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Identidad y Comunidad

Democracia antigua y "Democracia" moderna

Alain de Benoist

[Traducción de C. G.]

"Los defensores de todo tipo de régimen gustan decir que el suyo es una democracia" escribió George Orwell (1). Este no parece ser un fenómeno reciente. Guizot remarcaba en 1849: "tan poderoso es el atractivo de la palabra democracia, que ningún gobierno o partido desea existir sin inscribir esta palabra en su bandera." (2) Esto es mas cierto hoy que antes. No todos son demócratas, pero todos pretenden serlo. No existe ninguna dictadura que no se considere como una democracia. Los antiguos países comunistas del Este de Europa no solo se describían como democráticos, según sus constituciones; (3) sino que se presentaban como las únicas democracias reales frente a los democracias "formales" de Occidente.

La casi unanimidad del uso de la palabra democracia da un contenido moral y casi religioso a la noción de democracia, que impide cualquier discusión. Muchos autores han reconocido este problema. Así, T.S. Eliot declaro en 1939: "Cuando una palabra adquiere un carácter universalmente sagrado . . . como hoy lo tiene la palabra democracia, yo comienzo a preguntar, si, por todo lo que intenta significar, aún significa algo?" (4) Bertrand de Jouvenel fue mas explícito: "la discusión sobre la democracia, los argumentos a su favor o en su contra, muestran frecuente un grado de vacío intelectual, porque no esta claro sobre lo que se discute." (5) Giovanni Sartori agrego en 1962: "La democracia podría ser definida como un nombre grandilocuente para algo que no existe." (6) Julien Freund decía, en un tono similar: "Declararse demócrata significa poco, porque uno puede ser un demócrata en una forma contradictoria: ya sea en la forma de los norteamericanos y los ingleses, o como los comunistas congoleños, cubanos y del Este de Europa. Es perfectamente natural que bajo tales circunstancias yo rechace ser un demócrata, porque mi vecino podría ser un simpatizante de las dictaduras mientras que invoca para si la palabra democracia" (7)

Así podemos ver que la propagación universal del termino democracia no contribuye mucho a la clarificación del significado de la democracia. Por lo que, indudablemente, necesitamos ir mas allá.

La primera idea que necesita ser abandonada, una idea aún mantenida por algunos, es que la democracia es un producto especifico de la era moderna, y que la democracia corresponde a un "estadio superior" en la historia de los regímenes políticos. (8) Eso no parece substanciado por los hechos. La democracia ni es mas "moderna" o "evolucionada" que otras formas de gobierno. Gobiernos con tendencias democráticas han existido a lo largo de la historia. Notamos que la perspectiva lineal usada en ese tipo de análisis puede ser particularmente engañosa. La idea del progreso, cuando es aplicada a un régimen político, parece vacia de significado. Si uno subscribe ese tipo de razonamiento lineal, es fácil avanzar el argumento del carácter "auto-evidente" de la democracia, que según los liberales, aparece "espontáneamente" en el plano político así como el mercado coincide "espontáneamente" con la lógica de la oferta y la demanda. Jean Baechler nota: "Si aceptamos la hipótesis de que los hombres, como especie animal, aspiran espontáneamente a un régimen democrático que les promete seguridad, prosperidad y libertad, debemos también concluir que en el momento en que esos requisitos hayan sido cumplidos, la experiencia democrática emerge automáticamente, sin necesitar siquiera el marco de las ideas." (9)

¿Cuales son exactamente esos "requisitos" que producen democracia en la misma forma que el fuego causa el calor? Ellos deben ser sujetos a un cuidadoso examen.

A diferencia de Oriente, el despotismo absoluto ha sido siempre raro en Europa. Ya fuese en la Roma antigua o en la Iliada de Homero, en la India vedica, o entre los hititas, uno puede observar la existencia de asambleas populares, militares o civiles. Usualmente, en las sociedades indoeuropeas los reyes eran electos; de hecho, todas las antiguas monarquías fueron, en primer lugar, monarquías electivas. Tácito relata que entre los germanos, los jefes eran elegidos tomando en cuenta su valor, y los reyes según su origen noble (reges ex nobilitate duces ex virtute sumunt). En Francia, por ejemplo, la corona fue tanto electiva como hereditaria. Fue solo con Pipino el Breve que el Rey fue elegido dentro de la misma familia, y solo fue después de Hugo Capeto que el principio de primogenitura fue adoptado. En Escandinavia, el Rey era electo por una asamblea provincial; y esa elección tenia que ser confirmada por las otras asambleas nacionales.

