arizona, EE.UU..

250-500dc Reino de Funan (Indonesia) Actual Camboya.

s.III-1431dc Khmer o Jemer (Angkor) Asia sudoriental. Actual Kampuchea, ex Camboya.
sVI Logran someter al reino de Funan, que había sido su soberano desde el s.III.
1170 Los Jam destruyen Angkor, luego reconstruida.
1431 Invasión tailandesa.

224-642 Imperio Neopersa o Sasanida (Ver Partia)
613-617 Cosroes II tomó Damasco, Jerusalén, Asia Menor y Egipto.
642 Conquistados por los Arabes.

300-900dc Mayas (América Central)Actuales México, Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice.
300-600dc (temprano clásico)
600-800dc (clásico tardío)
770-890dc (clásico terminal) caída de los llanos meridionales.

300-Actualidad Ghana Sudan Occidental, África. s.XI Se independiza Mali y decae Ghana. 1957 Se convierte en la primera colonia británica independiente.

350-554dc Ostrogodos Actuales Polonia y Ucrania en un principio.
453 Se rebelan a los hunos, y se instalan al sur del Danubio.
493 Invaden Italia y la convierten en un reino ostrogodo.
554 Son vencidos y expulsados de Italia por el eunuco Narsés, general del Imperio Romano de Oriente, y desaparecen así de la historia.

350-711dc Visigodos Dasia. Europa Oriental. España.
374 Se vieron obligados a cruzar las fronteras romanas para escapar de los hunos.
378 Vencen a los romanos en la batalla de Adrianopolis y se ubican en el antiguo reino de Epiro.
418 Se establecen en la Galia sudoccidental y fundan el Reino de Tolosa, que llego a
controlar toda Hispaña y la Galia meridional.
711 Los árabes conquistan toda la península ibérica menos los montes Cantábrico.
Continúan con la reconquista, hasta que en el 722 se vencía a un ejercito musulmán y se afianzo un poder visigodo en el norte de España para el 740 ya existía un reino, el de Asturias.
350-453dc Hunos o Hsiung-nu Se trasladaron del Asia central, donde desde siglos atrás
incursionaban en territorio chino, hacia Europa. Se diseminaron desde el Mar Caspio
hasta la actual Hungría.
374 Los hunos conquistaron a los ostrogodos.
451 Atila invadió la Galia siendo rechazado por el romano Aecio y el visigodo
Teodorico I.
453 A la muerte de Atila el imperio se desvaneció tras las rebeliones de los germanos.
400-1888dc Isla de Pascua (Océano Pacifico) Actual Chile.
1722 Llega a la isla el flamenco Roggeween, descubriéndola para los europeos.
1862 Los negreros peruanos se llevan a todos los hombres y mujeres aptos para el
trabajo.
1877 Hay 110 habitantes de la antigua cultura.
1888 se anexiona a la república de Chile.
400-1200dc Tiawanaku. (América del sur) Bolivia, lago Titicaca.
100-750dc Estadio urbano.
750-1200dc Fase expansiva o imperial.
400-1200dc Cultura de Tajin Golfo de México, Veracruz.

409 Los germanos Suevos(son conquistados por los visigodos en 568) y Vándalos se instalan en la península ibérica.

428-534 Vándalos Se apropian de la provincia romana de África, con Cartago como capital.
534 Fueron conquistados por Belisario, general del Imperio Romano de Oriente.
456-820 Reino de Kent Sureste de Inglaterra. Germanos Jutos, conquistados por Wessex.

476-1453dc Imperio Romano de Oriente o Bizancio Asia Menor, Balcanes, Oeste: África del Norte e Italia.(ver Roma)
698 La provincia de África, cuya capital era Cartago, es conquistada por los árabes.
1204 Caída de Constantinopla o Bizancio a manos de los cruzados.
1453 Los turcos otomano logran tomar Constantinopla y destruyen así al Imperio Romano de Oriente o Bizantino, que en sus últimos días solo conservaba la ciudad de Bizancio o Constantinopla (actual Estambul).
477-820 Reino de Susex Sur de Inglaterra. Germanos sajones. Conquistados por Wessex.

486-Actualidad Francos Francia(Neustria) Actual. Alemania(Austrasia) actual por un tiempo.
486 Los germanos merovingios o francos, conquistaron el ultimo bastión romano de occidente en la Galia septentrional.
507 Clodoveo expulso a los visigodos y a los Burgundios de la Galia, y en 508 instalo la capital del reino franco en París.
771 Carlomagno se consagra emperador franco, y en los años siguientes conquista la Italia lombarda (dejando el ducado de Benevento), y luego una parte de España.
814 Tras la muerte de Carlomagno el imperio franco se divide en dos, francos occidentales (que mas tarde seria Francia), y francos orientales(que en el 962 seria el Sacro Imperio Romanogermanico y mas tarde Alemania).
1789 Revolución francesa.
1795 Declaración de los Derechos Humanos.
s.V-1282 Gales Sudoeste de Gran Bretaña. Conquistados por los ingleses. 1404-1407 Breve revolución.

500-820 Reino de Essex Sur de Inglaterra. Germanos sajones. Conquistados por Wessex.

500-1015 Reino de Wessex Originariamente en el Sudoeste de Inglaterra luego en toda la Isla de Gran Bretaña menos Escocia. Germanos sajones. Conquistados por Dinamarca.

500dc Surge la Cultura del Mississippi Norteamérica, sur de Illinois EE.UU.. Apogeo en el s.XII.

540-866 Anglia Oriental Centro este de Inglaterra. Germanos anglos. Conquistados por los vikingos.

s.VI-874 Mercia Centro oeste de Inglaterra. Germanos anglos. Conquistados por los vikingos.

540-593 Deira Norte de Inglaterra. Germanos anglos conquistados por Bernicia y fundaron Nortumbria.

540-593 Bernicia Norte de Inglaterra. Germanos anglos. Conquistan a Deira y fundan Nortumbria.

568-773 Italia Lombarda Los lombardos eran de origen germano, se instalan en la península itálica luego de vencer a los bizantinos echándolos de Italia. Siendo echados por los francos.

593-866 Reino de Nortumbria o Northumbreland Norte de Inglaterra Germanos Anglos. Conquistados por los vikingos.

s. VII-s. XVIII Songhai reino del Africa Occidental.

600-960dc Jázaros Se asentaron al norte del Mar Caspio. Máxima expansión (750), al norte de Moscú y desde el Mar Caspio hasta el Danubio. Destruidos por los Rusos varegos.

632-900dc Arabia Musulmana En este año muere Mahoma dejando una Arabia unificada.
642 Para este año Siria, Jerusalén, Egipto y toda Persia habían sido conquistadas.
661 Los musulmanes se dividen en Chiíes (seguidores de Ali) y sunníes (de Muawiya), comienzo del califato omeya, que conquistaría todo el norte de África, llegando hasta el Indo y la frontera occidental del Tíbet.
750 Los abasi toman el poder, menos en España donde un emir omeya se mantiene independiente.
900 Para esta época el califato abasí se hallaba fragmentado, y el propio califa era cada vez más una figura decorativa.
sVII-IX Reino-Imperio del Tíbet Región del Tíbet. Asia.

700-1066dc Vikingos Desde las actuales Noruega, Suecia y Dinamarca invadieron Rusia Inglaterra, Normandía y Sicilia. Y en sus correrías y viajes de comercio, llegaron al mar Caspio, Mar Negro, a Islandia, Groenlandia e inclusive a América del Norte.
861dc Descubren Islandia. En el 874 se funda una colonia permanente.
987dc Unos Vikingos desterrados de Islandia descubren y se establecen en Groenlandia.
1001dc Leif Erikson llega al continente americano.
718-800 Reino de Asturias Europa. Norte de España.
800 El rey se afinca en la ciudad de León y el reino pasa llamarse León.
756-1870dc Estados Pontificios o Papado Italia central, con Roma.
756 Pipino, gobernante franco dono al papa el territorio que había constituido el exarcado de Ravena y que estaba dominado por los lombardo, ahora derrotados por los francos.
1309-78 Los papas se trasladan a Aviñon, Francia; pero mantienen control sobre el área.
1860-70 Entre estos años la Italia unificada se apodera de los estados pontificios y de Roma.
s. VIII-1589 Reino de Navarra Europa. Este de España. Conquistada la mayor parte de su territorio en 1515 por Aragón, finalmente en 1589 es anexionado a Francia.

800-1217dc Reino de León Europa. Norte de España. Es absorbido por el reino de Castilla.

800-1600dc Cozumel (América central) Isla de Cozumel y territorio Maya.

802-1114dc Imperio Búlgaro Balcanes. Europa Oriental. En el 680 los búlgaros se instalan en la actual Bulgaria.
850-900 entre estos años se instalan los magiares en la actual Hungría desplazándolos.
1114 Destruidos por el emperador de Bizancio, Basilio II, se mezclaron con los demás
pueblos de la zona.
814-906dc Moravia Situada en la actual Checoslovaquia. 906 Los magiare Conquistan y destruyen el reino de Moravia.

843-Actualidad Germania Actual Alemania.
843 Se separa del Imperio Carolingio. Primer rey Luis el Germánico.
962 El papa proclama a Oton I emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
1945 Tras perder en la Segunda Guerra Mundial (1938-45) Alemania se dividió en dos, Alemania Occidental (de EEUU) y Alemania Oriental (de la URSS).
1989 Cae el muro de Berlín y Alemania se unifica.
850-Actualidad Escocia Gran Bretaña. En este año los pictos se aliaron con los escotos y así
constituyeron la nación escocesa.
1651 Cromwell vence a Carlos II de Escocia y anexiona Escocia a Inglaterra.
1707 Se unifican los reinos de Inglaterra y Escocia, en el Reino Unido de Gran
Bretaña.
866-918 Danelaw Oeste de Inglaterra. Vikingos, conquistados por Wessex.

872-Actualidad Noruega Europa del Norte. Unificada por el vikingo Harald de la Bella Cabellera.

879-Actualidad Rusia Europa oriental.
879 Asciende al trono de la ciudad de Nóvgorod (vikinga), Óleg, que también
gobernó sobre Kiev, que con el tiempo seria la capital de Rusia.
1237 Invasión de los mongoles.
1917 Se instaura el régimen comunista y se proclama la U.R.S.S..
1991 Desintegración de la U.R.S.S..
900-1168dc Toltecas Actual México.1168 Tula (su capital) fue destruida por los Chichimecas (bárbaros del norte).

906-1529dc Magiares Zona de Checoslovaquia. Mas tarde en Hungría.
997 Esteban I asciende al trono como primer gobernante de Hungría.
1529 Suleiman al frente de los turcos invade y conquista la mayor parte del reino magiar, la otra parte se la anexiono Austria.
940-Actualidad Dinamarca Europa del Norte. Unificada bajo el reinado de Harald diente Azul.

950-Actualidad Polonia Europa Oriental. Unificación del País.
1772 Reparto de Polonia: Austria se apodera de Galitzia, Rusia de Lituania y Prusia de la Pomerania oriental.
1793 Temiendo el renacimiento de Polonia, Rusia y Prusia intervienen militarmente en Polonia repartiéndose territorios nuevamente.
1795 Una revolución polaca contra Rusia, fomenta su intervención y la de Austria y Prusia que se reparten el país haciéndolo desaparecer como estado.
1919 El tratado de Versalles reconoce la independencia de Polonia.
1939-45 Ocupación del país por los nazis al este y por los soviéticos al oeste.
959-Actualidad Inglaterra Europa
959 Accedió al trono Edgardo, bisnieto de Alfredo el Grande, y fue el primer sajón reconocido como soberano de toda Inglaterra
1013-42 El rey Sven, de Dinamarca y Noruega, tras una conquista y saqueo, es aceptado como rey de Inglaterra.
1066 El normando Guillermo el Conquistador conquista Inglaterra y se proclama rey.
1707 Se unifican los reinos de Inglaterra y Escocia, en el Reino Unido de Gran Bretaña, bajo un rey Escoces.
1801 Unión con Irlanda.
1922 Reconocimiento del Estado Libre de Irlanda pero reteniendo el Ulster.
977-1037dc Gazni Zona de Afganistán en este año un esclavo turco llamado Subuktigin fundo un reino en Gazni, que se extendió por lo que hoy es Afganistán. Su seguidor conquisto el Jorasán (noreste de Irán) y el norte de la India

996-Actualidad Austria. Europa central. 1867-1918 Imperio Austro-Hungaro.

s. XI-1516 Reino de Aragón. Europa. España.
1474 Se unifica con Aragón y en 1516 bajo Carlos I forma el reino de España.
s.XI-s.XIII Imperio Almohade Actual Marruecos. Africa del Norte.

1000-1500dc Tayrona Norte de Colombia. Las tribus arhuacos y kogi son sus actuales descendientes. Tenían ciudades, cultivo en terrazas y caminos empedrados y escalonados.

s.XI-1516 Reino de Castilla Europa. Centro de España.
1037-65, 1072-1157 Durante estos años se une con el reino de León.
1474 Se unifica con Aragón y en 1516 bajo Carlos I forma el reino de España.
1044-1287 Reino de Birmania (Indonesia) Destruido por Kublay Kan.