Entre los pueblos germánicos la practica del "escudamiento" o alzar al nuevo rey en los escudos de sus soldados, estaba muy extendida. (10) El sacro emperador romano también era elegido y no debe ser negada la importancia de los electores de príncipes en la historia de Alemania. Fue solo con el comienzo del siglo doce que en Europa la monarquía electiva dio lugar a la monarquía hereditaria. Hasta la Revolución Francesa, los reyes gobernaron con la ayuda de parlamentos que poseían considerables poderes ejecutivos. En casi todas las comunidades europeas era el status de hombre libre que confería derechos políticos al ciudadano. Los "ciudadanos" eran miembros constitutivos de comunas populares libres, que, entre otras cosas, poseían sus propias constituciones municipales, y los gobernantes soberanos eran rodeados por consejos en el proceso de decisión. Es más, la influencia de la ley de la costumbre en la practica judicial era un índice de la "participación" popular en la definición de las leyes. En pocas palabras, no se puede decir que las viejas monarquías europeas estuvieran exentas de legitimidad popular.

El parlamento mas antiguo en Europa, el althing, la asamblea federal de Islandia, cuyos miembros se reunían anualmente en el paraje inspirador de Thingvellir, apareció en el 930 D.C. Adam von Bremen escribió en 1076: "Ellos no tienen rey, solo las leyes." El thing o parlamento local, designaba tanto una locación como a la asamblea donde los hombres libres con iguales derechos políticos se reunían en una fecha fija para legislar e impartir justicia.(11) En Islandia, los hombres libres disfrutaban de dos privilegios inalienables: el derecho a portar armas y a tener una plaza en el thing. "Los islandeses," escribe Frederick Durand "crearon y experimentaron lo que podríamos llamar en una analogía sugestiva pero incierta una Hellas nórdica, es decir, una comunidad de hombres libres que participaban activamente en los asuntos de su comunidad. Esas comunidades eran bien cultivadas y productivas intelectualmente, y, además, estaban unidas por lazos basados en la estima y el respeto." (12)

"La democracia escandinava es muy antigua y podemos trazar sus orígenes a la era vikinga", observa Maurice Gravier.(13) En todo el norte de Europa esta tradición "democrática" estuvo arraigada en un fuerte sentimiento comunitario, en una propensidad a "vivir juntos" (zusammenleben), que constantemente postulo la primacía del interés común por encima del individual. Tal democracia, típicamente, incluía una cierta estructura jerárquica, que explica porque deberíamos describirla mejor como una "aristo-democracia." Esta tradición, basada también en el concepto de asistencia mutua y en un sentido de responsabilidad común, permanece viva en muchos países hoy, por ejemplo, en Suiza.

La creencia en que el pueblo era originalmente el poseedor del poder fue común a lo largo de la Edad Media. Mientras el clero se limito a la proclamación del omnis potestas a Deo, otros teóricos argumentaron que el poder podía emanar de Dios solo por medio de la intercesión del pueblo. La creencia en el "poder de derecho divino" debe ser vista, por consiguiente, en una forma indirecta, y no excluyente de la realidad del pueblo. Así, Marsilio de Padua no dejo de proclamar el concepto de soberanía popular; y él lo hizo así para defender la supremacía del emperador (en aquel tiempo, Ludwig de Bavaria) por encima de la Iglesia. La idea de relacionar el principio del pueblo con sus lideres fue enfatizada en la formula populus et proceres (el pueblo y los nobles), que aparece frecuentemente en los textos antiguos.

Aquí debemos recordar las tendencias democráticas evidentes en la antigua Roma,(14) las repúblicas de la Italia medieval, las comunas francesas y flamencas, las municipalidades hanseaticas y los cantones libres suizos. Notemos también el antiguo boerenvrijheid (libertades campesinas) que prevaleció en las provincias frisonas medievales y cuyo equivalente podía ser encontrado a lo largo del Mar del Norte, en los Países bajos, en Flandes, Escandinavia, Alemania, Austria y Suiza. Finalmente, es necesario mencionar la existencia de importantes movimientos comunales basados en estructuras corporativas libres, cuya función era proporcionar ayuda mutua y proseguir ciertos objetivos económicos y políticos. A veces esos movimientos chocaban con el Rey y la Iglesia, siendo apoyados por la creciente burguesía. Otras veces, sin embargo, los movimientos comunales apoyaban a la monarquía en su lucha contra los señores feudales, contribuyendo así al avance de la burguesía mercantil. (15)