1099-1291dc Estados Cruzados. Antioquía, Acre, Trípoli y Jerusalén. Costa del Levante.

s.XI-Actualidad Malí Mandingas Sudan occidental, África.
1312-1337 Con el rey Kango Mussa alcanza un grado de "alta cultura"
. s.XV Decae y un país vasallo suyo pasa a ser el reino de los Songhai (apogeo 1493-1528).
s.XVII Songhai cae en la órbita marroquí.
1118-1314 Caballeros Templarios. Orden religiosa militar que estuvo en toda Europa y en los Estados Cruzados.
1307 Detención de los templarios en Francia y otros países por supuesta herejía.
1314 Muere quemado en la hoguera Jaques De Molay ultimo Gran Maestre.
1143-Actualidad Portugal Europa. En virtud del tratado de Zamora, se aceptaba la existencia del
reino de Portugal, si bien sometido al vasallaje de León.
1580-1640 Portugal se une a España bajo Felipe II.
s.XII-XVI reino yoruba de Benin África oriental.

1180-1389dc Serbia Balcanes. En este año se independiza de Bizancio. 1389 Vencidos y conquistados por los turcos otomanos.

1198-1750 Reino de Bohemia Europa Central En el s. VII se establecen los eslavos y checos en la zona.
1198 El emperador Henrique VI otorga el titulo hereditario de rey de Bohemia al príncipe Ottokar I de los Primsyl.
1750 Pasa a ser parte de Austria.
1918-49 Pasa a ser provincia de Checoslovaquia y luego dividida en regiones.
1200-1385dc Bulgaria Curso inferior del Danubio. Europa Oriental. Luego de una rebelión contra los bizantinos de los hermanos Asen, surge una nueva Bulgaria independiente.
1385 Los turcos otomanos toman la capital búlgara Sofía, y conquistan el reino.

1200-1532dc Incas Se extendieron a lo largo de los Andes desde Ecuador hasta Chile, incluyendo N.O. de Argentina.
1532 Conquista de los Incas por parte de los Españoles.
1206-Actualidad Mongolia Asia. Unificada por Temujin o Genghis Khan (Supremo Emperador)
1211-27 Campaña de Genghis Khan para la conquista de China, el Turquesan, Persia, Armenia, norte de India.
1237 Conquista de Rusia.
1274-81 Invasión mongol a Japón.
1291-Actualidad Suiza Europa Central. Una confederación que se independizo del Imperio germánico declaro su independencia. Los cantones firmantes eran: Uri, Schwyz (de donde proviene el nombre Suiza o Swichzerland) y Unterwalden.

1297-Acrualidad Reino de Mónaco. Sur de Francia.

s.XIII-s.XVIII reino del Congo África Central.

s.XIV-1464dc Chimu Valles costeros del norte y centro de Perú.1464 Conquistados por los Incas.

1300-Actualidad Turquía o Imperio Otomano Asia Menor.

1345-1525dc Aztecas América Central. Conquistados por los españoles.

1440dc surge el Imperio de Monomotapa (Zimbabwe)

1474-Actualidad España Europa.
1474 Unificación de los reinos de Castilla y Aragón.
1492 Se expulsa a los moros de su ultimo reducto en Granada, y Cristóbal Colon descubre América en nombre de España..
1499-Actualidad Irán Medio Oriente

1538 Chibchas Familia lingüística de varia tribus que se llama a si mismos Muiscas son conquistados en este año por los españoles. Habitaban la meseta de Bogotá y Tunja, actual Colombia.

1541-1801 Reino de Irlanda Europa.
1603 Conquista del Ulster por Inglaterra.
1801 Pitt subordina el Parlamento de Dublín al de Londres.
s.XVI-Actualidad Marruecos Africa Norte. 1906-57 Protectorado de España.

1747-Actualidad Afganistán Asia 1878-1978 Dominio británico.

1756-Actualidad Kuwait Medio Oriente 1914-61 protectorado Británico.

1769 Revolución Industrial

1776-Actualidad Estados Unidos de Norteamérica

1579-Actualidad Holanda o Países Bajos. Europa.
1579 Las provincias del norte de los países Bajos, la principal de las cuales era
Holanda, se declaran independientes de España.
1809-Actualidad Ecuador (América del sur)

1810-Actualidad República Argentina (América del sur)
1516 Juan Díaz de Solis, navegante español descubre el Río de la Plata.
1816 Declaración de la independencia.
1853 Primera Constitución.
1810-Actualidad Colombia (América del sur)

1811-Actualidad Paraguay (América del sur)

1811-Actualidad Venezuela (América del sur)

1818-Actualidad Chile (América del sur)

1821-Actualidad México (América del norte)

1821-Actualidad Perú (América del sur)

1822-Actualidad Brasil (América del sur)

1825-Actualidad Bolivia (América del sur)

1825-Actualidad Uruguay (América del sur)

1830-Actualidad Grecia Europa Oriental. Se independiza del Imperio Otomano.

1831-Actualidad Bélgica (Europa). Se independiza de Holanda.

1845-Actualidad Arabia Saudita Medio Oriente Toma este nombre en 1932.

1861-Actualidad Italia Europa

1867-Actualidad Canadá América del Norte Nace la federación del Canadá. 1918 Acceso a la plena soberanía.

1878-Actualidad Rumania Europa Oriental.

1901-Actualidad Australia Oceanía.

1902-Actualidad Cuba América (Mar Caribe)

1908-Actualidad Bulgaria Europa Oriental. Se independiza del Imperio Otomano.

1912-Actualidad Albania Europa Oriental. Este del Mar Adriático.

1915-Actualidad Omán Medio Oriente

1917-1992 Yugoslavia Europa Oriental. Balcanes
1917 Mediante un pacto se unen los servios, croatas y eslovenos bajo la dinastía servia de Karageorgevich.
1990 Independencia de Eslovenia y de Croacia.
1992 Se parte en Montenegro, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Servia, Eslovenia y Croacia.
1917-1991 Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas Actual Rusia y otras repúblicas de Europa y Asia. 1991 Disolución del régimen comunista e independencia de varias de las repúblicas que integraban la ex URSS.

1918-1993 Checoslovaquia Europa Central Se independiza de Austria.
1939-44 Alemania absorbe a Bohemia y Moravia e independiza a Eslovaquia.
1946 Control Comunista.
1969 Estado federal.
1989 Renuncia de los comunistas al poder
1990 República federativa
1993 Se parte en dos repúblicas, la República Checa y Eslovaquia.
1921-Actualidad Estado Libre de Irlanda Europa.
1921 Se libera del dominio Británico, pero estos últimos se quedan con el Ulster.
1948 Proclamación de la República.
1929-Actualidad Vaticano (Roma)

1930-Actualidad Siria Medio Oriente Independencia formal en 1941.

1932-Actualidad Irak Medio Oriente Ocupado por Inglaterra entre 1941-45.

1933-1945 Alemania Nazi de Hitler. Actual Alemania, Francia, colonias africanas, Austria, Polonia, Noruega, Suecia, Holanda, Dinamarca y parte de Rusia en su máxima expansión.

1939-1944 Eslovaquia Estado marioneta de Alemania

1944-Actualidad Islandia Atlántico Norte. Se independiza de Dinamarca.
795 Descubierta por monges Irlandeses, y en 861 por los vikingos que se establecen en ella a partir del 874.
1946-Actualidad Jordania Medio Oriente

1946-Actualidad Hungría Europa Central.

1947-Actualidad Pakistán Asia Se independiza de Inglaterra

1948-Actualidad Israel (Medio oriente)

1950-Actualidad India (Asia) Se independiza de Inglaterra

1951-Actualidad Libia Africa del Norte. Mediterráneo

1956-Actualidad Tunicia Africa del Norte. Mediterráneo

1957-Actualidad Níger Africa Occidental

1958-Actualidad Mauritania Africa Occidental

1960-Actualidad Chipre Medio Oriente

1960-Actualidad Zaire República Democrática del Congo
1970 El dictador Mobutu cambia el nombre de El Congo a Zaire.
1997 Una revolución cambia el nombre a El Congo.
1962-Actualidad Argelia Africa del Norte. Se independiza de Francia.

1966-Actualidad Guyana América del Sur. Caribe. Independencia en el Commonwealth británico.

1967-Actualidad Yemen Medio Oriente

1971-Actualidad Emiratos Arabes Unidos Medio Oriente

1975-Actualidad Surinam América del Sur. Caribe. Independencia de Holanda.

1991-Actualidad Lituania Europa Mar Báltico

1991-Actualidad Letonia Europa Mar Báltico

1991-Actualidad Estonia Europa Mar Báltico

1991-Actualidad Ucrania Europa Oriental

1991-Actualidad Bielorrusia Europa Oriental

1991-Actualidad Georgia Asia Occidental

1991-Actualidad Moldavia Asia central

1991-Actualidad Kzakistan Asia central

1991-Actualidad Turkmenistán Asia central

1991-Actualidad Uzbekistán Asia central

1993-Actualidad República Checa Europa central

1993-Actualidad Eslovaquia Europa central

1997-Actualidad Chechenia Se independiza con la disolución de U.R.S.S., y recién en 1997 Rusia reconoce su independencia.



Investigación y elaboración a cargo de Martín A. Cagliani, estudiante de Arqueología e Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

República Argentina, provincia de Buenos Aires, ciudad de Victoria.

Los elusivos etruscos

por Marcelo Dos Santos (especial para Axxón)


"Acampó entonces el ejército
etrusco en esta llanura, asustado por los avisos del cielo.
El propio Tarconte me envió embajadores y la corona
del mando con el cetro y me encomienda las insignias;
que acuda al campamento y me haga cargo de los reinos tirrenos".
Virgilio: Eneida, VII:503-507

Así como "Roma no se construyó en un día", tampoco se desarrolló sobre un territorio completamente virgen y despoblado. La nación madre y cuna de la moderna cultura occidental ocupó un territorio —la Península Itálica— que, según diversas fuentes, estaba habitada por pueblos anteriores, de origen oscuro y cultura desconocida.

En cierto sentido, nos ocurre con las culturas prerromanas de Italia lo mismo que con las españolas: ¿eran los celtas un pueblo autóctono? ¿Cuál era, exactamente, su relación con íberos y numantinos? ¿Es correcta la actual denominación de pueblos "celtíberos"?

En apariencia, la cuestión prerromana en Italia es más simple que la de otros sitios: desde la más remota antigüedad, cuando alguien piensa en los antiguos pobladores de ese país, la palabra que nos viene a la mente es siempre la misma: etruscos.

Los primeros que se preocuparon sobre la población primitiva de la Península Itálica fueron, por supuesto, los romanos. Sus investigaciones, tan profundas como era posible en aquella época (y no se crean que hoy pueden ser mucho mejores, como no sea en el aspecto genético-lingüístico) no arrojaron, por supuesto, resultados consistentes ni definitivos. Los romanos, encabezados por su "etruscólogo" oficial, nada menos que el emperador Claudio, se rompieron la cabeza durante muchísimos años para desenmarañar el misterio de la población que los precediera, la cual tenía un papel primordial en el origen legendario de la civilización romana.

Claudio César, nacido Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico y conocido luego como Tiberio Claudio Nerón César Druso, nació en Lugdunum (Galia) en el 10 a.C. Era hermano de Germánico y nieto de Livia (esposa del emperador Augusto) y, por consiguiente, sobrino del emperador Tiberio. Elevado al trono en el 41 d.C. por iniciativa de la guardia pretoriana tras el asesinato de Calígula, y ante la falta de herederos legítimos, reinó más o menos justa y sabiamente hasta su muerte, el 23 de octubre del 54.

Su gobierno fue inteligente y exitoso, a tal punto que consiguió agregar a Britania como provincia romana.

Claudio fue jurisconsulto, académico e historiador y se trata, de hecho, del único científico que alguna vez vistió la púrpura real en Roma.

Entre sus muchos intereses historiográficos se encontraba el investigar el origen de Roma y de los romanos, lo que en aquella época (y, para muchos, aún hoy) implicaba dominar la etruscología.

El gran logro de Claudio fue percatarse (y fue el único hombre de su tiempo en darse cuenta de esto) de que por aquellos años estaban muriendo en Roma los últimos etruscos de pura sangre. Era cierto: luego de los tiempos de Claudio, la raza etrusca pudo, legítimamente, considerarse como extinta en forma completa.

El soberano romano, atraído por el pasado legendario que se atribuía a los etruscos, pasó varios años compilando un minucioso trabajo de etruscología, especialmente enfocado en la cultura y la lengua del misterioso pueblo.

Muchos romanos —entre los que se contaban casi todos los miembros de las clases dirigentes— sostenían que el origen del romano eran los sobrevivientes de la Guerra de Troya, y así lo cantaba Virgilio en La Eneida: por consiguiente, la sociedad de Roma en tiempos de Claudio no veía con buenos ojos que la Historia descubriese que los altivos imperialistas del Mediterráneo provenían de los etruscos, un pueblo considerado bajo, inculto y primitivo. Daría la impresión de que ésta, precisamente, era la conclusión que Claudio sacaba de sus investigaciones. Por lo mismo, no resulta absurdo que la obra (un grueso libraco) fuese destruido a poco de la muerte de su autor, a fin de preservar el origen mitológico y cuasidivino de los fundadores de Roma.

Nos hubiese encantado leer un libro sobre la historia de los etruscos escrito en el siglo I antes de Cristo por un especialista, letrado y noble. Sin embargo, y por las razones políticas que ya hemos enunciado, la obra está perdida desde aquel entonces, y sólo nos queda especular sobre sus posibles contenidos.

No sólo del libro de Claudio se "ocupó" el orgullo troyanógeno de los romanos imperiales: con furia tenaz y criminal fueron extirpando, en la medida de sus posibilidades, todo recuerdo, tradición y rastro cultural de sus ancestros, a fin de asimilarse ellos mismos, cada vez más, a la raíz troyana, asiática y helenófila que pretendían inventarse, de tal suerte, tristemente, que desde Nerón hasta principios del siglo XIX los etruscos estuvieron perdidos para el mundo y para la Historia del Hombre como un pueblo cuasi inexistente, a no ser por algunos pocos descubrimientos arqueológicos por siglo (una vasija aquí, una tumba allá) que, a pesar de ser claramente no romanos, eran catalogados como "romanos primitivos".

En dos de las colinas de Roma, concretamente el Palatino y el Quirinale, se conocen desde hace siglos unas antiguas tumbas que no corresponden con las costumbres romanas, y que hoy, con los modernos métodos de datación, pueden con certeza ser fechadas entre los siglos VIII y VI antes de Cristo y, por lo mismo, identificarse con sitios etruscos. Al revés que en los cementerios romanos, los sitios de cremación se mezclan, en estas tumbas, con los sitios de enterramiento (algo más recientes). La evidencia de que estos sepulcros (llamados por los romanos Sepulcretum) son de lo más antiguo que puede encontrarse en la ciudad es muy concreta: de hecho, en el Palatino, una tumba circular de incineración está superpuesta con una oblonga de enterramiento, lo cual es típico de los cementerios etruscos pero desconocido en los romanos.

Sin embargo, los primeros descubrimientos modernos datan de principios del siglo XIX: a poco de llegar Napoleón al trono de Francia, su hermano menor Lucien (Luciano) Bonaparte, Príncipe de Francia, de Canino y de Musignano, descubrió en sus terrenos de la Toscana una gran tumba etrusca. El noble francés comprobó el interés que los coleccionistas manifestaban por los objetos de arte prerromano, vio el filón y comenzó a excavar por todos sus ingentes terrenos, rescatando varios cientos de piezas que fueron vendidas de inmediato al mejor postor. Bonaparte se hizo millonario gracias a los orfebres etruscos, pero el beneficio no fue para él solo: gracias a su codicia el mundo comenzó a conocer más y mejor a la cultura que había obsesionado, 1.800 años atrás, a su primer estudioso, el emperador Claudio.

Pero ¿quiénes eran los elusivos etruscos? ¿De dónde habían venido? ¿Qué relación tuvieron con nosotros, los latinos posteriores?

Lamentablemente, hemos de confesar que el panorama no está más claro hoy para nosotros que para los Julio-Claudios del siglo I. Sin embargo, intentaremos compendiar los conocimientos de que disponemos.

En las épocas primitivas, mientras en Mesopotamia y Egipto nacían imperios y culturas fastuosas como la sumeria, egipcia o babilonia, Italia presentaba, apenas, una colección de tribus primitivas que ni siquiera habían abandonado la Edad de Piedra: italiotas, ligures e ilirios. Mucho más tarde (siglo VIII a.C.), los mercaderes fenicios primero y los helenos de la Magna Grecia (Sicilia) después, comenzaron a explorar la Península Itálica y a descubrir sus paisajes y sus gentes. Piénsese en la impresión de fenicios y griegos al descubrir, como una isla de brillo cultural en medio de un océano de gentes atrasadas y primitivas, a los florecientes etruscos de la toscana.

Preguntados por el nombre que se asignaban a sí mismos, los etruscos dijeron llamarse rasenna o simplemente rasna; los griegos los denominaron tirsenos o tirrenos (y de allí el nombre del mar de Italia) y los romanos los bautizaron tusci (de donde el nombre del país, Toscana). El nombre "tusci" degeneró luego en etrusci, de donde surgen los modernos: "etruscos", "Etruria", etc.

Ya entre griegos y fenicios se desató una feroz polémica acerca del origen de los etruscos: la discusión se generalizó, y los bandos antagónicos eran los "autoctonistas" versus los "migracionistas". Los primeros afirmaban (y afirman) que los etruscos eran un pueblo preindoeuropeo, esto es, verdaderamente indígena de Italia, no proveniente del Asia Menor ni de ninguna otra parte. La opinión contraria sostenía que los etruscos habían llegado desde la Lidia (actual Turquía), es decir que, si no eran verdaderos descendientes de troyanos, eran sus parientes cercanos.

A favor de esta última tesis se encuentran el sistema y el tipo de enterramiento de las tumbas del Sepulcretum: como muestran la variedad de antecedentes culturales que manifestaban los tirrenos, apoyan en forma no determinante el origen extranjero de este pueblo. El tipo de incineraciones y cremaciones de cadáveres que practicaban ha sido identificado por el arqueólogo italiano Luigi Pigorini como una evidencia del origen septentrional de los etruscos. Según su tesis, los primeros romanos recibieron su herencia cultural de los etruscos e ítalos que vivieron al norte del Tíber y aún más allá.

Otra pista que nos conduce a un origen ajeno fue el descubrimiento, en 1930, de las ruinas arcaicas del Foro Boario, en el área de Sant’Ombono. Ellas muestran la existencia de poblaciones bien establecidas, de cultura etrusca o al menos de Italia del Norte en plena Roma en el siglo VI, es decir, más de un siglo antes de la fundación "oficial" de la ciudad.

Autoctonistas y migracionistas: desde milenios se supo que ambas posturas tenían parecidas posibilidades de verdad: para horror de los griegos, las mujeres etruscas gozaban de libertad y capacidades civiles plenas, pudiendo participar de las justas deportivas e incluso de los banquetes. Este rasgo cultural está totalmente ausente en las culturas del Asia Menor, la Mesopotamia y la India, y es uno de los puntos fuertes de la tesis del origen autóctono.

Pero los migracionistas no se quedan atrás: el arte, la religión y la vida cotidiana etrusca tienen mucho que ver con sus homólogos del Asia Menor, y ciertos rasgos culturales se asemejan a los de la Mesopotamia. En efecto, su magia y sus artes adivinatorias, por ejemplo, eran virtualmente idénticas a las de la antigua Babilonia. La lengua etrusca era, según cierta evidencia disponible, un pariente más o menos cercano de la lengua lidia. Pero esta afirmación se basa solamente en la traducción de textos escritos, tarea no muy difícil porque los etruscos adoptaron tempranamente el alfabeto griego. Otros opinan que el etrusco era no-indoeuropeo o directamente preindoeuropeo. Según Hesíodo, los etruscos se consideraban a sí mismos descendientes de Ulises y de la hechicera Circe, a quienes llamaban "los primeros tirrenos", es decir que eran, en sí mismos, migracionistas. Apoya a esta teoría el mismísimo Herodoto: dice que los etruscos llegaron a Etruria en una gran migración procedente de Lidia, en la actual Turquía. Dionisio de Halicarnaso, su compatriota, discrepa sin embargo con Herodoto, ya que afirma que los etruscos son totalmente indígenas de Italia.

Hay, por supuesto, evidencias que apoyan esta tesis:

A lo largo de las playas del Tirreno, algunos hallazgos nos permiten individualizar la existencia de una civilización previa a los demás italianos, a quienes llamamos en forma convencional protolatinos. Estos hallazgos probarían que, alrededor del II milenio a.C., llegaron a Italia distintos pueblos de origen indoeuropeo.

Otras evidencias apoyan la teoría protolatina, especialmente de índole lingüística y arqueológica. Por el contrario, poetas antiguos como Virgilio hablan del origen "oriental" (o sea, de Asia Menor) de los pueblos latinos. Polibio y Tucídides, dos autores de la tradición grecosiciliana (de la Magna Grecia), manifiestan por el indigenismo de los latinos.

Posiblemente, el pueblo "protolatino" sea en realidad lo que conocemos como "Cultura Villanoviense". La cultura Villanoviense es la más importante población humana de la Edad de Hierro y se llama así porque sus primeros restos se hallaron en la aldea de Villanova, en las afueras de Bologna, en 1853. Se acepta comúnmente que los Etruscos derivaron de los villanovienses o fueron absorbidos por ellos.

El principal rasgo de la cultura villanoviense son las tumbas cinerarias con cuerpos cremados, que se hallan por todas partes y prácticamente en la totalidad de la península. También se han encontrado un tipo particular de cerámicas y láminas delgadas y vasijas de metal, yelmos y fibulæ, término que designa pequeños objetos de adorno personal como alfileres o ganchos.

Los etruscos, siguiendo la costumbre villanoviense, pusieron de moda la cremación de los muertos, aunque en una etapa posterior hayan pasado a preferir el enterramiento con ricos ajuares funerarios. Como hemos dicho, en el Foro Boario de Roma se encuentran tumbas de ambos tipos.

En las estaciones arqueológicas de la cultura Villanoviense aparecen con frecuencia aldeas etruscas sin que haya ninguna solución de continuidad apreciable en el tiempo que permitiera desestimar la teoría de una gran migración.

Por otra parte, un rollo hallado en Lemnos, proveniente del siglo VI a.C. y escrito en una lengua similar al etrusco, hace considerar plausible la hipótesis del origen oriental.

La lengua etrusca, testimoniada en más de seis mil escritos conservados, no pertenece al grupo Indoeuropeo.

Ya conocidas en vida del poeta griego Hesíodo (700 a.C.), las evidencias arqueológicas demostraban que ya en aquella época se estaba desarrollando una gran civilización en la zona de Etruria, en una enorme área de la actual Italia Central.

Estas incógnitas sobre la lengua etrusca y el origen del pueblo que lo hablaba traen a la memoria del hombre enterado dudas similares sobre otro pueblo europeo plagado de misterios: los baskos.

En el caso de los etruscos, posiblemente tanta disputa sea vana en esencia: yo suscribo a una tesis "mixta", a saber: el pueblo villanoviense fue influido y amalgamado por migraciones provenientes de Asia Menor, y andando el tiempo, esta mezcla cultural y racial devino en los etruscos y más tarde en los romanos. Como casi todo lo que refiere a este tema, la tesis mixta aún espera comprobación científica.

Como queda dicho, la imagen que los romanos tenían de su propio origen ascendía a Troya cuando no al mismísimo Olimpo. Si tenía razón esta postura o la contraria sólo podrá ser dilucidado en base a la evidencia arqueológica que, justo es prevenir al lector, no es, hoy por hoy, concluyente ni definitiva. Se han escrito ríos de tinta sobre los indicios que apuntan a que Roma sí era descendiente de Etruria.

Los romanos primitivos tenían una fiesta denominada feriæ luceriæ. Hay quienes afirman que estaba relacionada con la luz (lucis, lucium), pero en realidad el término deriva del latín lucus, el nombre de los bosques sagrados para los romanos. El más conocido de estos bosques ceremoniales es el Lucus Feroniæ, que todavía existe al norte de Roma, sobre la salida Fiano Romano de la autopista A1. Lucus, a su vez, deriva de la palabra etrusca vuvcius, y ésta está relacionada con el umbro vuku, lengua en la cual sigue significando "bosque sagrado".

La relación entre etruscos y romanos también se comprueba por los objetos y costumbres de los primeros que fueron adoptados por los segundos. Entre ellos podemos nombrar: la toga de púrpura, las sella curule, las fasces con el hacha, los lictores y los anfiteatros. Todos ellos proceden de los etruscos. Los romanos, sin embargo, preferían no sentirse como herederos de los etruscos. Solían enseñar a sus niños que eran un pueblo de inmigrantes a quienes los dioses habían regalado las sagradas riberas del mar Tirreno y las orillas del Tíber como don.

La Etruria antigua pronto trascendió los estrechos límites de su Toscana original y comenzó a extenderse por el Lazio. Mientras los etruscos desarrollaban sus grandes y espléndidas ciudades, la miserable Roma era sólo una aldea de cabreros a orillas del Tíber. Muchas ciudades italianas de hoy no provienen de los romanos, sino que eran ya ciudades etruscas hechas y derechas cuando Roma aún no existía: Peruggia, Arezzo, Viterbo, Tarquinia, Orvieto... Las ruinas de Veies, cerca de Roma, son las de un hospital-casa de termas etrusco, a donde los enfermos concurrían para sanar de diversas dolencias.

Los etruscos tienen algunos puntos de contacto con grandes civilizaciones americanas, como mayas y aztecas: como éstas, duraron sólo unos pocos siglos. Etruria se alzó en el VIII a.C. y en el III ya estaba en franca decadencia. Como bien apuntó Claudio en su libro ausente, en I d.C. se había desvanecido. Al elevarse Roma, cuentan los historiadores antiguos que los mismos etruscos comprendieron que estaban perdidos, que nada que hicieran podría detener su extinción a manos de aquel pueblo imperialista y conquistador, y que el fatalismo ganó el alma etrusca. Cayeron los etruscos en una forma de vida disipada y hedonista, llena de danzas, orgías y festines, inclinada a todos los placeres. Esta forma de vida, si hemos de creer a los historiadores romanos, precipitó su destrucción.

Con el correr de los años, Etruria se organizó en una confederación de estados independientes regidos por reyes, para evolucionar después hacia una forma republicana. Los representantes de cada ciudad de la federación se reunían una vez por año en el templo del dios Voltumna para discutir los asuntos comunes, y pasaban el resto del año ocupándose de los suyos propios, al estilo de las althing escandinavas. Las ciudades tirrenas eran gobernadas por una pequeña aristocracia. Por debajo de los nobles se extendían los ciudadanos y más abajo los esclavos. De éstos existían dos categorías: los instruidos, destinados al sexo y al placer de sus señores, y los analfabetos, utilizados para el trabajo más duro.