En realidad, la mayoría de los regímenes políticos a lo largo de la historia pueden ser calificados como mixtos. "Todas las antiguas democracias," escribe François Perroux, "estuvieron gobernadas por una aristocracia de facto o de jure, a menos que estuviesen gobernadas por un principio monárquico."(16) Según Aristóteles, la constitución de Solon era oligárquica por su Areopago, aristocrática por sus magistrados y democrática por la composición de sus tribunales. Combinaba las ventajas de cada tipo de gobierno. Igualmente, Polibio argumenta que Roma fue, en vista del poder de sus cónsules, una monarquía electiva; respecto a los poderes del Senado, una aristocracia; y por los derechos el pueblo, una democracia. Cicero, en su De la Republica, avanza un argumento parecido. La Monarquía no necesita excluir a la democracia, como lo muestra el ejemplo de las monarquías constitucionales y parlamentarias contemporáneas de hoy. Después de todo, fue la monarquía francesa que en 1789 convocó los Estados Generales. "La democracia en el mas amplio sentido," observo el Papa Pio XII, "puede ser realizada tanto en las monarquías como en las repúblicas." (17)

La experiencia de los tiempos modernos demuestra que ni el gobierno ni las instituciones necesitan jugar un papel decisivo en la conformación de la vida social. Tipos comparables de gobierno pueden enmascarar tipos diferentes de sociedades, mientras que formas diferentes de gobierno pueden cubrir realidades sociales idénticas. (Las sociedades occidentales tienen hoy una estructura extremadamente homogénea, a pesar de que sus instituciones y constituciones manifiestan diferencias sustanciales).

Así que ahora la tarea de dar definición a la democracia parece incluso mas difícil. El acercamiento etimológico tiene sus limitaciones. Según su significado original, la democracia significa "el poder del pueblo." Sin embargo, este poder puede ser interpretado en formas diferentes. El acercamiento mas razonable, por consiguiente, parece ser el acercamiento histórico, que explica a la democracia "genuina" como el primero de todos los sistemas políticos del que los pueblos antiguos inventaron tanto su definición como su manifestación real.

El termino de democracia no apareció en el pensamiento político moderno hasta el siglo dieciocho. Incluso su mención fue esporádica, asociada frecuentemente con una connotación negativa. Antes de la Revolución Francesa, la mayoría de los mas "avanzados" filósofos fantaseaban sobre regímenes mixtos que combinaban las ventajas de una monarquía "ilustrada" y de la representación popular. Montesquieu reconoció que un pueblo podía tener el derecho a controlar, pero no a gobernar. Ninguna constitución revolucionaria declaro haber sido inspirada por principios "democráticos." Robespierre fue, de hecho, una rara persona en aquella época, porque al final de su mandato, explícitamente menciono a la democracia (lo que no contribuyo, sin embargo, al fortalecimiento de su popularidad en los años futuros), un régimen que él definió como una forma representativa de gobierno, es decir: "Un estado en el que el pueblo soberano, guiado por las leyes que son de su propia autoria, hace por si mismo lo que puede hacer bien, y por medio de sus delegados todo lo que no puede hacer por si mismo." (18)

Fue en los Estados Unidos que la palabra democracia se difundió por primera vez, notablemente, cuando la noción de "república" era enfrentada a la noción de "democracia." Su uso se volvió común a comienzos del siglo diecinueve, especialmente con el advenimiento de la democracia Jacksoniana y el establecimiento del Partido Demócrata. La palabra, entonces, volvió a cruzar el Atlántico otra vez y se implanto fuertemente en Europa, a beneficio de los debates constitucionalistas que ocurrieron en la primera mitad del siglo diecinueve. El libro de Tocqueville "Democracia en América", cuyo éxito fue considerable, hizo del termino una palabra popular.

La influencia del legado de la antigua democracia era bastante débil, pese a las numerosas citaciones, que, inspiradas por la Antigüedad, adornaron el discurso político y filosófico del siglo dieciocho. Los filósofos parecían mas obsesionados con el ejemplo de Esparta que con el de Atenas. El debate de "Esparta contra Atenas", frecuentemente distorsionado por la parcialidad y la ignorancia, enfrento a los partisanos del igualitarismo autoritario contra los dogmas del liberalismo moderado.(19) Rousseau, por ejemplo, que abominaba de Atenas, expreso sentimientos que eran rigurosamente pro-espartanos. En sus ojos, Esparta fue en primer lugar la ciudad de los iguales (hómoioi). A diferencia, Camille Desmoulins critico a Esparta, para denunciar su igualitarismo excesivo. Él ataco al girondino Brissot, ese pro-Lycurgo, "que hizo a sus ciudadanos iguales como un tornado nivela a todo aquello que destruye." Este tipo de discurso, después de todo, era algo vacío. El culto de la Antigüedad fue mantenido principalmente como una metáfora de regeneración social, como es ejemplificado por las palabras de Saint Just en la Convención: "El mundo ha estado vacío desde la caída de los Romanos; solo su memoria puede llenarlo y augurar la libertad." (20)

Si deseamos continuar con nuestro estudio de la democracia "genuina", debemos regresar otra vez a la democracia griega que a aquellos regímenes que el mundo contemporáneo designa con esa palabra.