La magia y la medicina eran ciencias "serias" para los etruscos y, en apariencia, daban muy buenos resultados: Esquilo llama a Etruria "el país de los medicamentos". Las termas etruscas eran conocidas en todo el Mediterráneo, y sus artes para la curación estaban inextricablemente unidas a la religión: un complicado panteón de dioses y diosas mayores y menores, imbricado con la mitología grecolatina, que rendía culto, asimismo, a las antiguas y primitivas deidades que personificaban fuerzas naturales, especialmente a las diosas generatrices de la fecundidad. Los tres principales dioses tirrenos, Tinia, Uni y Mernva, fueron sincretizados más tarde con las figuras de Júpiter, Juno y Minerva. La religión etrusca poseía palabra revelada, esto es, libros sagrados, que se han perdido. El hombre estaba, además, sujeto a los designios del Hado, y la adivinación y la magia trataban de desentrañar sus intenciones y las asechanzas que aguardaban al Hombre a cada vuelta del camino. Prácticamente la totalidad de las actividades humanas debía propiciarse mediante rituales, purificaciones y ceremonias. Muy importantes eran también los cultos a los dioses familiares y nacionales, y en ellos encontramos el claro antecedente de los lares y penates de la Roma subsiguiente.

Eran muy afectos a las ceremonias y a los festivales: desde la reunión de los regentes al más mínimo aniversario de campesinos, sus fiestas incluían danzas, torneos gimnásticos, ejecuciones musicales y representaciones teatrales. En los torneos etruscos se halla el origen del circo romano, aunque en aquél no había efusión de sangre ni violencia desmedida.

El arte etrusco era elevado y refinado: inevitablemente influido por los griegos debido al intenso comercio que llevaban a cabo. Vendían minerales y producción agropecuaria a los helenos y a sus ciudades asiáticas, importando, a su vez, objetos de lujo y telas elaboradas. Los tirrenos, no obstante, fueron capaces de mantener a lo largo de los siglos su profunda originalidad, su personalidad barroca y exhuberante que derivó, andando el tiempo, en las más elevadas formas del arte romano. Al tiempo aprendieron de sus maestros griegos el arte de la orfebrería y terminaron exportando su producción al propio país de origen de la técnica. Su mayor especialidad: los pequeños objetos utilitarios, decorados y trabajados con pasión y amor por la belleza, especialmente confeccionados con oro y marfil.

Los griegos no entendieron nunca a estos extraños vecinos. Los romanos, por los motivos ya explicados, los odiaron con ferocidad e hicieron todo lo posible por borrar sus huellas de Italia. Es por ello que, perdida la obra de Claudio, sólo nos quedan como testimonio de la vida cotidiana de los tirrenos las representaciones artísticas. En varios frescos se observan banquetes, con la familia al completo reunida ante las viandas, incluyendo a los niños. Los amores eran duraderos, ya que parece no haber existido entre ellos el divorcio ni la disolución del vínculo matrimonial.

La península, a fines del siglo VI a.C., pertenecía en su práctica totalidad a los etruscos, excepto la zona más austral y la Magna Grecia, dominada por los griegos. Aliados con los cartagineses fueron a la guerra contra los Griegos, primero y contra Roma más tarde, organizando a tales fines un gran ejército y una soberbia flota, apoyada en un innovador invento etrusco: el ancla.

Hasta principios del siglo V a.C. vivió la Etruria sus mejores tiempos, dominando incluso a los latinos de Roma, muchas de cuyas edificaciones primitivas llevaba el sello arquitectónico tirreno.

Sin embargo, la historia política de la Etruria tardía y de la Roma temprana se entreteje con la leyenda y no es fácil de desenmarañar.

Si bien hoy se cree que el dominio de Etruria sobre Roma fue más económico y comercial que político y militar, los historiadores romanos hablan de dos reyes etruscos que aposentaron su trono en Roma. El primero de ellos fue Tarquino el Viejo, supuesto contructor de la Cloaca Máxima, y el segundo Tarquino el Soberbio, cuya caída marcó el fin de la hegemonía etrusca y los comienzos de la República Romana. Se conocen, también, los nombres de tres generales etruscos que derrotaron a Roma en campaña: Mastarna, Cailo Vibenna y Aulo Vibenna.

Si hemos de creer al único fragmento sobreviviente de la obra del emperador Claudio, el tal Mastarna no fue otro que Servio Tulio, etrusco reputado por los romanos como el mejor de los monarcas primitivos.

Parece ser que Servio casó a sus hijas con los herederos de Tarquino el Viejo. Uno de los jóvenes, Tarquino el Soberbio, mató a su suegro y se autocoronó rey. Cruel y de ferocidad desmedida, sufrió un golpe de estado que acabó en la proclamación de la República (509 a.C.). La pérdida del poder sobre Roma fue el escalón final de la caída de los tirrenos. Poco a poco, la Roma, ahora en manos romanas, comenzó a ocupar los territorios etruscos, aprovechando el disenso interno entre las ciudades de la federación. Más tarde, los etruscos se aliaron con los cartagineses en la Primera Guerra Púnica y, al ser derrotado éste, se vieron arrastrados en su caída, circunstancia que también aprovecharon los galos para invadir el territorio etrusco.

El último etrusco famoso fue un consejero del emperador Augusto llamado Mecenas, cuyo amor por las cosas bellas hizo perdurar su nombre como sinónimo de patronazgo de las artes.

Y aquí se cierra la historia "comprobable" de los etruscos. Nada más, prácticamente, sabemos de ellos ni de su cultura.

El territorio de los etruscos llegó hasta el mismo centro de la actual ciudad de Roma, sobre la colina del Gianicolo, desde donde se domina todo el valle del Tíber. Además, los reyes etruscos hablan de la vida de la gente de Roma desde los primeros años. Se especula con que el mismísimo nombre de la ciudad, Roma, procede de una palabra etrusca, rumon, que significa "el río" (no olvidemos que Roma yace junto al Tíber).

No es la única influencia del etrusco sobre nuestra lengua: Aunque a algunos les cueste creerlo, el término histrión, utilizado para designar a los actores, especialmente cómicos, no deriva de una palabra original latina (histrio) sino que es una de las palabras etruscas que sobrevivieron (hister), casi intactas, hasta llegar a la lengua castellana.

Cuando los griegos descubrieron a los etruscos, y más tarde los romanos trabaron relación con ellos, ambas civilizaciones se escandalizaron por el libertinaje de los etruscos. Entiéndase bien: por "libertinaje" no se horrorizaban de las prácticas sexuales (sabemos que tanto los griegos como los romanos eran curtidos veteranos de las lides de Sodoma, Safo y Lesbos entre otras prácticas, algunas de ellas sumamente perversas a los ojos modernos), sino porque los etruscos... ¡bailaban! Sí, bailaban: bailaba el rey, bailaban los cortesanos, bailaba el pueblo llano, los artesanos, los militares y los campesinos, pero la danza, para griegos y romanos, era la más vil de todas las expresiones de la cultura humana, sólo tolerable —ya que no admisible— entre bastardos, prostitutas y esclavos. El que practicaba esta despreciable actividad se llamaba, en etrusco, hister, el bailarín. El sustantivo fue inmediatamente adquirido por griegos y romanos para designar al actor bufo, que cantaba y además bailaba, para diferenciarlo del actor serio, trágico, socialmente aceptado. De esta manera, sin saberlo, estamos hablando en etrusco.

Sea como haya sido, es innegable que el misterio alimenta la imaginación, y que de ella pueden derivarse nuevas visiones y conceptos novedosos y originales.

No es demasiado probable que se llegue nunca a saber más del pueblo que nos ocupa de lo que se expone en este artículo, por la simple razón de que los mismos romanos no pudieron averiguar más, estando como estaban tan cercanos en el tiempo, la raza y la cultura con respecto al objeto de su estudio.

Ello, sin embargo, no impedirá que sigamos especulando acerca del origen, costumbres y destino de una de las culturas más interesantes, misteriosas y trascendentes del hemisferio occidental: los elusivos etruscos.

Los dioses del pueblo Romano

Nuria Soria



El carácter romano era pragmático, útil y siempre referente a las cosas que sirven y a la vez demuestran inteligencia y poder. Los dioses romanos propios no hacían referencia ni a divinizaciones de la extravagancia ni a complejas cosmologías, sino que eran deidades que tienen su trascendencia en el ámbito cotidiano.

Tras la conquista de Grecia y la asimilación de Roma con ésta, se acogen con gusto leyendas y tradiciones griegas, aparte de las costumbres, arte, filosofía y modo de ver la vida de los griegos. Pero esto no fue sólo copia o «transliteración» a la idea romana, fue una base que junto al marcado temperamento latino dio origen a una compleja visión del mundo.

Tampoco debemos creer que Júpiter o Marte no fueran adorados antes por el pueblo de Roma, pero éstos perdieron toda identidad propia al ser identificados con sus equivalentes griegos, de los cuales tomaron carácter, familia e historia.

En cierto sentido, para entender las prácticas religiosas romanas, se debe (al haber nacido en una cultura occidental moderna) olvidar todo lo que puede saberse y pensarse sobre la religión. judaísmo, cristianismo e islam, tres de las cinco religiones dominantes en vida moderna, son religiones monoteístas y escripturales (basan su "saber teológico" en un texto escrito). hinduismo y budismo, las otras religiones dominantes del mundo, son bien diferentes, hasta el punto que es dudoso poder atribuirles el carácter de "religión", tal como la entiende tradición abrahámica.

Los monoteístas creen que un solo "Ser" divino e inmortal rige el cosmos. Los romanos, en contraste, eran politeístas y creían en una multiplicidad de divinidades. Los judíos, cristianos y musulmanes basan su religión en las escrituras reveladas por su dios.

Sin embargo, culto y prácticas religiosas les ofrecieron algo a los romanos que nosotros reconoceríamos como una relación personal con el "ser" divino, la "religión" era optativa. Cuando a alguien se le pide definirse hoy en día frecuentemente especificará su identidad religiosa personal. "Soy judío", por ejemplo. Un romano, incluso uno consagrado a un dios particular o culto, probablemente no lo haría. Para el pueblo romano, el aspecto más importante de la religión es la unión personal con su comunidad y la de su comunidad con los dioses. La religión era inherentemente una colectividad, no algo individual.

Pero no nos centremos en las generalidades de la religión romana (o religiones romanas) y veamos cuáles eran esos seres a los que estaban dirigidas plegarias y sacrificios. Había varias clases de dioses entre los romanos: dioses rústicos y seres sobrenaturales (Dii Indigetes), dioses familiares (Dii Familiares), dioses estatales (Dii Consentes) y personificaciones (Genii).



Orígenes de la religión romana

En la Roma arcaica los dioses eran "numina", es decir manifestaciones divinas sin rostro ni forma, pero no por ello menos poderosas. La idea de dioses antropomórficos llegó posteriormente, con la influencia etrusca y principalmente griega. Estos dioses son al menos tan viejos como la propia urbe.

El concepto de "numen" (poder) continuó existiendo y se relacionó con cualquier manifestación divina. Para los romanos, todo en la naturaleza está habitado por uno o varios numina, lo cual explica el gran número de deidades del panteón romano. Los numina muestran su voluntad divina por medio de fenómenos naturales que el fiel constantemente busca interpretar. Por ello se presta gran atención a los agüeros y augurios (ales) en cada aspecto de la vida cotidiana romana.



Dioses y diosas

Los llamados «Dii Consentes» fueron honrados especialmente, y coinciden básicamente con sus homólogos griegos. Eran doce, ni uno más ni menos: Júpiter, Juno, Minerva, Vesta, Ceres, Diana, Venus, Marte, Mercurio, Neptuno, Vulcano y Apolo, en el orden listado por el poeta Ennio en torno a siglo III antes de nuestra era. Contaban con estatuas en el Foro, posteriormente llevadas al Porticus Deorum Consentium («Pórtico de los Dioses Consentes»).

Pero lo que caracteriza a la religión romana es el culto a los Dii Familiaris, dioses familiares. Así, en esta especie de religión familiar se adora al Lar Familiaris (espíritu guardián y genio protector de la familia), a los Lares Loci (dioses del lugar, es decir, guardianes del sitio ocupado por la casa o por el templo o santuario), el Genius Paterfamiliarum (genio del paterfamilias, es decir, deificación protectora del cabeza familiar), los Dii Penates (dioses penates guardianes de la economía doméstica), los Dii Manes (dioses manes o espíritus de los antepasados) y una multitud de otros dioses que eran colocados en una hornacina en el atrium o «hall» de la domus, la casa.

Este culto esta relacionado con los dioses del Estado (Lar Praestites, Penates Publici…) y el culto imperial, pues el genio del emperador no es más que el genio del paterfamilias de todos los romanos.

Algunos otros dioses propiamente romanos son:

Jano (Ianus): dios de las puertas (ianuae), que simboliza el paso de un lugar a otro, de un estado a otro (paso del invierno al verano, de la juventud a la madured, etc.), el principio y el fin. Es un dios bifrontre, con dos caras, una al frente y la otra al revés. El primer mes del año (Ianuarius) le fue dedicado. Se le invoca al comenzar una guerra (es decir, en el paso de un estado de paz a un estado de guerra), y mientras ésta durara, las puertas de su templo permanecían siempre abiertas; cuando Roma estaba en paz, las puertas se cerraban. Jano no tiene equivalente en la mitología griega.

Quirino (Quirinus): nombre de Rómulo, el fundador, tras su muerte. Es también un dios de la guerra, adorado por las sabinas. Se le identificó con Marte (Mars), dios también bélico heredero del Ares heleno.

Vulturno (Vulturnus): divinización de un río del norte de Italia. Nace en los Apeninos y pasa por Capua. Parece que su nombe significa "viento del oeste". Por extensión, fue la personificación de todos los ríos.

Vertumno (Vertumnus): deidad de las estaciones, cambios y maduración de las plantas y frutos. Es un dios polimorfo, con el poder de transmutarse en lo que desee. Tenía un templo en el Aventino construido en 264 ane (antes de nuestra era). Las fiestas Vertumnalias se celebraban el 13 de agosto.

Pales: diosa patrona de los pastores y los rebaños. Preside la salud y fertilidad de todos los animales domésticos. Sus fiestas eran las Paliliae (o Pariliae) celebrada el 21 de abril, legendaria fecha de la fundación de Roma. El nombre Pales está relacionado con la palabra grecolatina phallus (falo).

Flora: La diosa de las flores y la primavera. Tenía un templo menor en el Quirinal y un santuario cerca del Circo Máximo en construido el 238 ane. Las Floralia, famosos festivales del 28 de abril al 1 de mayo, existieron hasta el siglo IV d. C. Flora se identifica con la Chloris griega. "Flora" eran también el Nomen Arcanus ("nombre secreto", que nadie debe conocer) de la propia ciudad de Roma.

Carmenta: es la diosa del parto y las profecías. Su templo en Roma estaba junto a la Porta Carmentalis. Su fiesta, exclusiva de las mujeres, se celebraba entre el 11 y el 15 de enero.

Pomona: diosa reina de los árboles frutales. Es la querida de muchas deidades como Silvano y Picus, o incluso Vertumno. Su sacerdote especial es el flamen Pomonalis. Su atributo es la hoz.

Portuno (Portunus): dios romano de los puertos y bahías portuarias, originariamente dios de las puertas (portae) y las llaves y animales domésticos. Su templo se hallaba junto al Foro Boario. Su atributo es la llave.

Belona (Bellona): diosa romana de la guerra, muy popular entre los soldados romanos. Ella acompaña a Marte en la batalla, el que fue diversamente su esposa, hermana o hija. Tenía un templo en el Capitolio y su fiesta se celebraba el 3 de junio. Belona se representa armada, con espada, casco y lanza… Su origen es etrusco.

Furrina: diosa romana que quizá fue un espíritu oscuro. Su naturaleza ha sido olvidada, pues su sacerdocio y ritual eran ejercidos por una hermandad esotérica y prohibida a los legos. Su fiesta se celebraba el 25 de julio (Furrinalia).

Hay también otro grupo de misteriosas deidades formado por dioses titulares nativos del Latium (Lacio) llamados colectivamente Dii Indigetes (Eneas, Fauno, Sol Indiges, Júpiter Indiges, Numigo…). Hay otra multitud de dioses tutelares, de toda clase de lugares (Roma, Tiberino, incluso Nilo), dioses latinos como Belus, Belona, Liber, Libera…, divinidades abstractas como Fortuna, Concordia, Pax (Paz), Iustitia (Justicia), y un muy largo etcétera.

Estos dioses latinos fueron adorados ya por las Sabinas y los etruscos. Otros ejemplos son: Nerio (deidad sabínica consorte de Marte), Dius Fidius (sabínico igualmente), etc.

De hecho, Quirino y Vertumno —anteriormente citados— fueron adoptados por sabinos y etruscos respectivamente.

Y también tenemos a los «demonios» o Dii Inferi, deidades del Inframundo (Inferus) como Orco y Proserpina, asimilados con los griegos Hades (también se le llamó Plutón) y Proserpina. Estos dioses representan los poderes creadores ocultos de la Tierra, que dan salud y riquezas a los mortales. El Inferus o Avernus es el hogar de los espíritus de los muertos, aunque eso sin duda merece otro artículo aparte.

El espíritu pío de los romanos consistía en un deseo constante de atraer hacia sí el favor de los dioses, hacia la familia y el Estado. Por ello el romano rinde homenaje a otras divinidades extranjeras, especialmente si está en la tierra de éstos. Para lograr la victoria en la guerra, los romanos pidieron a menudo el favor de los dioses de sus enemigos. Igual que las tendencias y el prêt-à-porter, los romanos acogieron con ilusión los cultos extranjeros, es decir, los Dii Novensiles. Apolo y Ceres, muy queridos por el pueblo romano, fueron originarios de Grecia, aunque pronto se convirtieron en Dii Consentes o estatales. Otros Novensiles son Baco-Dionisos, Isis, Serapis, Cibeles, Mitra y muchos más.

Con la la llegada del cristianismo todos estos dioses fueron paulatinamente relegados hasta su prohibición. No es cierto que Nerón persiguera a los primeros cristianos, pero sí lo hicieron otros emperadores como Diocleciano (quien no persiguió sólo a los cristianos, sino a otros muchos cultos, como los pitagóricos o los mitraístas). Tengamos en cuenta que el cristianismo estaba poniendo en tela de juicio no tanto tanto la divinidad imperial como otros aspectos que constituían la base y la misma esencia del Imperio. Tras la victoria de Cosntantino sobre Majencio en la batalla del Pons Milvius (312), éste tolerará la religión cristiana en convivencia con el resto de cultos. Todos ellos —paganos, es decir campesisnos— se prohibieron en el 392 mediante el famoso edicto de Teodosio. El pueblo suplió su pérdida con los santos y los ángeles, recuerdos de aquellos magnificentes dioses que, desnudos en estatuas de mármol presidían las actividades cotidianas de la raza latina.

Poesía Espartana

"Esparta, la fulgurante ciudad a las orillas sembradas de juncos del Eurotas"
Teognis de Megara
INTRODUCCIÓN
La cruel depredación del tiempo no ha sido amable para con los griegos. Guerra, saqueo, fuego, terremoto, robo y fanatismo religioso han conspirado conjuntamente con el normal decaimiento de los siglos para robarnos la mayor parte de lo que fue escrito por los antiguos; y la poesía no ha escapado a este destino. Nos ha quedado muy poco, algunas veces sólo fragmentos de obras mayores. Esparta no es recordada por su literatura, contrariamente a Atenas, pero de ninguna manera fue tan culturalmente atrasada como se la ha retratado. Hubo un florecimiento de las artes, tan excelsas como cualquier otra en Grecia, antes que el rigor del sistema de Licurgo y su conservativismo correlativo aminorara la creatividad nativa de Esparta y desalentara a los poetas errantes buscadores de patrocionio. Y aún así, los espartanos aprendieron su Homero, celebraron los versos guerreros de Tirteo, y fueron felicitados por sus contemporáneos por la belleza de sus himnos religiosos y sus cantos corales. Si más de estos hubieran sobrevivido, nuestra visión de los espartanos sería más favorable, con total certeza.
La selección que sigue a continuación, o bien está tomada de las obras de poetas laconios conocidos y probables, o bien se trata de obras que fueron escritas sobre temas espartanos. La traducción que he intentado hacer aquí al castellano - con mi mejor conciencia y (¡limitada!) ciencia - está basada en originales ingleses provenientes de varias fuentes, especialmente de Barnstone and Lattimore, publicadas en la página Web de Kevin Marshall (http://uts.cc.utexas.edu/~sparta/topics/poetry.htm).

LAS GUERRAS CONTRA PERSIA
Simónides de Creos (c. batalla de las Termópilas)
Epitafio para los espartanos que murieron en las Termópilas
(Existe la posibilidad de que esto haya sido incorrectamente atribuido a Simónides.)
Ve extranjero y dile a los espartanos
que aquí hemos caído, obedeciendo sus mandatos.
Sobre quienes murieron con Leónidas
Leónidas, rey de los abiertos campos de Esparta,
quienes contigo fueron abatidos yacen, famosos, en sus tumbas
porque atacaron, soportando el asalto directo
de innumerables persas con sus rápidos corceles y sus flechas.
Epitafio para la tumba de Leónidas
(en Esparta, sobre la cual se había erigido a un león de piedra.)
Soy la más valiente de las bestias,
y al más valiente de los hombres es a quien custodio,
erguido aquí sobre esta tumba de piedra.
A quienes murieron en las Termópilas
Para quienes en las Puertas de Fuego sucumbieron
plena de gloria es el hado y justo el destino.
Un altar es su sepulcro. Su memoria no borraron
los lamentos. A su suerte un canto eterno erigieron
las alabanzas. A una página como ésta
no hay ni evento ni ávidos tiempos
capaces de sepultarla.
Esta tumba de valientes tiene por morada,
de la Hélade, la gloria justamente conquistada.
Y testigo es Leonidas, otrora rey de Esparta,
que tras de si dejó una diadema
de extraordinario valor y eterna fama.
A los espartanos caídos en Platea
Sobre su tierra, estos hombres un altar de gloria han dejado,
refulgente bajo cualquier clima,
cuando por las negras tinieblas de la muerte
quedaron envueltos en manto sempiterno.
Pero, a pesar de muertos, no han muerto.
porque su coraje los eleva, gloriosos,
hasta de las moradas del mismo infierno

El Oráculo de Delfos sobre la batalla de las Termópilas
¡Oh vosotros los hombres que moráis en las calles
de la amplia Lacedemonia!
O bien vuestra gloriosa ciudad será saqueada
por los hijos de Persia,
o bien, en compensación, toda Laconia habrá de lamentar
la pérdida de un rey.
Un descendiente del gran Heracles.
Pues Jerjes, poderoso como Zeus, no puede ser resistido
ni por el coraje de toros, ni por el de leones.
Lidiad como queráis. Nada habrá
capaz de detenerlo
hasta que no obtenga la presa que desea:
vuestro rey o vuestra ciudad.
OTRAS OBRAS
Tirteo de Esparta (c. 630 AC)

Fronteras
Deberías alcanzar los límites de la virtud
antes de cruzar las fronteras de la muerte.
Coraje
Ningún hombre su valía en la guerra ha demostrado
antes de soportar el enfrentamiento con la sangre y la muerte,
cerca del enemigo y luchando con sus propias manos.
Aquí es donde está el coraje, la posesión humana más preciada,
aquí está el premio más noble que a un joven hombre le es dado.
Y sucede algo bueno, que con él comparten su ciudad y su gente,
cuando un hombre se planta junto a las lanzas de quienes están al frente,
impávido, todo pensamiento de cobarde huida olvidado,
y con un corazón tenaz, perseverante y bien templado,
aún tiene palabras de aliento para el hombre que lucha a su lado...
Terpander de Antissa (c. 650 A.C.)
Esparta
Allí florece la punta de lanza de jóvenes hombres,
allí es dónde la Musa es elocuente;
allí es dónde la Justicia por anchos caminos
le presta su fuerza a acciones de Honor.
Himno a Zeus
Zeus, gestador de todos nosotros;
gobernador de todas las cosas,
Zeus te traigo esta ofrenda:
la génesis de mi canto.
Alcaeo de Mitilene (c. 575 A.C.)
Los muros y la ciudad
No son las casas de hermosos techados,
ni los muros de piedra permanente.
No son los canales, ni los muelles
los que hacen la ciudad - sino hombres fuertes.
No es ni la piedra, ni la madera, ni el arte
del carpintero. Son los hombres duros,
con espadas y lanzas por baluarte,
que os darán ambas cosas: ciudad y muros

Pindar of Thebes (c. 480 A.C.)
Esparta
Aquí hay consejos de ancianos
y lanzas conquistadoras, y jóvenes espartanos,
y danzas, y Musas, y entusiasmos...

Alcman de Esparta (c. 625 A.C.)
Las lecciones del hombre
Experiencia y sufrimiento
son las madres de la sabiduría
A una poetisa
Afrodita comanda y el amor reina
sobre mi cuerpo y funde mi corazón
por Megalostrata, a quien la dulce Musa
ha dado, de la poesía, el sublime don.
¡Oh la feliz niña de rizos de oro!
POESÍA MODERNA

C.P. Cavafy 1863-1933
Termópilas
Honor a quienes en la vida que llevaron
definieron y defendieron sus Termópilas.
Honor a quienes la rectitud jamás traicionaron;
a quienes, consistentes y justos en todos sus gestos,
supieron también mostrar piedad y grandeza.
Honor a quienes, generosos en la riqueza,
han sido generosos también en la pobreza
manteniéndose generosos con pequeños hechos;
ayudando todavía, incluso con mermada fuerza,
diciendo la verdad con firmeza
mas sin odiar a los que mienten.

Y más honor aún les cabe cuando sienten,
presintiendo (como muchos presienten),
que al final aparecerá un Efialtes para traicionar a su modo,
y que, al cabo del día, los Medos pasarán a pesar de todo.