La comparación entre democracias antiguas y modernas ha devenido en un ejercicio académico.(21) Se enfatiza generalmente que las primeras eran democracias directas, mientras que las segundas (debido a lo amplio de los territorios y las poblaciones) son democracias representativas. Por otro lado, se nos recuerda frecuentemente que los esclavos eran excluidos de la democracia ateniense, así que, pretendidamente, la idea que emergió de Atenas no era tan democrática, después de todo. Esas dos afirmaciones son bastante limitadas.

Afinada por la evolución social y política del siglo seis a.C., así como también por las reformas de Solón, la democracia ateniense inicio su trayectoria con las reformas de Cleistenes, que regreso de su exilio en el 508 a.C. Establecida firmemente en el 460 a.C., continuo existiendo por los próximos ciento cincuenta años. Pericles, que sucedió a Efialtes en el 461 a.C., dio una extraordinaria reputación a la democracia, lo que no evito que él ejerciera, por mas de treinta años, una autoridad casi monárquica sobre la ciudad. (22)

Para los griegos, la democracia era definida (23) por su relación con los otros dos sistemas: tiranía y aristocracia. La democracia presuponía tres condiciones: isonomia (igualdad ante la ley); isotimia (igualdad en derecho a acceder a todos los puestos públicos); e isegoria (libertad de expresión). Esto era la democracia directa, conocida también como democracia "cara a cara", en tanto que se permitía participar a todos los ciudadanos en la ekklesía o Asamblea. Las deliberaciones eran preparadas por el boulé (Consejo), aunque era la asamblea popular la que dictaba los decretos. La asamblea popular nominaba los embajadores; decidía sobre los temas de la guerra y la paz; preparaba expediciones militares o llevaba al fin de las hostilidades; investigaba el desempeño de los magistrados; hacia decretos; ratificaba leyes; daba o quitaba derechos de ciudadanía; y deliberaba sobre los asuntos de la seguridad de Atenas. En resumen, como escribe Jacqueline de Romilly: "el pueblo gobernaba, en vez de ser gobernado por individuos elegidos." Ella cita el texto del juramento dado a los atenienses: "Mataré cualquier palabra, acción, voto o mano que intente destruir a la democracia .... Y cualquier otra persona que lo mate la tendré en alta estima ante los dioses y los poderes divinos, porque él ha matado a un enemigo publico." (24)

La Democracia en Atenas significaba en primer lugar una comunidad de ciudadanos, es decir, una comunidad popular reunida en la ekklesía. Los ciudadanos eran clasificados según su pertenencia a un deme, una cualidad que tuvo una significancia territorial, social y administrativa. El termino démos, que es de origen dórico, designa a aquellos que viven en un territorio particular, y el territorio constituye tanto el lugar de origen como el determinante del estatus cívico. (25) El démos y el ethnos coinciden: la democracia no podía ser concebida en relación al individuo, sino solo en relación a la polis, es decir, a la ciudad en su capacidad de comunidad organizada. Los esclavos no eran excluidos del voto porque fuesen esclavos, sino porque no eran ciudadanos. Esto nos podrá parecer chocante hoy, cuando la democracia incluso ha dado el derecho al voto a los no-ciudadanos. (26)

Las nociones de ciudadanía, libertad o igualdad de derechos políticos, así como también de soberanía popular, estaban íntimamente relacionadas. El elemento mas esencial en la determinación de la noción de ciudadanía era el origen y la herencia de la persona. Pericles era el "hijo de Xantifos del deme de Cholargo." Uno tenia que nacer de una madre y de un padre ateniense para ser ciudadano. Definido por su herencia, el ciudadano (polítes) es diferente del idiótes, el no-ciudadano, una designación que pronto tomo un significado peyorativo (de la noción del individuo desarraigado nació la noción de "idiota"). La ciudadanía era así una función derivada del status, que era el fruto exclusivo del nacimiento. Ser un ciudadano significaba, en el mas amplio sentido de la palabra, tener una patria, es decir, tener una patria y una historia. Uno nace ateniense, no se convierte en uno (excepto las raras excepciones). Además, la tradición ateniense desaconsejaba los matrimonios mixtos. La igualdad política, establecida por la ley, se fundamentaba también en los orígenes étnicos comunes compartidos por todos. Solo el origen confería la politeía individual. (27)

La Democracia se basaba en el concepto del ciudadano autóctono, que relacionaba íntimamente su ejercicio a los orígenes de aquellos que lo ejercieron antes que él. Los atenienses del siglo quinto se referían a si mismos como "el pueblo autóctono de la Gran Atenas," y fue ese mito fundacional que ellos colocaban los pilares de su democracia. (28)