La filosofía del 98 un siglo después

[Carlos Martínez-Cava Arenas]

INTRODUCCIÓN
Hace diez años, quizá nadie, ningún español, podía imaginar que poco tiempo después el problema de España, la profunda pregunta sobre el ser de España, se iba a plantear con toda su crudeza.
La sombra de la decadencia y del pesimismo se ha ido extendiendo en los últimos tiempos, acariciando, con pesadumbre, la certeza del infortunio de España en su capacidad para organizar una forma de existencia pujante, vigorosa y justa.
La ausencia de intelectuales al margen del Poder y Cultura oficiales ha producido una lamentable sensación de orfandad espiritual en todos los que, habiendo nacido en la segunda mitad de este siglo, adquirimos la mayoría de edad con esta Democracia.
Muchos de nosotros nos hemos preguntado, en numerosas ocasiones, si es que el Poder todo lo compraba o que, por el contrario, la fuerte marea globalizadora del mundialismo americano estaba entonteciendo la conciencia de nuestra generación.
Estas y muchas otras preguntas nos hicieron volver a formular de nuevo aquella lacerante pregunta: "¡Dios mío! ¿Qué es España?".
Desde la aprobación de la Constitución de 1978 han transcurrido ya 18 años, casi 20. Estamos cercanos, pues, a un aniversario constitucional que coincidirá con otro, y éste centenario: 1998.
Esta fecha nos convoca a una reflexión obligada, y es la de si el modelo de convivencia vigente refleja nuestro modo de ser y nos garantiza Justicia, Libertad y Proyección Universal como Comunidad Nacional.
Javier Esparza escribía, hace ahora tres años, en la revista Razón Española (1), que "nuestro problema es fundamentalmente interior: porque, hasta ahora, no se nos ha dicho para qué estamos juntos ni qué tenemos en común. De ahí la debilidad de nuestras estructuras sociales y culturales. Y quien crea que es posible modificar las estructuras sociales y culturales de un país desde una simple posición política, se equivoca."
1898 nos plantea un escenario: el de la Catástrofe. El desastre militar de Cavite y de Santiago de Cuba, por el que España pierde sus últimas colonias ultramarinas, avivó un descontento general que ya existía, y que dio lugar al grito de protesta de lo que más tarde hemos conocido como "Generación del 98". El grupo no podía permanecer inerte, decía Azorín, inerte ante la dolorosa realidad española. "Había que intervenir".
El Desastre agudiza en unos y otros la repulsa hacia el estado de cosas que lo han hecho posible, y surge, como un torrente, un anhelo de cambio rotundo en la realidad española. Un anhelo cuyo objetivo era dar fin a esa larga agonía, esa decadencia sentida durante tantos años, y que, en ese momento, atenazaba a todos como un formidable estertor de moribundo.
Podíamos hablar claramente y decir que en 1898 se produjo un colapso nacional. Decía Toynbee (2) que el problema de los colapsos de las civilizaciones es más evidente que el problema de su crecimiento, pero pese a esa dificultad no dudó en señalar que la naturaleza de los colapsos de civilizaciones podía resumirse en tres puntos:
1) Una pérdida de poder creador de la minoría;
2) Un retiro, como respuesta, de la mimesis por parte de la mayoría, y
3) Una pérdida consiguiente de unidad social en la sociedad como un todo.
No vamos a hablar hoy de la decadencia de las civilizaciones, pero sí nos centraremos, como punto de partida, en la agonía de una Cultura, de una forma de vivir y contemplar el Mundo que predominó durante siglos: la Cultura Hispánica.
Los últimos años del siglo XIX marcan con fuego y de manera decisiva la memoria histórica de un pueblo, el nuestro, que durante mucho tiempo había estado en permanente conquista más allá del "Finis Terrae".
La pérdida de energías y de las últimas colonias hizo considerar, de acuerdo con las doctrinas positivistas entonces imperantes, que la Sociedad era un ser vivo y, como tal, susceptible de enfermar y de, hasta incluso, morir.
Esta visión de la sociedad, de acuerdo a esta concepción filosófica, vino a España traída de manos de la clase médica, y ello canalizó de manera decisiva el que la preocupación por la decadencia nacional de España, hubiera de tener una decisión clínica.
España, decían los positivistas, en cuanto organismo vivo, era una sociedad enferma o degenerada; el médico positivista debía situarse con actitud científica ante el paciente y determinar los tres momentos del análisis clínico: diagnóstico, pronóstico y terapéutica. Es obvio decir que la aplicación correcta de la terapéutica adecuada habría de producir, como resultado inmediato, la regeneración del país.
Desde este punto de vista, el regeneracionismo no sería sino una sucesión de recetas médicas, lo que nos llevaría a relacionar este movimiento a la tradición española del arbitrismo.
Pero no existió un único regeneracionismo, el profesor José Luis Martínez Sanz, en un excelente trabajo que he tenido el honor de estudiar (3), habla de 4 líneas de "regeneracionismo":
1) La primera es la de los "hombres de acción". En ella era más importante la acción que la reflexión (mañana podría ser tarde podría ser su lema). Tenía como protagonistas a militares y civiles inquietos, que originaron la "gloriosa" de 1868. Estos hombres querían cambiar España mediante la revolución, y por ello crearon la Constitución de 1869.
2) Una segunda línea, la menos conocida, es la de aquellos sabios, intelectuales y profesores que querían la regeneración de España a través de la ciencia y la cultura. Esta es la de aquellos que pretendían un mayor progreso en las ciencias y en la educación, buscando no imponer un dogmatismo diferente, sino servir de utilidad a la sociedad española.
3) La tercera es la del regeneracionismo político, surgido tras la Restauración alfonsina de 1875, formulada por hombres que querían la estabilidad y una reforma de las instituciones. Esta línea estaba escindida en dos grupos: por un lado, los hombres del sistema (Silvela, Maura, Canalejas), que buscaban un "regeneracionismo institucional"; por el otro, los partidarios de una "regeneración republicana y socialista", que pretendían sustituir el orden político nuevo por otro nuevo.
La cuarta línea era la del regeneracionismo populista. Su exponente máximo era Joaquín Costa, quien pretendía cambiar el estancamiento económico y el atraso de nuestro país acabando con la oligarquía y el caciquismo entonces existente.
Laín Entralgo considera a los regeneracionistas como "la versión del arbitrismo que corresponde a los supuestos del nacionalismo democrático" (4), a la vez que señala como notas del regeneracionismo: la política de realidades, la fe en la revitalización de España y la autarquía de la Nación.
Numerosos autores han coincidido en señalar que el regeneracionismo es la "negación de un sistema socio-económico precapitalista y de su sistema político de valores".
Una de las figuras más representativas de este período es Joaquín Costa, al que diversos "presuntos" historiadores de filiación marxista no dudaron en colgar el sambenito de "prefascista".
Indudablemente Joaquín Costa pudo ser muchas cosas, aparte de un notable español, pero no fue ni pre, ni pos-fascista, porque si bien criticó el partidismo y propugnó la figura del "Cirujano de Hierro" (en un presidencialismo que recordaba al ejercido por Bismarck en Alemania), siempre defendió la separación entre Gobierno y Parlamento.
La Filosofía jurídico-política de Costa, fue novedosa en lo siguiente:
— Redujo el Derecho Público Social a las condiciones del privado, convirtiendo al individuo en autoridad única de sí mismo.
— "Cada individuo es un estado, lo mismo que la familia, lo mismo que el municipio o la Nación"
De aquí arranca el neo-liberalismo costiano, que supuso dos cosas al mismo tiempo: una crítica del liberalismo doctrinario en que se basaba la Monarquía restaurada y una defensa de la "Revolución desde arriba".
La fórmula de Costa era novedosa. El mismo la definía con las siguientes palabras: "Yo conservo un Parlamento independiente del supuesto Dictador; instauro al lado de él un Poder Judicial más independiente que el que así se llama ahora, que no es independiente ni es poder; acentúo la personalidad del Municipio, declarándole soberano para todo lo suyo."
Pero es en lo Social donde Costa realiza sus declaraciones de principios más "Ibéricas", pues ni Marx, que poco debía conocer de gastronomía española, dijo aquello de que: "La libertad sin garbanzos no es libertad", y "el que tiene la llave del estómago, tiene la llave de la conciencia".
Esto significaba un neo-liberalismo garante de la soberanía popular y no la mera declaración formal de principios que suele hacer el Liberalismo de corte clásico.
¿QUÉ SIGNIFICÓ LA GENERACIÓN DEL 98?
El nombre de "generación del 98" es una etiqueta aceptada por el uso literario para designar el grupo de autores que sufrieron un fuerte impacto histórico y psicológico como consecuencia del llamado "desastre".
El 98 fue el movimiento que tomó el testigo abierto por los regeneracionistas, y su eje central ideológico fue el problema nacional y sus juicios sobre España y lo español. Esa búsqueda la realizan desde la rebeldía, con un inconformismo de base que parte tras las raíces de la Patria, afanándose en encontrarlas en sus continuos viajes por las tierras, los pueblos, las ciudades y sus viejos monumentos.
Las dos preocupaciones máximas de la Generación del 98 eran:
A) Encontrar y restablecer el Alma de España, y
B) Fundamentar un sentido a la Vida, darle un sentido.
Todos muestran un entrañable amor a España, pero, por lo menos al principio, nadie acepta su tradición, lo que les lleva a buscar una imagen de España distinta de la consagrada por los tópicos. La auténtica alma de España no es, según ellos, la que se manifestó en las grandes gestas o en los ideales de la época de los Austrias.
La Generación del 98, a través del estudio del paisaje, de la literatura y de la historia de España, llega a un nuevo concepto del alma y de la vida patria. Y consideran esto como un mero punto de partida. Lo importante, el destino, era lograr una fórmula que les diera un sentido de la vida, en su acepción más universal. Así lo afirmaba Unamuno:
"Lo que el pueblo español necesita es … tener un sentimiento y un ideal propios acerca de la vida y de su valor."
Sobre el pensamiento del 98 pesa una losa de prejuicios ideológicos que han minusvalorado, e incluso despreciado, el mensaje de todo un renacimiento del pensar español. Con frecuencia estas críticas han venido del campo materialista, en su vertiente marxista. El porqué es fácil; la Generación del 98 representa una clave de regeneración nacional en sentido idealista, y con unas bases filosóficas que chocaban abiertamente con la concepción del mundo del entonces pujante ya marxismo.
El Profesor Francisco Javier González Martín (5) ha comentado sobre esta cuestión que en si en la Europa de entonces triunfa la materia sobre la idea, en España triunfa la idea sobre la materia. Y que uno de los mejores exponentes de este fenómeno es el discurso de "El Quijote" acerca del Humanismo de las Armas y de las Letras. Poesía, mística, aventura y una concepción caballeresca, aristocrática o de hidalguía se contraponen a La ética protestante y al espíritu del capitalismo estudiada por Max Weber.
No es ningún atrevimiento el afirmar que el pensamiento del 98 constituye ahora mismo un fuerte y sólido pertrecho para el siglo venidero que se nos presenta en clave de lucha cultural y con claros exponentes del resurgimiento de lo sagrado.
Todas las ideas, los sentimientos de aquella generación, sin duda alumbraron a muchos españoles de entonces, y a su luz e influencia se intentaron, con fracasos, en algunos casos sonados, diversas soluciones políticas.
Estoy pensando, con ello, en el período del General Primo de Rivera, (que, por cierto, contó con la colaboración entusiasta de la U.G.T.), en el sueño republicano de 1931, y en aquél novedoso intento poético y apasionante de la primera Falange del 33.
Tiempo después, la grandilocuencia y la ostentosidad teatral de un régimen artificialmente mantenido durante cuarenta años, terminó por difuminar y llevar al cajón del olvido el sueño de esa "Otra España". Esa España que no estuviera invertebrada, con predominio de los empeños culturales. La España de la economía más para las necesidades del pueblo que para el lucro de la gran finanza. Una España, en fin, aristocrática y social, arraigada en su Cultura y defensora de la diversidad. Esa España está por conquistar y, por ello, la generación del 98 deviene, con el paso de este tiempo decadente, plenamente actual.
MITOLOGÍA DEL 98
Una cuestión muy significativa en la que quisiera detenerme unos instantes, es en el origen geográfico de los miembros del 98. Fijemos en nuestra mente un mapa de España, y situemos los siguientes nombres:
— Azorín: Levante
— Machado: Sevilla
— Baroja: Guipúzcoa
— Unamuno y Maeztu: Vizcaya
— Valle-Inclán: Galicia
— Menéndez Pidal: La Coruña
Todos ellos, desde la periferia de España, descubren y provocan un Mito Fundacional: CASTILLA.
Y con el mito de Castilla, como génesis de España, una Figura: EL QUIJOTE.
El Héroe castellano, lo sitúa en el Cid Campeador, a quien adscriben los valores de una ética personal e Ibérica: Valentía, Lealtad, Honradez, Entereza, Piedad, Arrogancia, etc.
Menéndez Pidal logró restaurar la figura del Cid como símbolo de Castilla, primero, y como expresión de la unidad Nacional, después.
Para Ganivet, D. Quijote es el Ulises español, un ser que idealiza cuanto toca y en quien aparece personificado el individualismo español.
El mito de la España ideal nos lleva al sentimiento de la España imperfecta e inacabada. Baroja decía que "La obra de España es hermosa, pero hay que coronarla, y no está coronada."
Ganivet propugna, para conseguir esa España ideal, la interiorización, y parafraseando el lema agustiniano dice: "Noli foras ire; in interiore Hispaniae habitat veritas".
En todos estos autores latía un profundo españolismo, nacido desde la periferia, como nunca desde entonces se ha vuelto a sentir en toda una generación de intelectuales. Un españolismo que llevaba a Pío Baroja a expresar esta confesión, tan simple pero tan anhelada hoy en muchos momentos:
"Tengo normalmente la preocupación de desear el mayor bien para mi país, pero no el patriotismo de cuentos. Yo quisiera que España fuera el mejor país del mundo, y el País Vasco el mejor rincón de España."
En todos los autores del 98 vemos un deseo de interiorización en nuestra Historia y en nuestros mitos, en aquello que nos hace reconocernos como españoles cuando miramos atrás.
Ese empeño es de gran importancia en quien desee, hoy, plantar cara al Nuevo Orden Mundial de Clinton y el etílico Yeltsin. Sólo se producirá una fractura en el corsé financiero e ideológico que nos han impuesto si comenzamos a tomar conciencia de qué somos, quiénes hemos sido, y nos proyectamos hacia lo que queremos ser. Y en ese combate es fundamental que exista lo que Mircea Eliade llamaba mito fundacional, una estructura, una figura poético-histórico-religiosa que cumpla esa función antigua y tradicional de "re-ligare", de unión en lo horizontal y vertical y que vertebre todo un proyecto colectivo.
LA INFLUENCIA DE NIETZSCHE
Dentro del pensamiento y mitología de la Generación del 98 existe una Figura cuya importancia e influencia ha sido de notabilísima importancia, pues introdujo su savia en todas las plumas. Hablamos de Federico Nietzsche.
El genial pensador alemán pertrechó de nervio y de vida a los intelectuales de aquel momento, frente a la laxitud y desidia del pueblo ante uno de los eternos problemas patrios: la corrupción.
Esa corrupción administrativa que parece perseguir la historia de España fue muy acentuada en los finales del pasado siglo; ello produjo en la Generación del 98 un inequívoco desdén hacia la clase política que Azorín, en "La Voluntad", expuso brillantemente:
"No hay cosa más abyecta que un político: un político es un hombre que se mueve mecánicamente, que pronuncia inconscientemente discursos, que hace promesas sin saber que las hace, que estrecha manos a personas a quienes no conoce, que sonríe siempre con una estúpida sonrisa automática…"
Este desdén por la Política, que con frecuencia se extendía al mismo sistema democrático, es en realidad un rechazo al ambiente de ramplonería y penuria espiritual que ven a su alrededor, traducido frecuentemente en un "cambio de valores" que nos recuerda el postulado nietzscheano de la "transmutación de los valores."
Nietzsche es, con su filosofía, la más profunda inspiración de la Generación del 98. De él heredaron algunos de los temas que van a constituir referencias constantes y reiteradas de su producción literaria:
— El Eterno Retorno.
— Su actitud religiosa ante el Cristianismo.
— La valoración de la Vida y de la Voluntad frente a la Razón y la Ciencia.
— Sus criterios estéticos y sociales.
— Su Moral de la Fuerza.
— Su defensa y exaltación de la Guerra.
— La predilección por el Super-Hombre, ya sea bajo la figura ganivetiana de Pío Cid, el Cristo-Quijote de Unamuno, el "Caballero de la Hispanidad" de Maeztu, o el César Moncada de Baroja.
Pero será en Pío Baroja donde el pensamiento y la concepción del mundo del pensador alemán arraigue con más fuerza. En 1901 le conoció personalmente, y de sus conversaciones con él, en el Monasterio de El Paular, surgió la novela "Camino de perfección".
De la obra de Baroja surge un torrente de Fuerza y de Vida que exalta el ánimo del lector que queda inmerso en la luz nórdica que emanan sus pensamientos:
"En el fondo no hay más que un remedio, y un remedio individual: la acción. La acción es todo, la vida, el placer.
Convertir la vida estática en vida dinámica; éste es el problema.
La lucha siempre, hasta el último momento."
Es en "César o Nada" donde resume su idea de regeneración patria:
"Este brío español que en sus dos impulsos, espiritual y material, dio nuestro país a la Iglesia —institución no sólo extraña, sino contraria a nosotros—, debía intentar España hoy en beneficio de sí misma. La obra de España debería ser el organizar el individualismo extrarreligioso.
Somos individualistas; por eso, más que una organización democrática, federalista, necesitamos una disciplina férrea de militares.
Planteada esa disciplina, debíamos propagarla por los países afines, sobre todo por Africa. La democracia, la República, el Socialismo, en el fondo no tienen raíz en nuestra tierra. Familias, pueblos, clases se pueden reunir con un pacto; hombres aislados, como somos nosotros, no se reúnen más que por la disciplina.
Además, nosotros no reconocemos prestigios, ni aceptamos con gusto ni rey, ni gran sacerdote, ni gran mago.
Lo único que nos convendría es tener un Jefe…para tener el gusto de devorarlo."
Baroja vió la Cultura como una GUERRA contra la decadencia y la debilidad burguesa. En sus "Divagaciones sobre la cultura" (1920) llega a escribir: "Los españoles hemos sido grandes en otra época, amamantados por la guerra, por el peligro y por la acción; hoy no lo somos. Mientras no tengamos más ideal que el de una pobre tranquilidad burguesa, seremos insignificantes y mezquinos.
Hay que atraer el rayo, si el rayo purifica; hay que atraer la guerra, el peligro, la acción, y llevarlos a la cultura y a la vida moderna."
El carácter nietzscheano de Baroja se dibuja con claridad en "Paradox, Rey":
"La moralidad no es más que la máscara con que se disfraza la debilidad de los instintos. Hombres y pueblos son inmorales cuando son fuertes."
Otro autor del 98 marcadamente influido por el pensador alemán es Azorín, que desde posturas anarco-libertarias abogó por la desaparición del capitalismo. De ahí evolucionaría a un individualismo favorable a las soluciones políticas de fortaleza histórica.
La corrupción y la decadencia españolas aumentaron esa influencia de Nietzsche, y provocaron, como ha estudiado González Sobejano (6), alegaciones de Fe:
"Fe en la autoridad enérgica y unificadora, contrapuesta al caciquismo y a los desordenes del sistema parlamentario; Fe antigua en Azorín y aumentada al contacto con Nietzsche, en cuyas ideas, con mayor o menor margen de error, hubieran de ver muchos españoles un incentivo para su ideal político."
Otro español del 98 profundamente influido por Nietzsche es Ramiro de Maeztu. Pero, en general, en todos ellos, hay que señalar la significativa evolución que experimentaron sus pensamientos políticos. La mayoría apuestan de inicio, por el socialismo o por el anarquismo, en su peculiar versión ibérica. Y van evolucionando hacia caminos de fuerte individualismo, aumentando su Fe en soluciones enérgicas, pero sin olvidarse, en ningún momento, de la preocupación social.
Yo soy de la opinión, de que nuestra Generación del 98 fue una avanzada en el tiempo a lo que en la Europa de entreguerras, de los años 20, significaron las conocidas "Revoluciones Conservadoras", en sus manifestaciones culturales, y de las cuales la Alemana tiene mayor significación europea por la profundidad de su significado y proyección histórica.
Se pueden encontrar puntos en común, incluso de origen. Tanto en España, como en la Revolución Conservadora Alemana, se parte de un desastre militar y de una situación interna caótica. Y en ambos casos, los sucesos políticos posteriores llegaron incluso a dar con la cárcel o muerte de sus componentes. Recordemos en España a Maeztu o a Machado, y en Alemania a Niekisch o Jünger.
Del mismo modo que dentro de ambas corrientes no existió la homogeneidad, al existir diversas tendencias, la comparación entre ambas tampoco es unívoca, pero sí permite establecer puntos de conexión en común que las une para el proyecto colectivo de la resurrección de Europa como potencia.
Puntos de Unión:
1) Eterno Retorno. En ambas corrientes se percibe la historia desde una perspectiva esférica, por oposición a la concepción lineal común.
2) Nihilismo y Regeneración. Se tiene la consideración de vivir en un interregno, de que el viejo orden se ha hundido, pero el nuevo todavía no es visible.
3) Creencia en el individuo que lleva a propugnar un sobrehumanismo aristocrático y una concepción jerárquica de la Sociedad.
4) Renovación religiosa. La Revolución Conservadora Alemana tuvo un carácter marcadamente pagano, esta sensibilidad no fue ajena en España, como es el caso de Azorín y Baroja. Y de signo diferente, marcadamente católica, en el caso de Maeztu.
5) Lucha contra el espíritu burgués. Las adversas condiciones militares y la gran corrupción administrativa, como reacción el nacimiento de un espíritu aguerrido y fuerte para barrer viejas actitudes.
6) Comunitarismo. Se busca una referencia en la historia popular para dar vida a nuevas formas de convivencia. Esa Comunidad del Pueblo no obedecería a principios constitucionales clásicos ni mecanicistas, sino a leyes orgánicas.
7) Nuevas formas de Estado. Alemanes y españoles, con diferencias en el tiempo, rechazaron las formas políticas al uso y propugnaron un decisionismo y el establecimiento de la soberanía económica como garantía de efectiva Libertad.
¿QUÉ NOS QUEDA DEL 98? ¿PARA QUÉ NOS SIRVE HOY EL 98?
Muchos han sido los que, con mayor autoridad intelectual que yo, han contado en lo literario y en lo filosófico lo que fue la Generación del 98 en España. No tratemos, pues, de mimetizar discursos ni de dar lecciones de historia, ya que no era ésa mi intención cuando hoy me he sentado a hablaros.
Sí puede ser interesante reflexionar sobre la herencia de esa forma de pensar la vida y de pensar a España, y si todo ello nos puede servir para mejorar nuestra existencia ahora y en los años venideros.
No cabe duda que muchos de los rasgos estéticos, de las afirmaciones de los autores del 98 nos suenan ya con otra música, con un ritmo que ya no es de ahora. Pero, hay que contestar con una afirmación cuando sentimos esa nueva forma de encarar la Vida que Baroja, Azorín, Maeztu o Unamuno nos propusieron.
El sentir de España de Costa, o de Picavea o de Ganivet, lleva consigo semillas de un futuro que está todavía por venir, porque representa una actitud gallarda, sencilla, noble y caballeresca de organizar la convivencia en este pueblo bendecido y maltratado por el Destino.
Todos sabemos ya que el Mundo no se divide en dos polos irreconciliables, y que, tras 1989, un Nuevo Orden se ha ido imponiendo a lo que hubiera sido la organización de la diversidad en otras circunstancias.
Sabemos igualmente que Derecha e Izquierda no son más dos manifestaciones de un mismo fenómeno igualitario y nivelador, y que en aras, al llamado cínicamente "progreso económico", se está dejando sin empleo a millones de hombres y mujeres en Europa.
Urge, por tanto, reflexionar sobre qué nos pasa, por qué nos pasa, y cómo podríamos evitar lo que nos pasa. En ello, el pensamiento del 98 es un acicate, un ejemplo de análisis de la realidad desde una posición de beligerancia espiritual.
En un mundo que quiere empequeñecerse, que quiere organizarse en único Supermercado, la búsqueda del arraigo, la afirmación de la propia identidad cultural y la defensa de la soberanía histórica es un derecho que hemos de ejercer desde todas las tribunas que nos sean brindadas.
Porque hoy, lejos de haber llegado al tan discutido "Fin de la Historia", las sociedades occidentales contemplan el enfrentamiento de concepciones del mundo muy diversas en relación con los problemas sociales y políticos de nuestro tiempo; la polémica afecta a los fundamentos jurídicos y filosóficos de ideales tales como la libertad, la justicia y la igualdad.
Desde hace algunos años se discute, en distintos foros, sobre los límites del individualismo frente a los derechos de la comunidad popular. Ha surgido desde la misma entraña del Liberalismo Mundialista, en EE.UU. una polémica de honda trascendencia entre liberales clásicos y comunitaristas. Estos últimos defienden la primacía de la comunidad frente a los exacerbados derechos del individuo como sujeto de derecho. Derechos que han llevado a primar sobre identidades colectivas y garantías de supervivencia de culturas autóctonas.
Este discurso que en Occidente parece novedoso, por su compleja formulación jurídica, no lo es tanto en el campo filosófico, pues viene a ofrecer un rostro posmoderno de la antigua polémica entre nominalistas y universalistas. Polémica que tiempo después Nietzsche convirtió en el alumbramiento de una nueva visión aristocrática de la existencia, en detrimento de aquéllas que, bajo la excusa de ser "morales", arrasan con la diferencia.
Nuestros pensadores del 98 son la toma de conciencia de una España decadente e injusta y la propuesta de un futuro mejor. Fueron dignos herederos y continuadores de la tradición regeneradora que Costa inició. Esta corriente regeneradora ha aparecido y se ha ocultado en España, como el Guadiana.
En el reciente "tempo" político inaugurado, se advierte una intención que se dice "reformista". Tenemos otra muestra de esa tendencia, aunque pecaré de pesimista si os digo que poco regeneracionismo cabe en estos momentos si no transformamos antes la conciencia cultural de todo un pueblo.
Hace cien años se planteó una grave crisis en España: la de la idea misma de su supervivencia. Hoy, en 1996, cercano ya ese aniversario, nuestro sistema de convivencia respira enfermo porque España está dejando de ser la Patria que hemos conocido. Ello nos obliga a una tarea de enorme trabajo para saber qué España vamos a transmitir a nuestros hijos. Para Joaquín Costa, el problema de España era un problema de educación:
"Un artículo de la Constitución declara que todo español está obligado a defender la patria con las armas en la mano, y lo que ahora hay que decir es que todo español está obligado a servir y defender la patria con los libros en la mano…España tiene que encerrarse en la escuela y en la Universidad como en un nuevo claustro materno… y no salir hasta que se haya dado una cabeza nueva."
Sabemos que nuestro trabajo es más difícil y menos lucido que el del mitinero de turno o el poltronero de ocasión, pero en el Proyecto Aurora nos sentimos ilusionados porque es una tarea, una Empresa, una idea, a la que merece la pena consagrar la existencia.
Nuestra batalla, que es la vuestra, no se libra en los Parlamentos, ni en la calle, ni en Bruselas. Es un combate espiritual que se ha de librar con el espíritu numantino, con la espartanidad de un centurión, pero con la esperanza de encontrar no muy tarde los trozos perdidos de la espada del Almirante Cervera, y fundirlos en una sola pieza, en el amanecer luminoso y Hesperial de una nueva Iberia.
NOTAS
(1) José Javier Esparza Torres, "De la España del 78 a la del 98", Razón Española, 61, IX-1993.
(2) Arnold J. Toynbee, "Estudio de la Historia", Compendio I/IV, Alianza Editorial, p. 363.
(3) José Luis Martínez Sanz, "Los Proto-Regeneracionistas".
(4) Pedro Laín Entralgo, "España como problema", Madrid, 1956, p. 110.
(5) Francisco Javier González Martín, "El problema filosófico de la europeización de España en 1898".
(6) González Sobejano, "Nietzsche en España", Madrid, 1971.

El pueblo Ibero

Cuando las primeras oleadas de pueblos indoeuropeos llegan a la península, se encuentran ya con unas tierras densamente pobladas, que se mantienen con una alta estabilidad política y poseen un estatus cultural altísimo, como lo prueba la existencia del imperio de Tartessos. El posterior aporte celta va a ser muy importante, pero no hasta el extremo de que se hubiese realizado un solapamiento racial. ¿Qué sabemos de nuestros antecesores en pisar las hermosas tierras de España? Por ellos mismos nada, porque de la literatura tartésica milenaria de que nos habla la tradición nada conservamos, exceptuando aproximadamente un centenar de inscripciones sin traducción.
El conocimiento étnico de los iberos, su fisonomía y configuración nos es muy difícil por la práctica del rito funerario de la cremación. Sin embargo el estudio de los restos óseos recuperado de las cremaciones, en un notable trabajo médico, ha dado ya sus primeros frutos. Los iberos debían tener algunos rasgos suficientemente característicos, puesto que los griegos distinguían entre los iberos puros y la mezcla de iberos y ligures. En un origen lejanísimo en el tiempo puede aceptarse que existiese un elemento africano occidental muy mezclado con aportes mediterráneos, pero la población ibera anterior a la llegada de los romanos es totalmente indígena.