En griego, así como también en latín, la libertad procedía del origen de la persona. El hombre libre *(e)leuderos (eleúteros en griego) es, principalmente, quien pertenece a cierto "linaje" (en latín la palabra liberi esta relacionada con "hijos"). "Nacer de un buen linaje es ser libre," escribe Emile Benveniste. (29) Igualmente en el idioma alemán, el parentesco entre las palabras frei, "libre" y Freund, "amigo", indica que en el comienzo, la libertad sanciono una relación mutua. La raíz indoeuropea *leudh-, de la que deriva simultáneamente el liber latino y el griego eleúteros, también sirvió para designar al "pueblo" en el sentido de grupo nacional (por ejemplo, el antiguo eslavonico ljudú; el alemán Leute; que significan "pueblo" y derivan de una raíz que evoca la idea de "crecimiento y desarrollo").

El significado original de la palabra "libertad" no sugiere una "liberación", en la forma de una emancipación individual de la comunidad. En cambio, implica una herencia, que es lo único que puede dar libertad. Así cuando los griegos hablaban de libertad, no tenían en mente el derecho a romper con las obligaciones con su ciudad o el derecho a librarse de los limites a los que cada ciudadano estaba ligado. Mas bien, lo que ellos tenían en mente era el derecho, aunque también la capacidad política, garantizada por la ley, a participar en la vida de la ciudad, al voto en la asamblea, a elegir magistrados, etc. La libertad no legitimaba la secesión; en cambio, sancionaba lo opuesto: el lazo que unía a la persona a su ciudad. Esta no era una libertad-autonomía, sino una libertad para participar; no significaba un medio para alejarse de la comunidad, sino que era practicado solamente en el marco de la comunidad. La libertad significaba adhesión. La "libertad" de un individuo sin herencia, es decir, de un individuo desarraigado, estaba completamente exenta de significado.

Si asumimos que la libertad estaba ligada directamente a la noción de democracia, entonces debemos decir que la libertad significo en primer lugar la libertad del pueblo, de la cual subsecuentemente procede la libertad de los ciudadanos. En otras palabras, solo la libertad del pueblo (o de la ciudad) puede permitir la igualdad de derechos políticos e individuales, es decir, de los derechos disfrutados por los individuos en su capacidad de ciudadanos. La libertad presupone independencia como primera condición. El Hombre vive en sociedad, y como consecuencia, la libertad individual no puede existir sin la libertad colectiva. Entre los griegos, los individuos eran libres porque su ciudad lo era también.

Cuando Aristóteles define al Hombre como un "animal político," como un ser social, cuando él afirma que la ciudad precede al individuo y que solo dentro de la sociedad puede el individuo lograr su potencial (Política, 1253a 19–20), él también sugiere que el Hombre no debe ser librado de su papel de ciudadano, de persona que vive en el marco de una comunidad organizada, de una polis o de una civitas. Las ideas de Aristóteles se enfrentan al concepto del liberalismo moderno, en el que el individuo precede a la comunidad, y en el que el hombre, en su capacidad de individuo autosuficiente, es algo mas que un ciudadano. (30)

Por ende, en una "comunidad de hombres libres," los intereses individuales nunca deben prevalecer sobre los intereses comunes. "Todas las constituciones cuyos objetivos son el interés común están de acuerdo con la justicia absoluta. A diferencia de aquellas cuyo objetivo es el interés personal de los gobernantes, las cuales tienen a ser erróneas," escribe Aristóteles en Política (1279a 17sq). A diferencia de lo que podemos ver, por ejemplo, en los trabajos de Euripides, la ciudad en las tragedias de Esquilo, es descrita regularmente como una entidad comunal. "Este sentido de comunidad", agrega Moses I. Finley, "fortificado por la religión estatal, los mitos y las tradiciones, fue el origen esencial del éxito de la democracia ateniense." (31)

Agrega Finley que en Grecia, "la libertad significaba la supremacía de la ley y la participación en el proceso de toma de decisiones y no necesariamente el disfrute de derechos inalienables." (32) La ley estaba identificada con el espíritu de la ciudad. "Obedecer la ley significaba seguir la voluntad de la comunidad," observa Paul Veyne. (33) Como escribió Ciceron, solo la libertad puede abrir el camino a la legalidad: "Legum…servi sumus ut liberi esse possimus" ("Somos sirvientes de la ley para poder ser libres," Oratio pro Cluentio, 53.)