Sin un mapa de fronteras exacto, aproximadamente podría parcelarse así la península: - La base del valle medio y bajo del Guadalquivir correspondería al primitivo elemento tartésico, a los que también llama Polibio turdetanos o túrdulos. En cambio, Estrabón sitúa a los turdetanos sólo en Sevilla y parte de Cádiz.
- Hacia el oeste se encontrarían los olbisinos de Huelva. También de estirpe íbera, situados al lado de los tartesios, estaban los ilergetes, ileates y etmaneos. Más al oeste encontramos a los cinetas, y junto a la costa los cilbicenos y kelkianos.
- Entre el Estrecho y Alicante, siguiendo la línea de la costa, están los mastienos, en los que probablemente podemos identificar a los primeros cartagineses, que más tarde serán llamados bastetanos; hacia arriba, los deitanos y contestanos.
- En la zona montañosa del alto Guadalquivir se encuentran los oretanos, que evidencian una gran influencia libio-fenicia apoyada por las colonias comerciales. - En la zona de Levante encontramos a los esdetes, deitanos y contestanos.
- Al norte del Júcar, a los edetanos.
- Pasada la línea del Ebro la localización se va haciendo más complicada. En el nordeste hay dos grupos principales: los ilergetes en Huesca y Lérida y los indiketas en Gerona. Se van a unir a ellos los ilercavones en Tortosa, los cosetanos y lacetanos en Tarragona, los layetanos en Barcelona, los ceretanos en Cerdaña y los ausetanos en Vich y Gerona.

Y en las zonas pirenaicas encontramos a los bergistanos, surdaones, andosinos en Andorra y arenosios en el Valle de Arán.
Todos los historiadores griegos y romanos se han ocupado de las tierras de Iberia. Hecateo da a sus habitantes el nombre de iberos confundido con los tartesios, igual que hace Polibio. Estrabón, en cambio, diferencia ya perfectamente las diversas tribus. Avieno incluye a los íberos de la costa en su Ora Marítima. Hemos de ver lógico el interés por nuestro pueblo, pues en él se ha situado la morada de Hades, la tierra de Occidente, el lugar misterioso donde muere el sol y a donde le siguen las almas de los muertos.

Las aportaciones exteriores durante el Bronce primitivo proceden en su mayor parte del Próximo Oriente y, del horizonte Egeo-Anatólico. Avanzada la Edad del Bronce, ya en el periodo de El Argar, es la época en que debió ocurrir el cambio del ritual funerario y con él el de las creencias religiosas, ya que ambos conceptos van emparejados en todas las civilizaciones.

Estrabón dice que los íberos tenían cantos y leyes escritas con más de seis mil años de antigüedad, en verso, para facilitar su aprendizaje por el pueblo, lo cual nos habla de una participación del mismo, no de una mera implicación de las leyes sobre un pueblo inculto y sojuzgado. Nos han llegado documentos de una cierta extensión, como los llamados plomos de Gádor y La Bastida, y algunos platos que llevan como ornamentación pequeñas inscripciones, pero en la mayoría de los casos se trata sólo de algunas palabras sueltas, inútiles para cualquier intento de traducción, ya que respecto al idioma escrito íbero, se ignora incluso en que punto se separan los vocablos. Algunas palabras enlazan directamente con el alfabeto fenicio en su vertiente más arcaica, pero también se le han añadido vocales griegas y se pueden encontrar coincidencias con algunos testimonios escritos del Asia Menor. Hay también un curioso dato que indica la separación de culturas dentro de la península: los íberos escriben de izquierda a derecha, y los tartesios de derecha a izquierda, con el añadido de que algunas veces se encuentran escrituras en espiral y por el sistema bustrofedónico, "como ara el buey", alternando el sentido de las líneas.

Pero dejemos la escritura y continuemos con el pueblo. Hay tradiciones que nos cuentan cómo Túbal, hijo de Jafet y nieto de Noé, fue atraído en uno de sus viajes por las aguas de un río misterioso. Lo siguió a través de tierras desconocidas y llegó hasta Bares. Esta tradición de un lejano viajero es la más antigua, y curiosamente es también la mejor documentada: Plinio, Estrabón y Tolomeo la citan en sus escritos. Y desde luego, la toponimia gallega está llena de recuerdos de ese abuelo viejísimo que Túbal se dejó atrás: Noega, Noeda, Noya...

La Biblia cita a Tartessos como Tarschisch, pródiga en riquezas y en belleza, a la que acuden para comerciar las naves fenicias, y con las cuales va a mantener relaciones el quizá no tan mítico rey Gerión, que más tarde va a ser sometido por ellos. Gerión, que va a apacentar sus inmensos rebaños de toros rojos en las praderas del Guadalquivir hasta que el periplo trabajador de Hércules se los lleve.

Los fenicios han comerciado mucho tiempo con Iberia, y luego la han dominado; pero cuando Salmanasar V y Sargón I, en 724-720, ocupan Fenicia, tiene lugar la liberación de las tierras tartésicas de que habla Isaías: "Tú, pueblo de Tarschisch, al que ya no oprimen más ligaduras." Ligaduras que volverán a atarse con la restauración del poder fenicio entre 660-680.

Es el celtíbero Marcial quien por primera vez utiliza la expresión Hispania-Nostra", abarcando la totalidad de la península, por encima de la división territorial provincial organizada por la administración romana. Y no es ya un escritor de raigambre hispana, sino que va a ser una constante en los escritores latinos la exaltación sin límites del valor de los guerreros de la tierra íbera. Trogo Pompeyo dice:

"Tienen los íberos las más excelentes virtudes castrenses: prestos a la lucha, resistentes a la abstinencia y a la fatiga, fieles a su jefe hasta el punto de juzgar honroso no sobrevivir a su caudillo muerto. Pero son hombres inquietos, individualistas e indisciplinados".

Éste va a ser el retrato constante que de los españoles hacen cuantos les conocen. Les asombra la ferocidad y el valor que demuestran en el combate, su ciego orgullo: cuando cierto general romano les insta a abandonar sus armas y rendirse a cambio de su vida, no hay un segundo de duda, se lanzan a una batalla perdida de antemano. El arma del íbero es quemada con el cuerpo del guerrero, porque sólo ante los dioses es rendida. Sus amigos les quieren como aliados, porque saben que son incapaces de traición y su fidelidad sólo se romperá con la muerte, del mismo modo que su valor va a ser baza muy importante en las batallas. Y por los mismos motivos prefieren no tenerlos como enemigos. Por eso se van a valer muchas veces del engaño, ofreciendo una amistad que es solo un señuelo, unas hermosas palabras, porque el ibero es a ello extraordinariamente sensible. Nunca dejó de aceptar una mano tendida.

Tal carácter determinó un movimiento de simpatía de la misma Roma, de modo que al cónsul Cepión se le negaron los honores del triunfo al estimársele conseguido mediante la traición. La crueldad con que Escipión arrasó Numancia se criticó duramente como símbolo de la decadencia de Roma frente, al heroísmo de los defensores. Y cuando los hispanos llegan al gobierno de Roma en las figuras de los Balbo, Trajano, Arriano, la Historia los va a situar al nivel de los más grandes.

Los pueblos que vienen de Oriente hacia 1150 a.C., se mezclan con los nativos. Y con ellos todo se desarrolla: los hombres que hacía siglos costeaban en busca de la pesca para su sustento, se convierten ahora en expertos marinos. En Andalucía surge una aristocracia dirigente, los Tartesios, en la desembocadura del Guadalquivir. Y junto a ellos se establecen los massienos.

Los escritores griegos recogen su antiquísima mitología. Incluso hay alusiones a ellos en los viajes de Ulises de regreso a Itaca. Hesiodo pone a Gerión en las costas tartésicas. Y Hércules se llevará sus toros hasta Micenas, para que allí Teseo baile con ellos su danza mortal de poder a poder. La cronología está de acuerdo, puesto que el reinado de Gerión coincide con la llegada a Micenas de los dorios, los cuales se manifiestan como adoradores de Hércules. De este rey Gerión, gobernador de un territorio rico y pacifico, desciende su nieto Nórax, gran navegante, que lleva sus naves hasta la Cerdeña y funda la ciudad de Nora. Después su descendencia se pierde en la oscuridad.

Sin embargo conocemos otra dinastía legendaria, de la que habla Justino: unos reyes que gobernaron a los curetes, tribu tartésica en la que se inician los Pueblos del Mar. Justino menciona a dos de sus reyes, Gárgoris y Habis, cultos y civilizadores. Gárgoris inventa la agricultura y enseña a recoger la miel. Pero su nieto, Habis, es fruto de un incesto por lo que, para ocultar la vergüenza del viejo rey, es abandonado a las fieras. No muere, sino que una cierva lo amamanta. Gárgoris, enterado del prodigio que indica una protección de los dioses, acepta su destino y le reconoce como sucesor suyo. La historia habla de Habis como de un gran gobernante: inventó el arado tirado por bueyes, legisló sabiamente y organizó la sociedad en siete clases.

Los autores clásicos han insistido en repetidas ocasiones en que Tartessos era, en su época, el pueblo más culto de Occidente. La sociedad está bien estratificada, encabezada por el rey y la corte, en terratenientes y poderosos dueños de minas e industrias, comerciantes, obreros libres y esclavos. Dada la riqueza del reino, y los restos arqueológicos hallados en tumbas, así como los testimonios escritos, pensamos que el nivel de vida debía ser bastante igualitario. El espacio físico que ocupaba Tartessos no lo conocemos con exactitud. Debería llegar por España al Guadiana y al Júcar, y por Portugal hasta el Algarve.

Sobre quien sí tenemos datos históricos es sobre el rey Argantonios, que debió vivir de 630 a 550 aproximadamente. Herodoto le supone 120 años de vida, y de ellos, 80 de reinado. Lo cual evidentemente nos induce a pensar que existe una exageración o un error de fechas. Lo cierto es que se le da como prototipo de la Edad de Oro de la humanidad. Su propio nombre significa Rey de la Plata, en referencia a las enormes riquezas de su reino. Según testimonios clásicos, éste pudo comprender no menos de 200 ciudades.

El final de Tartessos podría hacerse coincidir con la batalla de Alalia, en el año 535, al mismo tiempo que su aliada Mainake, víctimas ambas de Gadir y de los cartagineses. La gran rival de Tartessos va a ser la otra joya de Iberia, Gadir. Su fundación nos la relata Estrabón, en texto copiado de Posidonio. Nos dice que primeramente hubo dos viajes de tanteo: en la primera expedición llegaron hasta antes del comienzo del estrecho. Un oráculo había ordenado a los tirios la fundación de un establecimiento en las Columnas de Hércules, y habían salido en su busca. Creyeron que los promontorios de Calpe eran el confín del trabajo del semidiós, tomaron tierra e hicieron un sacrificio, el cual no resultó favorable, por lo que regresaron a sus tierras. Poco tiempo después hicieron un segundo intento y llegaron cerca de Huelva: nuevo sacrificio, nuevas señales infaustas en la respuesta de los dioses, y nuevo regreso.

Pero la tercera expedición sí fue bendecida por la respuesta del oráculo. La tierra firme que rodea a Gadir era rica en pastos, con aguas suficientes para mantenerlos verdes y posibilidad de tener en ellos numerosos rebaños, además de contar con la proximidad de los grandes centros metalúrgicos tartésicos.

Estrabón no habla de la fecha de fundación de Gadir, pero Veleyo dice que ocurre ochenta años después de la caída de Troya, así que sería en 1104. Plinio se acerca mucho, porque dice que ocurre 1178 años antes de escribir él esto, a lo que se está refiriendo, lo cual da el 1101 (a.C.).

Son los primeros, pero no los únicos fundadores de Gadir. Tiempo después la van a refundar los fenicios. Son muchas las colonias cuyo nombre nos ha llegado: Sexi, Abdera, Malaka, Ebysos, Almuñécar, Villaricos, Carteya, Trayamar. Magníficas obras de arte halladas en las tumbas nos hablan de su influencia. Pero cuando creció la ambición empezó a decrecer la hermandad. Los fenicios quieren extender a toda costa sus centros de salazón, y sobre todo obtener la púrpura. Y Gadir termina por ahogar a Tartessos, colapsando primero su comercio, y luego con las armas. Imponen su población y su lengua, aunque esto no debió ocurrir hasta la definitiva caída de Tartessos, en el 500 a.C.

Mª Ángeles Fernández