Aristóteles tiene éxito en su desenfatización del factor de igualdad, al mostrar que la libertad es el principio fundamental de la democracia (Politica, VII, 1). Para los griegos la igualdad fue solo un medio para la democracia, aunque era uno importante. La igualdad política, sin embargo, emanaba de la ciudadanía, es decir, de la pertenencia a un pueblo particular. De esto provenía que los miembros de un mismo pueblo (de la misma ciudad), independiente de sus diferencias, compartían el deseo de ser ciudadanos en la misma manera. Esta igualdad de derechos no reflejaba una creencia en la igualdad natural. La igualdad en derecho de todos los ciudadanos a participar en la asamblea no significaba que ellos fuesen por naturaleza iguales, sino en cambio, que ellos derivan de su herencia común una capacidad en común para ejercer el derecho al sufragio, que es privilegio únicamente de los ciudadanos. De hecho, no es una igualdad universal, ya que se restringe a los miembros de un pueblo particular. Como el medio apropiado a esta téchne, la igualdad permanece exterior al hombre. Este proceso, en tanto que representa la consecuencia lógica de la herencia común, es también la condición para la participación

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común. En el punto de vista de los antiguos griegos era considerado natural que todos los ciudadanos estuviesen asociados con la vida política no por virtud de sus derechos universales, sino por el hecho de su ciudadanía común. Así, la noción crucial no era la igualdad sino la ciudadanía. La democracia griega fue la forma de gobierno en la que cada ciudadano vio su libertad como fundamentada firmemente en una igualdad que le confería el derecho a libertades cívicas y políticas.

El estudio de la democracia antigua ha provocado visiones divergentes en numerosos autores contemporáneos. Para algunos, la democracia ateniense es un ejemplo admirable de responsabilidad cívica (Francesco Nitti); para otros evoca el campo de los partidos políticos "activistas" (Paul Veyne); para otros, la democracia antigua es esencialmente totalitaria (Giovanni Sartori). (34) En general, todos parecen coincidir que la diferencia entre la democracia antigua y la moderna es considerable. Curiosamente, es la democracia moderna la que es usada como criterio para evaluar la consistencia democrática de la primera. Este tipo de razonamiento es perverso. Como hemos observado, fue solo recientemente que esos gobiernos nacionales modernos que se llaman "democracias" empezaron a identificarse con esa palabra. Irónicamente, después que los observadores terminan de investigar sobre la democracia antigua y realizan que es diferente de la democracia moderna, llegan a la conclusión que la democracia antigua era "menos democrática" que la democracia moderna. Pero, en realidad, ¿porque no procedemos desde un razonamiento inverso, mas cercano a los hechos históricos? Debe ser reiterado que la democracia nació en Atenas en el siglo quinto a.C. Por consiguiente, es la democracia ateniense (indiferentemente de nuestros juicios sobre ella) quien debe ser usada como un ejemplo de un tipo "genuino" de democracia frente al cual las demás deben ser comparadas para saber si son o no democracias reales. En vista de que los regímenes democráticos contemporáneos difieren de la democracia ateniense, debemos asumir entonces que son distintos de cualquier democracia. Podemos ver como esto molesta a la mayoría de nuestros contemporáneos. En tanto que hoy todos presumen de ser demócratas perfectos, y debido al hecho de que la democracia griega no se parece en nada de aquello frente a nuestros ojos, es natural que acusen a los griegos de ser "menos democráticos"! Así llegamos a la paradoja de que la democracia griega, en la que el pueblo participaba diariamente en el ejercicio del poder, es descalificada porque no coincide con el concepto de la democracia moderna, donde el pueblo, participa solo indirectamente en la vida política.

No debería haber duda de que las democracias antiguas y las "democracias" modernas son sistemas enteramente distintos unos de otros. Incluso los paralelos que son realizados entre ellas son engañosos. Solo tienen en común el nombre, porque ambas han resultado de procesos históricos completamente diferentes.

¿Cual es la diferencia entre ambas? Seria equivocado asumir que su diferencia esta relacionada con la naturaleza "directa" o "indirecta" del proceso de toma de decisiones. La diferencia entre ellas, esta en que cada una tenia un concepto diferente del hombre y del mundo, así como también una visión diferente del lazo social. La democracia de la Antigüedad era comunitarista y "holista"; mientras que la democracia moderna es principalmente individualista. La democracia antigua definió la ciudadanía según el origen del hombre (reconociendo así las distinciones entre pueblos), y le daba la oportunidad de participar en la vida de la ciudad. La democracia moderna organiza individuos atomizados de cualquier origen en ciudadanos vistos por medio del prisma del igualitarismo abstracto. La democracia antigua estuvo basada en la idea de la comunidad orgánica; la democracia moderna, heredera en ese aspecto del Cristianismo y de la filosofía de la Ilustración, en el individuo. En ambas, el significado de las palabras "ciudad", "pueblo," "nación", es completamente distinto.

Por consiguiente, argumentar, dentro de este contexto, que la democracia griega fue una democracia directa solo porque abarcó un numero limitado de ciudadanos es una respuesta insatisfactoria. La democracia directa no necesita ser asociada con un numero limitado de ciudadanos. Esta relacionada principalmente con un pueblo relativamente homogéneo que es consciente de lo que le hace ser un pueblo distinto de los demás. El funcionamiento efectivo de las democracias griega e islandesa fue el resultado de la cohesión cultural y del claro sentido de compartir una herencia común. Mientras mas cerca estén los miembros de una comunidad los unos a otros, es mas probable que tengan sentimientos comunes, valores idénticos, y la misma forma de ver el mundo, y es mas fácil para ellos tomar decisiones colectivas sin necesidad de la ayuda de mediadores.

A diferencia, las sociedades modernas, al haber dejado de ser lugares de significado colectivo, requieren una multitud de intermediarios para existir. Las aspiraciones que aparecen en este tipo de democracia nacen de sistemas de valores contradictorios y que ya no son reconciliables con decisiones unificadas. Desde la época de Benjamin Constant (y su ensayo De la liberté des anciens comparée à celle des modernes de 1819), hemos podido medir en qué magnitud la noción de libertad ha cambiado bajo el impacto de las ideologías individualistas e igualitaristas. Por consiguiente, un retorno al concepto griego de democracia no significa nutrir la esperanza vacía de una transparencia social "cara a cara." Mas bien, significa reapropiarnos, y adaptar al mundo moderno, los conceptos de pueblo y comunidad, conceptos necesarios que han sido eclipsados por dos mil años de igualitarismo, racionalismo y de exaltación del individuo desarraigado.

Alain de Benoist es uno de los teóricos principales de la Nueva Derecha europea, el editor de Nouvelle École, y uno de los fundadores del Grupo de Investigación y Estudio de la Civilización Europea (GRECE). Él fue galardonado en 1978 con el Gran Premio de ensayo de la Academia Francesa.



Notas

1. George Orwell, Selected Essays (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1957), p. 149.

2. François Guizot, De la démocratie en France (Paris: Masson, 1849), p. 9.

3. Georges Burdeau observa que juzgadas por sus apariencias, y según su organización central, las instituciones de la Unión Soviética son parecidas a aquellas de Estados Unidos, y según su sistema de gobierno la Unión Soviética es parecida a Inglaterra. La démocratie (Paris : Seuil, 1966), p. 141.

4. T.S. Eliot, The Idea of a Christian Society (London: Faber & Faber, 1939).

5. Bertrand de Jouvenel, Du pouvoir (Geneva : Cheval ailé‚ 1945), p. 411.

6. Giovanni Sartori, Democratic Theory (Westport, CT: Greenwood, 1962), p. 3.

7. "Les démocrates ombrageux," Contrepoint (December 1976), p. 111.

8. Otros autores sostienen la opinión opuesta. Para Schleiermacher, la democracia es una forma política "primitiva" frente a la monarquía, que se piensa que corresponde a las demandas del estado moderno.

9. "Le pouvoir des idées en démocratie,"Pouvoir (May 1983), p. 145.

10. De forma significativa, fue con el comienzo de una investigación sobre los orígenes de la monarquía francesa que la nobleza, bajo Luis XIV, comenzó a cuestionar los principios de la monarquía.

11. La palabra "thing" que designo al parlamento, deriva de la palabra germánica que connotaba originalmente "todo lo que es agrupado junto." La misma palabra dio nacimiento a la inglesa "thing" (cosa) y al alemán "ding", que tiene el mismo significado. Parece que esta palabra designo a la asamblea donde eran discutidos los asuntos públicos, los asuntos de naturaleza general y finalmente las "cosas".

12. "Les fondements de l'État libre d'Icelande: trois siècles de démocratie médiévale," en Nouvelle Ecole 25-26 (Otoño 1974–75), pp. 68–73.

13. Les Scandinaves (Paris: Lidis [Brepols], 1984), p. 613.

14. Cf. P.M. Martin, L'idée de royauté‚ ... Rome. De la Rome royale au consensus républicain (Clermont-Ferrand: Adosa, 1983).

15. Aquí, la "democracia" como en el caso de las libertades campesinas, ya incluía demandas sociales, aunque no la "lucha de clases" (un concepto ignorado por la democracia antigua). En la Edad Media el propósito de tales demandas fue dar voz a aquellos que eran excluidos del poder. Pero a menudo sucedía que la "democracia" podía ser usada contra el pueblo. En la Florencia medieval, el conflicto social entre el "popolo grosso" y el "popolo minuto" fue particularmente brusco. Sobre esto escribe Francesco Nitti: "la razón del porque la clase obrera de Florencia se mostró tibia en su defensa de su libertad y al contrario, simpatizo con la Casa de los Medicis fue porque estaba opuesta a la democracia, que ellos veían como un concepto de la burguesía rica." Francesco Nitti, La démocratie, vol. 1 (Paris: Felix Alcan, 1933), p. 57.)

16. Esta opinión es compartida por la mayoría de los estudiosos de las democracias antiguas. Así, Victor Ehrenberg ve en la democracia griega una "forma de aristocracia alargada." Victor Ehrenberg, L’état grec (Paris: Maspéro, 1976), p. 94.

17. Mensaje de Navidad de Pío XII, 1944 : http://www.ewtn.com/library/PAPALDOC/P12XMAS.HTM

18. M. Robespierre, "On Political Morality," speech to the Convention, February 5, 1794: http://chnm.gmu.edu/revolution/d/413/

19. En este debate, ver el ensayo de Luciano Guerci, "Liberta degli antichi e liberta dei moderni," en Sparta, Atene e i `philosophes' nella Francia del Setecento (Naples: Guido, 1979).

20. Camille Desmoulins, discurso en la Convención, 31 de Marzo de 1794. Es significativo que los demócratas contemporáneos parezcan mas inclinados a favorecer a Atenas. Esparta, a diferencia, es denunciada por su espíritu "guerrero." Este cambio de discurso merece un análisis profundo.

21. Por ejemplo, el ensayo de Moses Finley, Démocratie antique et démocratie moderne (Paris: Payot, 1976), que es tanto un estudio erudito como un panfleto de gran relevancia contemporánea. El estudio es introducido por Pierre Vidal-Naquet, que, entre otros errores, atribuye a Julien Freund (ver la nota 7) posiciones que son exactamente las opuestas de aquellas mantenidas en la introducción.

22. Para citar a Tucydides: "Gracias a su carácter, lo profundo de su visión, y su desinterés sin limite, Pericles ejerció en Atenas una influencia considerable . . . En tanto que él debía su prestigio solo a medios honestos, él no tenia que recrear deshonestamente las pasiones populares. . . . En una palabra, la democracia daba su nombre; pero en realidad, era el gobierno del primer ciudadano" (Guerra del Peloponneso II, 65).

23. Uno de los mejores trabajos en este tema es el ensayo de Jacqueline de Romilly Problèmes de la démocratie grecque (Paris: Hermann, 1975).

24. Romilly, Problèmes de la démocratie grecque.

25. La palabra "démos" esta opuesta a la palabra "laós," un termino empleado en Grecia para designar al pueblo, pero con el significado de "comunidad de guerreros."

26. En Francia, el derecho al voto fue implementado solo por fases. En 1791 aún se hacia la distinción entre "ciudadanos activos" y "ciudadanos pasivos." Luego, el electorado fue expandido para incluir a todos los ciudadanos calificados capaces de pagar un numero mínimo especifico de impuestos. Aunque el sufragio universal fue proclamado en 1848, estuvo limitado a la población masculina hasta 1945.

27. Sobre la evolución de esa noción, ver ‘Politeia’ dans la pensée grecque jusqu’à Aristote (Paris : Belles Lettres, 1982) de Jacqueline Bordes.

28. Nicole Loraux interpreta la noción ateniense de ciudadanía como resultado de la "pertenencia imaginaria a un pueblo autóctono" (Les enfants d'Athéna. Idées athéniennes sur la citoyenneté et la divison des sexes [Paris: Maspéro, 1981]). El mito de Erichtonoio (o Ericteo) explica, de hecho, el carácter autóctono y los orígenes de la democracia masculina, al mismo tiempo que le da fundamentos inmemoriales a la ideología ateniense de la ciudadanía.

29. Emile Benveniste, Le vocabulaire des institutions indo-européennes, vol. 1 (Paris : Minuit, 1969), p. 321.

30. Sobre el trabajo de Aristóteles y su relación con la constitución ateniense, ver Aristotle, History of Athenian Democracy (Berkeley, CA: University of California Press, 1962) de James Day y Mortimer Chambers.

31. Finley, Démocratie antique et démocratie moderne, p. 80.

32. Finley, Démocratie antique et démocratie moderne, p. 141.

33. Veyne agrega: "el liberalismo burgués organiza barcos de cruceros en los que cada pasajero debe hacerse cargo de si mismo en la mejor manera que pueda, y donde la misión de la tripulación es solo proveer los bienes y servicios comunes. A diferencia, la ciudad griega era un barco donde los pasajeros constituían la tripulación." Paul Veyne, "Les Grecs ont-ils connu la démocratie?" Diogène, Octubre-Diciembre de 1983, p. 9.

34. Para una critica liberal de la democracia griega, ver "Les Grecs ont-ils connu la démocratie?" de Paul Veyne y Democratic Theory (ver la nota 6) de Giovanni Sartori

[Extraído por Tomislav Sunic del libro de Alain de Benoist Démocratie: Le problème (Paris: Le Labyrinthe, 1985)]

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